¿Puede el arte repensar la ciudad?, ¿puede una bienal ser un agente de transformación urbana?, ¿ayudarnos a vivir de otra manera?
Estos importantes retos son los que se propone la Manifesta 15, la bienal nómada europea, que permanecerá abierta al público hasta el 24 de noviembre y que este año se aloja en, nada más y nada menos, que en doce ciudades del área metropolitana de Barcelona: como Mataró, San Adriá del Besós, el Prat de Llobregat, Terrasa, Sabadell o Granollers.
Está gran área, la que tiene la mayor densidad poblacional de Europa, alcanzando los 5 millones de habitantes, por su compleja idiosincrasia debe pensarse desde otros términos si quiere adaptarse a los retos del futuro.
Así surge hace tres años este ambicioso proyecto que cada dos años se celebra en una ciudad distinta. Aspectos como una movilidad sostenible entre ellas, el equilibrio de sus ecosistemas naturales como los ríos Llobregat y Besós, la puesta en valor de su patrimonio industrial y su arquitectura local y la exploración y debate de sus relaciones con el entorno metropolitano son algunos de los objetivos que se propone.
El punto de partida, lo reconocemos, es ambicioso. Pensar nuevas formas de vivir en armonía con el entorno ecosocial desde el respeto, trabajando con los agentes locales en asambleas públicas durante casi dos años antes de su inauguración y a través de piezas artísticas, algunas de ellas de magnitudes monumentales.
Para poder resolver esta complejidad la bienal se ha dividido en tres áreas: “Equilibrando conflictos” en el área del delta del río Llobregat, cuya parada imprescindible es la “Casa Gomis” una bellísima casa racionalista, diseñada por Antonio Bonet Castellana cuya historia está entrelazada con la vanguardia cultural de Barcelona.
Actualmente este hito de nuestra arquitectura lucha por sobrevivir ante la futura expansión del aeropuerto del Prat. En su interior han alojado piezas de Ana Mendieta, Lola Lasurt o Carlos Pérez Siquier.
La segunda parada es “Cuidar y cuidarnos”, en la zona norte de Granollers, Tarrasa, San Cugat del Vallés y Sabadell. Les recomendamos no perderse el Monasterio de San Cugat donde la artista Mónica Rikic presenta un interesante dispositivo y reflexión videográfica sobre el envejecimiento, la dependencia y los cuidados, y cómo la tecnología puede ayudarnos y acompañarnos en nuestras tareas cotidianas como ser alimentados.
La tercera parada es “Imaginando futuros” en San Adriá del Besós, Mataró y Santa Coloma de Gramenet.
El plato fuerte, sin duda, es la apertura, por primera vez en la historia de las icónicas Tres Torres de San Adriá de Besós, la llamada “Sagrada familia de los trabajadores” esas tres emblemáticas torres que seguro han visto en el skyline barcelonés y que pertenecían a una central térmica que en 2011 cayó en desuso planteando diversas alternativas para su restauración o derribo.
La sede de Las Tres Torres es apabullante. Un escenario distópico que no solo es el resultado de un importantísimo trabajo de adaptación y semirestauración, sino el especial espacio expositivo que acoge a las trece importantes piezas de una manera sobrecogedora.
Podemos destacar la recuperación del bellísimo trabajo de Aurelia Muñoz, Ocell estel b1, un móvil de telas que se pliegan y que parecen sobrevolar la arquitectura, o las monumentales telas danzarinas de Asad Raza en Prehensión que se mueven con el siroco a su paso por el Mediterraneo, Claire Fontaine (presentes también en la última bienal de Venecia) con un imponente luminoso que reza “When woman strike the world stops” o la recuperación de la película de Dziga Vertov The eleventh year, restaurada para la ocasión.
La Manifesta 15 regala a la ciudad de Barcelona y a todos sus visitantes la ocasión de repensarse y repensarnos desde el arte entendiéndolo como una herramienta imprescindible, versátil y sostenible para imaginar el futuro, un laboratorio de lo que seremos.