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Lita Cabellut cree que estaba predestinada a sumergirse en la obra de Goya. Todo surgió cuando la pintora y escultora española, la artista gitana de mayor éxito internacional —se crio en la calle y ahora sus obras se venden por decenas de miles de euros—, compró hace cuatro años una segunda edición de los Disparates, la serie de grabados más enigmática del genio aragonés.

La edición adquirida por Cabellut, fechada entre 1875 y 1877, fue rescatada por un bombero en la inundación que sufrió la Librería Bardón por la rotura de un depósito de agua. “Cuando los grabados llegaron a mí sobreviviendo a un naufragio, pensé: ¿No estará Goya diciéndome ‘es hora de que mis Disparates tengan un altavoz?’”, declara la artista, que vive y trabaja en La Haya desde hace cuatro décadas.

Basándose en estas escenas, Cabellut ha realizado una serie de lienzos y esculturas que se exhiben desde hoy en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la institución custodia de estos y otros grabados originales de Goya.

La exposición se titula Goya x Lita Cabellut. Los disparates, lleva por subtítulo “Mísera humanidad, la culpa es tuya” —una cita del propio Goya— y fue inaugurada este martes por la reina Letizia en compañía del ministro de Cultura, Ernest Urtasun.

Minutos antes, la artista confesaba a la prensa haberse sentido “aterrada” ante la idea de que sus obras se expusieran junto a los grabados de Goya, y además en una institución tan insigne como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la que el propio Goya desempeñó varios cargos, entre ellos el de director honorario.

La artista Lita Cabellut, segunda por la izquierda, junto a la reina Letizia, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y el comisario de la exposición, Eloy Martínez de la Pera. Foto: EFE/J. J. Guillén

En las 22 planchas de grabado que Goya realizó entre 1815 y 1823 —la misma época en que hizo sus Pinturas negras, poco antes de abandonar España y exiliarse en Francia—, Goya exploró las contradicciones y absurdos de la condición humana con escenas oníricas, violentas y grotescas

Las estampas se asemejan a otras series de grabados de Goya como los Caprichos y los Desastres de la guerra, aunque en este caso su interpretación es más difícil, en parte por su carácter inconcluso, la ausencia de un tema común y la inexistencia de leyendas descriptivas. En ellas vemos personajes con rostros deformes y desencajados, un grupo de personas metidas en sacos, la parca aterrorizando a unos soldados, un caballo raptando a una mujer, criaturas fantásticas, extraños artilugios para volar o una lluvia de toros.

Francisco de Goya. 'Disparate La lealtad'. [1815-1824]. Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Calcografía Nacional.

Lita Cabellut. 'Disparate La lealtad'. Técnica mixta sobre lienzo. 2024.

Estos grabados anticipan temas y rasgos formales del arte contemporáneo e incluso algunos expertos los relacionan con el psicoanálisis de Freud, que nacería casi un siglo después. No obstante, como señala el académico y exdirector de la Calcografía Nacional Javier Blas, la mayoría de los historiadores del arte coinciden en que "las estampas contienen, en clave alegórica o simbólica, un componente de denuncia de los abusos cometidos por un régimen opresor"; concretamente, el del absolutista Fernando VII, principal razón de su inminente exilio.

En una sala de paredes negras y columnas de ladrillo se exponen, junto a los grabados de Goya —los de la colección adquirida por Cabellut— los lienzos de gran formato cargados de materia en los que se aprecia la reconocible técnica mixta de la artista: primero pinta y moldea directamente sobre los modelos que posan para ella en su estudio, que son fotografiados y reproducidos en lienzos que la artista sigue pintando, rasgando, craquelando y superponiendo. Todo ello siendo consciente de que “no hay ningún tejido que soporte la pasión de Goya”. Junto a los lienzos se expone una serie de esculturas inspiradas también en los grabados, las primeras que exhibe la artista.

Francisco de Goya. 'Disparate de miedo'. [1815-1824]. Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Calcografía Nacional.

Lita Cabellut. 'Disparate de miedo'. Técnica mixta. 2024.

“Ningún artista se había atrevido a interpretar los Disparates de Goya”, afirma el comisario de la muestra, Eloy Martínez de la Pera. “Se ha hecho con los Caprichos, con la Tauromaquia, pero nadie sabe verdaderamente qué le llevó a hacer los Disparates, con temas tan sumamente diferentes entre sí, poco antes de irse a Francia en un momento de absoluta tristeza por la sociedad que le tocó vivir".

Cabellut recuerda que vio por primera vez las obras de Goya en el Museo del Prado cuando tenía 13 años, y siempre lo ha considerado uno de sus grandes maestros, junto a Velázquez, Rembrandt o Vermeer. Además de ser aragoneses (él nació en Fuendetodos, Zaragoza; ella, en Sariñena, Huesca), Cabellut cree que comparte con Goya ciertos rasgos biográficos y de carácter: “Los dos dejamos nuestro país por el hambre de aprender, de buscar cosas diferentes y comparar”, afirma.

Martínez de la Pera también considera que Goya y Cabellut tienen mucho en común. “Los dos vienen de la calle, trabajan con personajes de la calle y utilizan su arte para que no olvidemos esos aspectos que hacen que nuestra humanidad se deshumanice”.

En este sentido, opina que esta exposición es “un diálogo de dos artistas que se han dado cuenta de que la sociedad que les ha tocado vivir está llena de imperfecciones y quieren usar su arte para recordarnos que hay una enorme capacidad de bondad y que tendríamos que luchar para intentar pulir esas imperfecciones. Ambos hablan de lealtad, de verdad, del maltrato a la mujer, de la esclavitud sexual, del sectarismo, de la política, de la crítica a los poderes establecidos, de lo importante que es buscar la bondad, porque dentro del ser humano existe lo mejor y lo peor”.

Lita Cabellut. 'Disparate ridículo'. Técnica mixta sobre lienzo. 2024.

Los dos lo hacen "con un punto de esperanza en esta sociedad". Por eso, explica el comisario, este recorrido por rostros y escenas grotescas se cierra con un último cuadro blanco, titulado Paisaje lleno de caricias, que representa "la esperanza que Lita tiene en la belleza de este mundo”. 

Cabellut considera que Goya era “un artista muy anarquista”, porque rompió con “las leyes de la pintura”. También opina que su principal misión era “transmitir lo que veía en la calle”, hasta el punto de que lo define como “el periodista más valiente de este país”. “Él veía, a medio metro de distancia, atrocidades que a mí me quebrarían, pero él se iba al taller y dejaba testimonio de ello, y lo hacía porque creía en la humanidad. Los Disparates existen para recordarnos que hace doscientos años caíamos en los mismos hoyos, teniamos los mismos egos, pero también teníamos la misma fortaleza y la misma divinidad”.