La espléndida efervescencia artística de República de Weimar en CaixaForum
- Una exposición recorre lo más granado de la Alemania de entreguerras, un momento de exuberancia creativa y cultural germen, entre otros, de la Bauhaus.
- Más información: La República de Weimar: un hervidero cultural en medio de la incertidumbre
Estamos ante una exposición de gran interés y de un notable alcance. Eso sí, de entrada, conviene indicar que no se trata propiamente de una exposición de arte. El enfoque se centra en la teoría de la cultura, y de ahí la atención a los procesos históricos, las dimensiones sociales, la política, el pensamiento científico y filosófico, así como al conjunto de las artes.
Con ese planteamiento se nos sitúa en lo que tiene lugar en Alemania en el periodo de entreguerras, en todo lo que se desplegó entre las dos guerras mundiales en el siglo XX: 1914-1918 y 1939-1945. Y en el final del recorrido se plantea también, como epílogo, la cuestión de en qué medida aquello tiene ecos o reflejos hoy.
Ese retorno al pasado supone una auténtica puesta en escena, en busca de la inmersión y el diálogo con los públicos. Para ello, se utiliza una gran variedad de soportes: inscripciones textuales, fotografías, música, artefactos interactivos, pinturas, esculturas, y proyecciones fílmicas.
La evocación inicial se despliega con un vídeo que tiene como referencia la primera novela de Thomas Mann, Los Buddenbrook (1901), centrada en los acontecimientos de una familia durante cuatro generaciones, entre 1835 y 1877. Y también con la alusión al gran desconcierto y agitación que provocó el estreno en París, en 1913, de La consagración de la primavera, de Ígor Stravinski.
Los tiempos estaban cambiando, y el 28 de junio de 1914 se produjo en Sarajevo el atentado contra el príncipe heredero austriaco y su esposa, que fue desencadenante del inicio de la guerra mundial. Con ello tuvo lugar la caída de cuatro grandes imperios: el austrohúngaro, el alemán, el otomano y el ruso, así como el surgimiento de nuevas naciones.
Se señala que tras la Primera Guerra Mundial ni Alemania ni las otras naciones volvieron a ser como antes. Y se evoca El mundo de ayer (1942), de Stefan Zweig, publicada también en tiempos de guerra, en la que el escritor evocaba la desaparición de aquella época que habría sido “la edad de oro de la seguridad”.
En Alemania, ese proceso condujo a la formación de la República de Weimar, que duró entre 1918 y 1933, hasta que se impuso el dominio del nazismo. Sobre este periodo, en la muestra se indica, a través de datos y dispositivos documentales, que allí se daba entonces una división entre dos Alemanias, entre la nostalgia del imperio desaparecido y una nueva Alemania ilustrada. La República de Weimar tenía como sus referencias sociales la razón, la democracia y la igualdad, y este último aspecto permitió por vez primera el sufragio femenino.
Es en ese proceso donde tiene lugar el hito histórico de la nueva consideración de la mujer como “trabajadora”, en paralelo con los varones. Y también se destaca el proceso intenso de creatividad en las artes, que se abren a nuevas pautas de expresión y la utilización de nuevos soportes. En esa línea, destacan entre las piezas reunidas los retratos fotográficos de August Sander, las películas El gabinete del Dr. Caligari (1920) de Robert Wiener y Metrópolis (1927) de Fritz Lang, así como los grabados, pinturas y esculturas de John Heartfield, Georg Grosz, o El Lissitzki.
En todo ese proceso, se va produciendo una intersección cada vez más intensa entre arte y técnica, que dio lugar al desarrollo del movimiento de La Nueva Objetividad.
también en ese sentido a la formación de la Escuela Bauhaus fundada en 1919 por el arquitecto Walter Gropius, y que se mantuvo activa hasta 1933. El término alemán Bauhaus es una síntesis de dos palabras: Bau (construir) y Haus (casa), así que Bauhaus quiere decir “construir una casa”.
Esa voluntad de construir lugares donde habitar empleando para ello un conocimiento profundo del diseño, el dibujo, la pintura y la técnica tuvo así un impulso notable. Y en la muestra se han reunido fotos, objetos, grabados, una reproducción del taller escénico de Gropius y dos pinturas de Lászlo Moholy-Nagy junto a otras dos de Paul Klee.
El crecimiento de las ciudades y la confrontación entre los individuos y las masas fue haciéndose muy intenso, y sobre ello encontramos un interesante registro en la película documental Berlín: La sinfonía de una gran ciudad (1927), de Walter Ruttmann, que también puede verse en la muestra. La incertidumbre se abre camino. Y una cita de Friedrich Nietzsche –“Toda visión es esencialmente perspectiva, como también lo es todo conocimiento”– nos sitúa ante los nuevos planteamientos de la ciencia (con referencias a Einstein y Niels Bohr) y de la filosofía (en este caso remitiendo a Ernst Cassirer y Martin Heidegger).
Weimar tenía como referencia la razón, la democracia y la igualdad. Este aspecto permitió el sufragio femenino
En esa situación compleja llegaría el final de la República de Weimar con el ascenso del nazismo. Del espejo abierto de la razón, la democracia, y la creatividad se había pasado al horizonte inmensamente trágico de la opresión, la guerra y la muerte de la humanidad. Ahí se sitúa la interrogación del epílogo de esta intensa y conmovedora muestra: ¿dónde estamos en el mundo de hoy, hacia dónde se dirige nuestro presente incierto…?