Miquel Barceló en la galería Elvira González. Foto: Matias Chiofalo / Europa Press.

Miquel Barceló en la galería Elvira González. Foto: Matias Chiofalo / Europa Press.

Arte

Miquel Barceló vuelve a los panes, los peces y los toros: "Solo pinto lo que mato o como"

El artista mallorquín presenta en la galería Elvira González 'Flores, peces, toros', una vuelta a sus temas clásicos: el mar, los bodegones y la tauromaquia. 

Más información: Miquel Barceló: "Pintar es equivocarse. Nadie pinta lo que quiere, sino lo que puede"

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Miquel Barceló (Felanitx, 1957) ha traído a la Galería Elvira González de Madrid nueve pinturas, 24 cerámicas, 13 acuarelas y una lagartija viva. "Vino con la obra desde Mallorca", dice el artista en la inauguración la exposición Flores, peces, toros, con la que el pintor y escultor regresa al mar, a los bodegones y a los picadores. Todo mezclado, "como en el taller". 

Miquel Barceló. Foto: Matias Chiofalo / Europa Press

Miquel Barceló. Foto: Matias Chiofalo / Europa Press

Mientras el pequeño reptil campa a sus anchas por el espacio madrileño acaparando todas las miradas, Barceló recorre sus obras, muchas inéditas, casi con timidez y recato. No le gusta explicar su trabajo, prefiere el color a las palabras. "Se ve lo que es. A mí lo que me gusta es lo que no acabo de entender, como casi siempre", dice. 

El rojo, amarillo, negro, azul, todos ellos se entremezclan y se superponen en las plazas de toros y en las aguas marinas que protagonizan sus cuadros y sus esculturas. En sus últimos trabajos, Barceló no ha querido salirse del guion, "solo pinto lo que mato o como""No me canso de ver los peces debajo del agua, los pinto con el mismo placer con el que los miro", asegura, aunque reconoce: "Pesco mucho, algunos pescados sí que he matado, tal vez demasiados". 

A Barceló, que acaba de publicar sus memorias De la vida mía (Galaxia Gutenberg), le interesa la aleatoriedad de las cosas. Cuando comienza a trabajar en un lienzo, nunca sabe qué es lo que va a acabar siendo. Lo que en un principio era una espiral acaba siendo un ruedo, aunque incluso en ellos también hay algo de ese ambiente marino. "Las planchas de los burladeros del coso parecen cáscaras de langosta y el torero podría ser un mero", explica el pintor sobre uno de sus lienzos. 

Miquel Barceló, 'La Cuadrilla', 2024. Foto: Galería Elvira González

Miquel Barceló, 'La Cuadrilla', 2024. Foto: Galería Elvira González

Dividida en tres partes, la tauromaquia ocupa gran parte de la muestra, que podrá verse gratuitamente hasta el 29 de marzo. Para él, los toros son un gran reloj de la vida y la muerte y le gustan precisamente porque ahora "son un tema del siglo pasado". No es mi voluntad pintar toros, me sale así. Me gusta eso que sucede tan intenso en un pequeño espacio. Es como un teatro, el teatro de la vida", reconoce.

En La cuadrilla, el mallorquín homenajea a la figura taurina del Don Tancredo, un personaje cómico, usualmente vestido de blanco, que se sitúa inmóvil en el ruedo. "José Bergamín decía que la política española era como dontancredos", ríe Barceló, quien ha decidido pintar tanto a la cuadrilla como al picador de blanco en su cuadro dispuestos como "figuritas de belén". 

Miquel Barceló. Foto: Matias Chiofalo / Europa Press.

Miquel Barceló. Foto: Matias Chiofalo / Europa Press.

De gran formato también son los lienzos "tropicales" de la segunda sala, dedicados a peces exóticos y un gran vanitas con unas vasijas del siglo XVIII, casi rococó, y dos calaveras donde la pintura está difuminada. "El proceso de borrar es lo más interesante", señala el pintor. El artista considera la cerámica una extensión de su pintura —"Viene a ser lo mismo", llega a decir—de ahí que no duda en trasladar los temas de formato sin problema. "Intento explorar lo mismo a veces con papel, a veces con cerámica, solo cambia la rapidez con la que lo hago". 

En la muestra se encuentra una de las cerámicas de su viaje a África en los 90, que simula una cabeza de pescado, moldeada "a puñetazos", y otra donde la imprevisibilidad del horno ha conseguido sacarle lágrimas a los peces. "Puse unas canicas a modo de ojos y se fundieron en el horno, lo que se tradujo en unas lágrimas verdes", apunta el artista. También se encuentran otro tipo de máscaras que sirven como autorretratos, en la que se puede ver al propio Barceló tumbado en una almohada.

Al preguntarle sobre si ha cambiado en algo desde que en los 80 empezó a indagar en estos temas, Barceló, de mirada distraída y deje afrancesado, duda al responder. "Aunque no soy distinto, sí lo veo diferente. Espero haber aprendido algo", concluye el mallorquín, quien se encuentra trabajando en los esperados tapices y lienzos que formarán parte de la decoración de Notre Dame.