Clara Montoya en la pieza '40 Hz', 2024. Foto: Olivier Dupont / Clara Montoya.  A la izquierda, retrato de Nora en su estudio, 2024. Foto: Nora Aurrekoetxea / Ander Agastiberri

Clara Montoya en la pieza '40 Hz', 2024. Foto: Olivier Dupont / Clara Montoya. A la izquierda, retrato de Nora en su estudio, 2024. Foto: Nora Aurrekoetxea / Ander Agastiberri

Arte

Clara Montoya y Nora Aurrekoetxea revientan las reglas de la escultura

Las dos artistas inauguran este sábado en las galerías madrileñas F2 y Juan Silió, respectivamente. Hablamos con ellas de sus últimos trabajos.

Más información: Marta Soul y María Antonia García de la Vega: dos fotógrafas en el objetivo

Publicada

¿Cómo convertir la historia del río Whamganui (Nueva Zelanda), al que se le ha otorgado la categoría jurídica de persona, en escultura?, ¿cómo intercambiar las categorías de función y ornamento en un objeto cotidiano?

Insolentes preguntas –en apariencia irresolubles– cuya mera enunciación hace saltar por los aires la ideosincrasia de la escultura clásica son las que se hacen estas dos artistas, Clara Montoya (Madrid, 1974) y Nora Aurrekoetxea (Bilbao, 1989). Dos de las escultoras cuyo trabajo, afilado y entusiasmante, bello y útil, cabe señalar.

Hemos conversado con ellas (aunque haya sido por vídeoconferencia) con motivo de sus inauguraciones en Madrid. Montoya presenta De cuerpo en cuerpo en F2 y Nora Aurrekoetxea Suelos brumosos, cielos mojados en Juan Silió. Parecen –y son– muy diferentes, pero desvelamos lo que tienen en común: no tener ídolos, construir desde lo positivo y dejarse arrastrar por la corriente del río que les bañe en cada momento.

Clara Montoya: '69' (fotograma). Foto: Clara Montoya

Clara Montoya: '69' (fotograma). Foto: Clara Montoya

Pregunta. La primera confluencia son sus experiencias de trabajo colectivo. Nora con Okela y Clara con Celesta. ¿Cómo repercuten en sus procesos individuales?

Clara Montoya. Yo empecé en Bélgica. Soy artista por los belgas, por un simposio de land art. Me fui de Erasmus y, con un colectivo, empecé a hacer piezas en el bosque. Ahora en Carabanchel estamos arrancado Celesta. Es una parte muy importante de mi vida. Algo que me nutre muchísimo, como ser humano y a mi parte creadora. Es abono y calorcito para el corazón.

Nora Aurrekoetxea. Totalmente de acuerdo. Todos estos procesos, los artísticos, pero también los vitales, pasan por lo colectivo. Hace solo cinco años que empecé a trabajar individualmente, antes lo hacía con Laura Ruiz Sáez como dúo. Creamos Okela desde el deseo de abrir un espacio de conversación con otras generaciones del contexto vasco, en el que, a su vez, está muy insertado lo colectivo desde la política y los movimientos sociales.

»Hay una cuestión identitaria en lo asociativo que incluso se refleja en la economía, en la abundancia de cooperativas, por ejemplo, y en los sistemas relacionales, emocionales y de cuidado. Esto influye en el hacer. Lo colectivo siempre me ha atravesado. Me gusta incorporar metodologías que incluyan otras voces; siempre intento encontrar a personas que me hagan de espejo para poder verme.

Vista del estudio de Nora Aurrekoetxea. Foto: Nora Aurrekoetxea

Vista del estudio de Nora Aurrekoetxea. Foto: Nora Aurrekoetxea

P. Ambas han realizado el máster de escultura del Royal College of Art de Londres y algunas residencias como la Cité Internationnale des Arts de París. ¿Cómo de importante ha sido formarse en el extranjero?

N. A. Para mí ha sido crucial. Me dieron la beca Botín y fui a Londres a hacer el máster. Supuso una doble ruptura, con mi colectivo y con mi idioma. Fue un antes y un después en todos los aspectos. Sigo viviendo fuera desde hace 9 años, es algo que me alimenta muchísimo.

C.M. Yo hice Bellas Artes dos veces, primero en la Complutense, aunque fue demasiado técnica. Fui a aprender inglés a Londres y trabajé en una tienda de pinturas donde todos mis compañeros estudiaban arte. Me contaron cómo funcionaba allí, que era self-driven, es decir, que tú tienes que generar ideas y defenderlas. Decidí volver a empezar. Entonces, en el Royal me dieron una beca. Lo más difícil fue entrar, una vez dentro disfruté de muchísima libertad.

De la ciencia, una obra

P. Un tercer punto en común es la introducción de la naturaleza y los procesos biológicos en su práctica. ¿Cómo influyen en su trabajo?

N. A. Yo empecé a estudiar sexología en Incisex mientras estudiaba Bellas Artes y es lo mejor que he hecho en mi vida. No he encontrado una pedagogía así en ningún lugar. Es un sistema viejo pero moderno. La ley de oro era no dar respuestas a las preguntas, ponían tu cerebro a cocer a fuego lento. Al principio me generaba muchísima ansiedad, pero luego entiendes el poder de esa lentitud. Para mí es crucial. Al principio no la incluía en mi práctica, hasta que me fui a Londres y ahí, por primera vez, me pidieron escribir sobre mi trabajo y volví a la sexología.

Clara Montoya: 'Ignota' (pieza en proceso), 2024. Foto: Clara Montoya

Clara Montoya: 'Ignota' (pieza en proceso), 2024. Foto: Clara Montoya

C.M. Yo hice ciencias puras en el colegio. Siempre pensaba que iba a hacer Ingeniería Genética pero me replanteé mi vida y pensé que iba a ser menos peligrosa haciendo arte [risas]. Me interesa esa mirada que piensa un ecosistema universal y multiversal. Todas las cosas que comes o tocas tienen una vida y un tiempo del que ni siquiera somos conscientes.

»Intentar ver la complejidad de lo que nos rodea y de nosotros mismos me parece precioso. Es la manera que tengo de mirar el mundo. Hace poco han descubierto que el agua se evapora con la luz, no solo con el calor. Esos procesos me inspiran.

Nora Aurrekoetxea: 'Capturas', 2024. Foto: Nora Aurrekoetxea

Nora Aurrekoetxea: 'Capturas', 2024. Foto: Nora Aurrekoetxea

P. Usted fue la primera artista becada del CNIO, ¿qué investigó allí y qué opina del conflicto con su programa de arte y la crisis de su gestión?

C.M. Es una pena. El escándalo se puede leer en varios niveles. También cuestiona la posición del arte en España en relación con la ciencia. Hay otros programas muy chulos, los del CERN, por ejemplo. Deberíamos no ver el arte como algo superfluo, hay momentos en que nos salva. Una poesía nos puede ayudar en momentos de tristeza extrema. Allí me dieron total libertad.

»Aún no es posible ver ni medir una célula en funcionamiento, es un lugar misterioso, como los confines del universo, pero hacia adentro. Y entonces hice una pieza sobre eso. Sobre la idea del misterio de la investigación. Hablaba del interior de la célula y al mismo tiempo de la idea del cáncer. El CNIO es un sitio increíble y creo que tiene que ser más accesible y más público, y el arte tiene la capacidad de hacerlo.

Clara Montoya: 'Memento 1 y 2 bis', 2023. Foto: Clara Montoya

Clara Montoya: 'Memento 1 y 2 bis', 2023. Foto: Clara Montoya

P. Nora, está ahora en Ámsterdam, en la Rijksakademie donde tiene una residencia de dos años, ¿en qué trabaja allí?

N.A. Un popurrí. Tengo muchas ganas de hacer cosas y está siendo un problema, porque esa abundancia me abruma y no me concentro. Es algo que me pasa en lo cotidiano, cuando hay muchos estímulos me apago. Este año he decidido no luchar contra eso, aceptar que me he metido en un río y que me arrastra.

»Estoy teniendo una relación más directa con lo arquitectónico, haciendo cosas funcionales. Parto de elementos que tienen que ver con lo doméstico, pero cambiando la perspectiva, jugando con la escala, volver a lo pequeño. Agujeros, escritura automática… Suelo trabajar con la performance en paralelo a la escultura para abrir otras preguntas a las que no accedo desde lo material.

Ornamento y delito

P. Cuéntennos, ¿qué podremos ver en Juan Silió y F2?

C.M. Presento un trabajo derivado del CNIO, dos piezas de giro con un cristal transparente que quizá pinte, estoy aún jugando. He pedido un montaje largo para cerrar piezas en sala. Soy, en el fondo, una pintora tímida que hace esculturas. También presento un banco que emite una vibración, un sonido de 40 Hz, que es una de las maneras que han conseguido encontrar, hasta ahora, para detener el avance de las placas amiloides, que son las responsables del avance del Alzheimer. Si sometes tu cuerpo a 40 Hz detienes su avance.

»Me interesa que las piezas sean útiles, que se inmiscuyan en la vida del espectador. Esta es una obra para curar, que era algo que también necesitaba yo desde la muerte de la pareja de mi padre, que murió de esta enfermedad.

Vista del estudio de Nora Aurrekoetxea. Foto: Nora Aurrekoetxea

Vista del estudio de Nora Aurrekoetxea. Foto: Nora Aurrekoetxea

N.A. Qué bien escucharte decir, Clara, que vas a cerrar piezas en el montaje, porque yo también tengo procesos abiertos. Se me hace complicado a la hora de contarlos. A veces las estructuras no son tan flexibles como nuestras prácticas. Presento unas piezas de látex. Llevaba tiempo atraída por la idea de escultura blanda: toallas y colchones hinchables.

»Me interesa pensar en un objeto que sirva para acoger a un cuerpo, esa capacidad de acoger y ocupar el espacio. La problemática del doblar que es algo que aparecerá bastante en la exposición. Habrá también una reflexión sobre el ornamento y su función.