Image: Proyectos de ciencia-ficción

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Arquitectura

Proyectos de ciencia-ficción

VII Muestra Internacional de Arquitectura de Venecia

28 junio, 2000 02:00

Zaha Hadid. Gran Bretaña

La Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia, que se abrió al público el 18 de junio y que podrá visitarse en los Jardines de Castello y en el Arsenal hasta el 29 de octubre, ha otorgado el Premio al mejor pabellón a España. El italiano Massimiliano Fuksas, su director, ha propuesto una reflexión sobre la ciudad del futuro y el lema "más ética, menos estética" a los arquitectos jóvenes. Uno de ellos, Antón García-Abril, seleccionado por Alberto Campo Baeza para el Pabellón Español, ofrece a los lectores de EL CULTURAL, a su vuelta de Venecia, una valoración crítica de las tendencias que han quedado reflejadas en la Bienal, y de la posición española en el contexto internacional.

La VII Muestra Internacional de Arquitectura en la Bienal de Venecia de este año 2000, con la que se inaugura el siglo, agrupa un panorama amplio de lo que internacionalmente se está proponiendo para la construcción de la "ciudad ética frente a la ciudad estética". Son cerca de 1.750 participantes, entre los pabellones nacionales (una treintena), invitados y proyectos en Internet. Nuevas sensibilidades que desde una óptica global abordan problemáticas urbanas diversas pero con objetivos comunes. El debate abierto por el director de la Mostra, Massimiliano Fuksas, reúne un amplio espectro de formas y actitudes para enfrentarse a la ciudad del futuro.
Se observa que la intensidad plástica con la que se ofrecen las ideas son muchas veces el resultado de la carencia de proyectos arquitectónicos rigurosos que se enmascaran en brillantes interpretaciones gráficas de conceptos propios de la arquitectura pero alejados de concreciones espaciales. Entre todo este juego especulativo que se ha visto por los distintos pabellones de la Bienal, ha destacado brillantemente la selección del pabellón de España, comisariado por Alberto Campo Baeza en colaboración con Eduardo Pérez-Gómez, que ha merecido el Premio al mejor pabellón, por su contenido y por la eficacia y sencillez del montaje. El Pabellón, que permanecerá abierto hasta el mes de octubre, ha recibido el apoyo de los cargos políticos españoles, que celebraron el Premio al mejor pabellón de la Bienal 2000 junto con un gran numero de arquitectos mundialmente reconocidos como, David Chippefield, Hans Hollein, Stéphane Beel, Luigi Snozzi o Peter Zumptor, que felicitaron a Campo Baeza por el montaje y la elección de los arquitectos jóvenes cuyos trabajos se exponen.

La tendencia que refleja esta Bienal es un amplio catálogo de arquitecturas que se auto-referencian y buscan signos del método por el que se producen, racionalizando complejos sistemas derivados en formas e imágenes que poco tienen que ver con la creación de espacios arquitectónicos. Es sin embargo un gran laboratorio de iconos que, propiciados por la proliferación y dominio de herramientas informáticas aplicadas a la generación de formas, se depurará bajo criterios meramente arquitectónicos. La globalización de la cultura en la que estamos inmersos hace que se exhiban proyectos conceptualmente idénticos en distintos puntos del planeta, una corriente que arrastra a todos aquellos arquitectos fascinados por la iconografía electrónica, liderada por los norteamericanos Greg Lynn, Hani Rashid y el equipo proveniente de la Universidad de Columbia. Los holandeses MVRDV siguen planteando sus propuestas de ámbito territorial, buscando la ciudad universal, paradoja y utopía que potencia un entendimiento global de la urbanística en metaciudades cuya traza parece haber salido de los diagramas de formateo informático. En definitiva, la ciencia ficción parece haber calado en las inquietudes de los arquitectos, y la supremacía poderosa de la imagen ante el espacio parece aniquilar actuaciones que se extiendan a la escala humana. Sí hay, sin embargo, una sensibilidad unánime de incorporar a la arquitectura todo aspecto relacionado con la ecología y el paisaje y resolver problemas de índole social y nuevos modos de relación humana. Superada la deconstrucción, cuya base intelectual es espacial y constructiva, la inquietud por la forma líquida se agota por ser espacialmente inocua, aunque rica perceptivamente, retomando viejos temas representados con nuevas herramientas.

No es así la joven arquitectura española que ha destacado por su coherencia y cohesión, inmune al virus informático que inunda la escena internacional, con brillantes propuestas y realizaciones, en sintonía con los mejores y auténticos arquitectos que construyen nuestras ciudades, Oiza, Moneo, Campo Baeza, Navarro Baldeweg, y en total sinergia con las actuaciones que realizan internacionalmente los maestros Zumptor, Siza, Koolhas, Herzog & De Meuron...

La sutil aproximación entre la ética y la estética es quizá el modo de abordar un nuevo humanismo donde, a partir de la veloz transmisión del conocimiento por un mundo nuevo y virtual creado por el hombre fuera de su propia dimensión, la arquitectura participe activamente en retomar aspectos cercanos a la naturaleza.