La lógica de la construcción
Quintans, Raya & Crespo presentan una piscina y dos edificios en Galicia
13 marzo, 2002 01:00A la izqda., el complejo de la piscina de Arzúa. En el centro, las oficinas de La Coruña. A la dcha., la cafetería en la playa de Balarés
El equipo formado por los arquitectos Carlos Quintans Eirás, Antonio Raya de Blas y Carlos Crespo González desarrolla principalmente su actividad en Galicia, los tres son profesores de la Universidad de La Coruña. El estudio ha desarrollado un modelo de piscinas que se repite en distintas localizaciones, y la de Arzúa es el último ejemplo construido. Con ellas plantean una arquitectura de volúmenes sencillos que pueda adaptarse a las condiciones específicas de las distintas zonas. Los elementos que conforman la tipología son un muro de hormigón que delimita el perímetro de la parcela y que contiene los distintos volúmenes construidos, generados en torno a patios. Crean así un elegante juego entre la materialidad del hormigón y la madera cuya huella entablada dialoga en escala y textura con el hormigón. Los espacios de la piscina se proyectan en un patio ajardinado desdibujando los límites a partir de una sabia disposición volumétrica del cajón de madera sobre la cerca de hormigón. La escala de los revestimientos interiores se adapta al espacio aportando una nueva lectura de ambos materiales para que la ambigöedad espacial de la transición dentro-fuera no escape de la lógica constructiva. Este edificio fue seleccionado en la Bienal de Arquitectura Española 2001 y ha obtenido los premios COAG 2000 y el premio Julio Galán 2001, otorgado por los Colegios de Arquitectos de Galicia, Asturias y Castilla-León.Otro pequeño edificio en la playa de Balarés, en el municipio coruñés de Ponteceso, ha merecido una mención especial del jurado AR+D Emerging Architecture 2001 de la Architectural Review. Se trata de una cafetería en el estuario del río Anllóns, uno de los paisajes más emblemáticos de la Costa da Morte, enmarcado por la presencia del Monte Branco y con unas impresionantes vistas a la ría de Corme. En este entorno, sobre unas antiguas instalaciones de un lavadero de mineral de wolframio, han construido un pequeño edificio de cafetería y un puesto de protección civil, que aprovecha una antigua estructura de terrazas existentes a base de plataformas de hormigón y unos muros de mampostería de piedra, sobre cuya canal superior iba antiguamente decantando el mineral en su recorrido hacia el muelle. Es una única pieza, un prisma de hormigón con dos grandes aberturas en el frente y en la cubierta, apoyado en vuelo sobre la plataforma. Con el mismo lenguaje desarrollado por los arquitectos en las piscinas, enfrentando hormigones y madera, se construye el pabellón de menos de 100 metros cuadrados, cuyo sencillo juego de huecos relaciona el espacio con el entorno a modo de gran mirador.
Con un lenguaje completamente distinto, el proyecto de oficinas construido en La Coruña en un polígono industrial, ensaya los juegos de veladuras y transparencias producidas por las pieles de vidrio. Se aprovecha para la ampliación de las oficinas la estructura metálica existente de la nave, construyendo una nueva envolvente que combina piezas de vidrio translúcidas y planos de vidrio laminar transparente. La manifiesta ambigöedad aparece en los patios insertados entre el plano de fachada y las estancias interiores a modo de colchón térmico y espacio de transición entre el juego de envolventes. La obra de Quintans, Raya & Crespo desarrolla una honesta inquietud por la construcción, con una sensibilidad acorde con la visión estética que nos aporta Santo Tomás: para que haya belleza se requieren tres condiciones. Primero, la integridad o perfección; segundo, la debida proporción y armonía, y por último la claridad, y así a lo que tiene un color nítido se le llama bello.