Image: La fabricación del paisaje

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Arquitectura

La fabricación del paisaje

Burgos y Garrido redefinen los límites de Madrid

18 diciembre, 2008 01:00

Puente oblicuo. Parque del Manzanares

Francisco Burgos y Ginés Garrido son doctores arquitectos y profesores de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Llevan casi 20 años de práctica profesional en los que han trabajado principalmente en la construcción de la vivienda social, labor por la que han obtenido una larga lista de premios en concursos y distinciones profesionales.

El más brillante de sus proyectos residenciales es sin duda el de las 170 viviendas que han construido en el nuevo barrio de Sanchinarro, en Madrid. Ellos promulgan la modestia como valor dentro de un sistema urbano ordenado y homogéneo. "El mejor barrio no está formado por obras singulares", afirman. Sin dejar de tener razón, su proyecto en Sanchinarro, junto con las viviendas realizadas por el estudio holandés MVRDV, son las más singulares del barrio, siendo éstas de Burgos y Garrido menos icónicas, más serenas y mejor integradas en la nueva y agria ordenación urbana de un nuevo trazado del barrio.

Mientras que las viviendas de los holandeses realizadas junto a Blanca Lleó tuvieron siempre el deseo de alzarse sobre la trama urbana, las de Burgos y Garrido quieren pertenecer a ella y resolver su singularidad entre sus límites. El edificio conserva la alineación con las manzanas colindantes, y se ofrece con una cierta mímesis volumétrica con sus vecinas. Parten de una premisa inicial: ni bloque ni manzana. Ordenan por ello el volumen con una forma que se retuerce hacia el interior, abriéndose al sur y alzándose sin perder la unidad en una torre de mayor altura que indica la entrada a un espacio interior diferente, de escala doméstica. La cara exterior del volumen se construye con un elegante prefabricado de hormigón tintado en tono oscuro y estriado, "modelando un volumen, sin renunciar a cierta vibración, a formar un conjunto urbano sosegado, al tiempo que aportan identidad al conjunto".

El gesto tiene un precedente en Sáenz de Oiza, y tal y como hiciera el maestro en las viviendas de la M-30, dibuja un interior mucho más amable, en este caso en blanco liso, abierto a un jardín privado. El diseño de las viviendas, sin salirse de los cánones impuestos, es de gran rigor y claridad, resolviendo no obstante diferentes tipologías y tamaños como requerimiento habitual en las viviendas sociales. Gran parte de ellas, las de mayor tamaño, abren sus ventanas tanto al jardín interior como al barrio exterior. La armonía entre los aspectos constructivos y la forma general del edificio es excelente, siendo la coherencia entre la idea y su resolución material el mayor logro.

Actualmente están trabajando en un proyectos para la ciudad de Madrid, me atrevería a decir el más imporante desde su fundación como villa: el Parque Lineal del Manzanares que culminará la poderosa obra de ingeniería que ha soterrado la M-30 liberando las riberas del Río Manzanares para ser flanqueado por el "Salón de los Pinos". Una propuesta cuyo nuevo paisaje borrará definitivamente los límites que impuso la autopista y conectará la ciudad con la Casa de Campo, creando un espacio público único que la ciudad de Madrid necesita.