Image: La casa más verde

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Arquitectura

La casa más verde

Llega la vivienda solar al alcance de todos

9 julio, 2010 02:00

La LAB HOUSE del Instituto de Arquitectura Avanzada de Catalunya. Fotografía: Adrià Goula

La exhibición Solar Decathlon, celebrada recientemente en Madrid, ha dejado una huella más que ecológica en la ciudad. Este programa, del Departamento de Energía del Gobierno de los Estados Unidos, que reta a estudiantes de todo el mundo a competir en el diseño de prototipos de viviendas solares, saltó este año por primera vez a Europa, en busca de talento y nuevas aproximaciones al problema, y tuvo en Madrid su mejor escenario. La pradera del Príncipe Pío, aún sin urbanizar, que se incluye dentro del proyecto Madrid Río, fue la plataforma óptima para la implantación de la Villa Solar 2010, donde las propuestas desarrolladas por universidades de todo el mundo vieron la luz. Porque el lugar no pudo estar mejor elegido: un descampado, llano y sin obstáculos, que permitió a los 17 prototipos tomar la orientación adecuada para someterse a concurso en igualdad de condiciones, y un sol intenso que consiguió poner a prueba el rendimiento de los sistemas de aislamiento y captación solar.

Las premisas bajo las cuales se construyeron estas propuestas, son comunes: en un máximo de 74 m2, conseguir una máxima eficiencia energética, reducir el impacto medioambiental de los materiales empleados, garantizar la viabilidad de su producción industrial, integrar los sistemas bioclimáticos activos y pasivos en la arquitectura, crear espacios interiores sugerentes, y todo ello a un precio que pueda competir en el mercado. Requisitos no siempre fáciles de cumplir, pero necesarios para que las propuestas resulten creíbles y supongan alternativas reales para el presente.

Las estrategias de ahorro energético emplean desde los sistemas pasivos propios de la arquitectura tradicional, que siguen siendo los más inteligentes y económicos (orientación, forma compacta, masa térmica, aislamiento, sombreado y ventilación natural), a sistemas activos que en su mayoría nos resultan familiares (colectores solares para la producción de agua caliente, células fotovoltaicas para el abastecimiento de energía eléctrica, torres de viento para la refrigeración interior…). La novedad aquí no es tanto la tecnología sino su aplicación a escala doméstica, que acerca la ciencia más puntera al verdadero usuario.

Las oportunidades que nos brindan estos prototipos de casa solar son evidentes y los precios de fabricación cada vez más razonables: de los 160.000 euros que ha costado construir la casa Low3 de la Universidad Politécnica de Cataluña, a los 500.000 euros de Armadillo Box desarrollada por la Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Grenoble.

A nivel arquitectónico, hay mucho que mejorar, pero esta competición nos ha dejado un mensaje claro: la tecnología está ahí, la construcción puede incorporarla, los precios son cada vez más competitivos y el beneficio a todos los niveles es evidente. Si tras esta muestra, la arquitectura ha conseguido educar a las instituciones que la han promovido, a las empresas que la han patrocinado y, sobre todo, a quienes la han habitado durante unos minutos estos días, ya se ha dado un paso más en la dirección adecuada. La ganadora ha sido la casa presentada por la universidad americana de Virginia State, inspirada en la casa Farnsworth de Mies van der Rohe. Sin embargo, el público ha premiado una propuesta radicalmente distinta.

Comparto con el público la elección de la casa presentada por el IAAC, Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, cuyos estudiantes, dirigidos por Vicente Guallart, han provocado un gran debate:¿La arquitectura puede resolver los temas energéticos, produciendo sombra, moviendo el aire, generando espacios sociales distintos, buscando una mejor y más eficiente manera de vivir, o es la técnica la que, manteniendo nuestros hábitos de vida permitirá el equilibrio termodinámico? Modelo europeo versus modelo americano. El IAAC apuesta por la arquitectura, y han quedado los últimos en las mediciones de los sensores y los primeros por el espacio generado para el público. Los últimos serán los primeros.