Contenedores con firma propia
El museo del siglo XXI se debate entre el icono y la esencia
13 mayo, 2011 02:00Planificación de la isla de los museos de Berlín
El próximo 18 de mayo es el día internacional de los museos. Aprovechamos el momento para analizar los últimos proyectos internacionales, museos que se convierten en iconos, grandes contenedores que no siempre piensan en el contenido. Una exposición en el CDAN, en Huesca, recoge los más llamativos.
La exposición es la continuación de Museos para un nuevo milenio que se inauguró en el 2000, promovida por Art Centre Basel, y cuyo éxito invitó a su ampliación actual. Después de haber recorrido muchas ciudades y haberse refrescado con las últimas propuestas, esta edición presenta 27 proyectos de museo, acabados o en progreso, desarrollados entre 2000 y el 2010.Con ellos se plasma la "tendencia" y se replantea la vieja pregunta de si un museo debe relacionar su espacio con la colección, si la función determinará o quedará impuesta por la forma o si un contenedor volumétrico cualquiera puede llegar a albergar continente de valor artístico o histórico.
Las nueva pregunta que subyace al conocer los últimos proyectos internacionales en desarrollo sería discriminar el papel que la arquitectura, o mejor dicho, el arquitecto creador, puede tomar. Y el desafío que la arquitectura actual lanza sobre los principios que Mies sabiamente enumeraba, sobre el valor intrínseco de la misma, basado en lo universal, contra la expresión particular volcada en el diseño del espacio museístico. La "presencia" del arquitecto, y su "seña de identidad" dentro de la ciudad chirría en el momento actual, y esta exposición sin embargo destaca aquellos proyectos en los que lo icónico de la arquitectura se muestra como un activo de gran valor.
Especial atención en la exposición hay que darle al gran proyecto de Museumsinsel Berlin, donde un equipo completo de arquitectos y diseñadores -David Chipperfield Architects, H.G. Merz, Heinz Tesar, Büro Prof. O. M. Ungers, Hilmer & Sattler und Albrecht, Levin Monsigny and Polyform- trabajan en la restauración y la reorganización de la isla de los museos. El reciente Mies van der Rohe de Arquitectura Europea ha premiado el proyecto de Chiperfield, como una elegante y sabia respuesta del contenedor reconstruido con la memoria, el tiempo y la ciudad de Berlín.
Son 27 estudios muy reconocidos -Zaha Hadid, Jun Aoki, Shigeru Ban, Mario Botta, Frank Gehry, Fumihiko Maki, Jean Nouvel, Coop Himmelb(l)au entre otros- los que componen la exposición de maquetas, fotografías, interpretaciones digitales, proyectos, bocetos así como animaciones y vídeos en DVD. Sin embargo, la muestra no sólo intenta la discusión en cuanto al continente sino que también busca la discusión sobre las diferentes planificaciones elegidas por los museos para satisfacer a sus visitantes, destacando las diversas estrategias seguidas por espacios que actúan como centros culturales, lugares de encuentro o foros urbanos.
La arquitectura junto con el arte y la historia tienen aproximaciones e inquietudes paralelas. Reflexiones acerca de la sociedad, la naturaleza, el mundo. Valores humanísticos que las disciplinas deben compartir. Éste debería ser el diálogo. Mientras que los sistemas de expresión del arte evolucionan vertiginosamente y los contenidos de los museos cambian, la arquitectura permanecerá, y en su pausado asiento en el tiempo de las ciudades radica su principal diferencia. Ahora la exposición recala en Huesca, en el Centro de Arte y Naturaleza, dentro del museo que construyó Rafael Moneo, después de un largo viaje a través de ciudades de Europa y América. Como contrapunto, no quiero dejar de enumerar, dentro del panorama español, los proyectos más recientes, aunque no están en esta exposición, que atiende más al brillo que a la esencia. Las propuestas de Tuñon y Mansilla en el Museo de Colecciones Reales en Madrid, el Museo de Alicante de Sancho Madridejos, o los museos de Nieto y Sobejano (Moritzburg en Graz, San Telmo en San Sebastián y el de Medinat al-Zahra, por enumerar algunos), son todos ellos extraordinarios ejemplos de práctica arquitectónica donde el espacio sirve sin estridencias en un diálogo íntimo con el contenido del museo y con la ciudad.