Image: La nueva Colegiata de Roncesvalles

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Arquitectura

La nueva Colegiata de Roncesvalles

9 noviembre, 2012 01:00

Casa de lo Beneficiarios. Real Colegiata de Roncesvalles

Nace este 2012 un nuevo galardón, el Premio de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos Rafael Manzano Martos, cuyo ganador ha sido el arquitecto Leopoldo Gil Cornet por el proyecto de conservación y restauración de la Real Colegiata de Roncesvalles. La recorremos.

"Un lugar vale tanto por lo que es como por lo que puede llegar a ser", nos recuerda Siza. En este sentido, es tarea del arquitecto, muchas veces ardua pero siempre apasionante, descubrir las claves de un lugar, ese genius loci que dirían los romanos, o lo que una cosa quiere ser que diría Louis I. Kahn. Porque en la medida en la que mejor se comprendan los aspectos físicos del territorio, espaciales, económicos, sociales, históricos y constructivos, más acertada será la intervención. Se trata, en definitiva de llegar a identificar la esencia de algo, de tener la capacidad de conocer la diferencia que existe entre lo que es importante y lo que es interesante, algo que, por cierto, no se estila mucho en estos tiempos.

Habría que distinguir entonces cuando esa intervención se realiza en un terreno o solar vacío, lo que comúnmente se denomina proyecto de planta nueva, o cuando esa intervención se realiza sobre una preexistencia construida que, de alguna manera, se quiere conservar o adaptar a nuevos usos. Si la intervención implica la recuperación del valor histórico o artístico de un objeto a su aspecto y constitución original estaremos hablando de restauración; por el contrario, si la recuperación consiste en la modificación de la habitabilidad de un edificio o parte de él, tenga o no un valor histórico o artístico, estaremos hablando de rehabilitación.

Son dos conceptos muy parecidos, la mayoría de las veces van de la mano y son complementarios, planteando en quien contempla un edificio de esta manera intervenido la pregunta inexorable de: ¿qué es original y que es imitación o copia? La confusión está servida y el debate sobre cómo intervenir se mantiene vivo. Porque no hay que engañarse: no todo lo que vemos es auténtico, mucho hay inventado y mucho de lo que vemos aún siendo igual no es lo mismo, pues se ha construido en un tiempo distinto con técnicas diferentes. Y esto pasa en la Alhambra de Granada o en el Alcázar de Sevilla, en el Pabellón de Barcelona de Mies van der Rohe o en la iglesia de Firminy de Le Corbusier, por citar algunos ejemplos.

El arquitecto Leopoldo Gil Cornet ha sido galardonado con el Premio Rafael Manzano Martos de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos, un premio rancio dotado con 50.000 euros convocado por primera vez en España, por las obras de restauración de la Real Colegiata de Roncesvalles en Navarra, realizadas entre 1982 y 2012. No malinterpreten la palabra rancio, que en su segunda acepción de la RAE podemos leer "se dice de las cosas antiguas y de las personas apegadas a ellas".

Unos trabajos de intervención que han durado treinta años en un conjunto de edificios en diferentes estados de conservación, situados en el Camino de Santiago en un enclave de especial belleza natural, y que han consistido fundamentalmente en la restauración de más de 10.000 m2 de cubiertas que tiene todo el conjunto hospitalario, sustituyendo la cubrición de cinc existente y la estructura de madera deteriorada que la sostenía, por una nueva estructura de madera que sostiene ahora una cubierta de plomo. Otro de los edificios restaurados es el denominado Itzandegia, un edificio que en su día fue pajar, caballeriza, establo y granero, y que en la actualidad es un albergue de peregrinos.

Para ello, hubo que eliminar todos los añadidos que, a lo largo del tiempo, se habían ido acumulando en el monumento, incluyendo la demolición de muros y forjados construidos en su espacio exterior. Despojada la arquitectura de estos elementos aparece la estructura "desnuda" que nos habla de la disposición original, de la verdadera concepción del espacio. Un trabajo apasionante éste que consiste en eliminar lo innecesario, lo superfluo, lo no auténtico, que me hace recordar esas poderosas estructuras romanas, desprovistas hoy de mármoles, pinturas y adornos, que lejos de ser vistas con la mirada melancólica hacia la ruina, muestran de manera poderosa, toda la belleza del espacio arquitectónico. De esta manera, con la seguridad de conocer el cómo fue, se construyen los muros, arcos y contrafuertes desaparecidos, para constituir el espacio tal y como hoy podemos encontrarlo. Otras intervenciones han tenido lugar en los edificios conocidos como Casa de los Beneficiados y Casa del Contador, que se han convertido en apartamentos turísticos y por último el edificio del siglo XIX destinado a Hospital que se ha transformado en un nuevo albergue de peregrinos.

Sin duda, un trabajo profesional llevado a cabo por Gil Cornet riguroso, difícil y serio, que le ha hecho merecedor de tan importante premio.