Realizada en colaboración con el Centro Pompidou de París y tras su paso por CaixaForum Madrid, la Fundación ”la Caixa” muestra en su sede de Barcelona unas 235 piezas del industrial y diseñador de mobiliario francés Jean Prouvé (París, 1901 - Nancy, 1984).
La exposición revisa, con maquetas, planos, fotografías, dibujos, mobiliario, documentos y facsímiles procedentes de las colecciones de arquitectura y diseño del Centro Pompidou de París, toda su trayectoria enfocada a la industrialización de la construcción y a la producción en serie de mueble. Desde sus orígenes como herrero, a finales de la década de 1920, hasta su trabajo con algunos de los grandes arquitectos de la modernidad, como Robert Mallet-Stevens y Le Corbusier.
Son más de doscientas obras -de las que 146 son originales- que ingresaron en el museo parisino en su mayoría gracias a una donación de la familia de Prouvé y que, reunidas, muestran su forma de concebir la arquitectura, en beneficio de las colectividades y con una decidida visión social, e innovando y experimentando con nuevas técnicas.
El revolucionario del prefabricado
Sin tener ni el título de arquitecto ni el de diseñador industrial, Prouvé revolucionó la construcción de edificios prefabricados y entre sus edificios más conocidos destacan la Casa Métropole, la Casa Coque o la Casa Les Jours Meilleurs. También fue un destacado diseñador de muebles, siempre en busca de la sencillez, la elegancia, la economía de materiales y la resistencia y durabilidad del objeto, con un mandato estricto enfocado a la funcionalidad.
CaixaForum Barcelona muestra a un creador versátil, capaz de proyectar desde un edificio de un aeroclub hasta una mesa de parvulario, y desde una casa desmontable hasta una cadena de estaciones de servicio. Se consideraba un “industrial” por encima de todo y se enfrentaba a la construcción de una casa del mismo modo que al diseño de un pequeño mueble. La exposición también destaca su vertiente ensayística y pedagógica, que ha influido a muchos arquitectos y diseñadores industriales.
Jean Prouvé se formó desde niño en el taller de su padre, Victor Prouvé, que fue pintor, escultor y grabador. Aprendiz en talleres de maestros herreros en su adolescencia, allí aprendió el oficio de la forja y en 1924 abre su primer taller de ‘Herrería artística y cerrajería’ en Nancy.
Industrialización y diseño en serie
La primera colaboración importante de Jean Prouvé con un arquitecto fue a través de Robert Mallet-Stevenscon quien trabajó en el diseño de cabinas de ascensor, balaustradas y barandillas de escaleras. En 1931, Prouvé encaminó su empresa hacia la industrialización en serie, y a mediados de la década su intervención en edificios ya se extiende más allá del diseño y la construcción de elementos ampliándose a la estructura entera.
Su primer proyecto con estructuras totalmente metálicas y de vidrio fue el aeroclub Roland Garros (Buc, 1935-1936). En la Casa del Pueblo y mercado cubierto(Clichy, 1936-1939) -éste último aún en funcionamiento-, creó fachadas con paneles metálicos cuyas caras fueron tensadas con un ligero abombamiento creado por un muelle colocado en el centro.
Con respecto al mobiliario, la gran aportación de Jean Prouvé fue la de crear muebles de gran resistencia con economía de materiales, a menudo plegables e inclinables. Uno de sus modelos de mayor éxito fue la silla Standard, de 1934, que, con los años y el perfeccionamiento, se convirtió en una referencia absoluta bajo el nombre de silla Cafétéria. En la exposición, pueden verse algunos de sus muebles más destacados: la Silla Dactylo núm. 304 (1950), la Mesa Centrale (1951), la Silla de parvulario y pupitre biplaza (1951), la Mesa Compás (1953) y la Silla de reposo Anthony (1955).
Durante la Segunda Guerra Mundial, Prouvé se asoció con Le Corbusier y Pierre Jeanneret para la construcción de unos pabellones desmontables para obreros, colaboró con la Resistencia y fue nombrado alcalde de Nancy en 1944. Creía en la idea de progreso para beneficiar a la sociedad por lo que, sobre todo en los años de posguerra, cuando había escasez de viviendas, proyectó alojamientos de calidad y muebles concebidos para equipamientos colectivos, sin perder su carácter de vanguardia, como la Casa Tropique (1949), la Casa Métropole (1950) y la Casa Coque (1951), todas con su mobiliario correspondiente.
Un pabellón desmontable
En los años 50, Prouvé construyó dos edificios singulares: su casa familiar en Nancy (1954), en un terreno accidentado y muy difícil, con elementos prefabricados, ligera y barata; y el Pabellón del Centenario del Aluminio (1954), instalado en el Quai d’Orsay de París, totalmente desmontable, y que algunos consideran su obra maestra.
Otra de las obras más emblemáticas de Prouvé es la Casa Les Jours Meilleurs (1956), que fue su respuesta al llamamiento del abate Pierre en el invierno de 1954 para alojar a los sintecho. En esa misma época, diseñó casas para los prospectores de petróleo en el desierto (Casa Sahara, 1958) y participó en la construcción de la Freie Universität de Berlín (1963-1971).
El último período de su carrera suele denominarse Les Blancs-Manteaux, el nombre de la calle donde Prouvé instaló su último taller en 1968, muy cerca de donde se construiría el Centro Pompidou. Con un reducido equipo de ingenieros continuó diseñando elementos para la construcción. Para la empresa Total, por ejemplo, diseñó estaciones de servicio y gasolineras que se instalaron en autopistas de toda Francia con una original forma circular. Para la sede del Comité Central del Partido Comunista Francés (París, 1969- 1971) del arquitecto Oscar Niemeyer, diseñó los muros cortinas de las fachadas. Su última obra fue una torre de radar en Ouessant (1978-1980), una construcción puramente técnica, sin pretensiones arquitectónicas.