"Estamos creando una terminal moderna digna de la ciudad en la colina [sobrenombre de Boston] de Estados Unidos", dijo el presidente Joe Biden cuando visitó en septiembre de 2022 las obras de la nueva Terminal E del aeropuerto Boston Logan (Massachusetts), que lleva firma española y entrará en funcionamiento en los próximos meses. Biden eligió ese escenario para presentar la Ley Bipartidista de Empleo e Inversión en Infraestructura, que supone la mayor inversión federal en transporte público de la historia del país, con un presupuesto de casi un billón de dólares. En concreto, la ampliación del aeropuerto bostoniano recibió una inyección de 62 millones de dólares.
A tan solo tres kilómetros del centro de la ciudad, el skyline de una de las urbes más antiguas e importantes del país norteamericano incorpora ya la silueta roja y curvilínea de una construcción que aspira a convertirse en un icono de la ciudad y "símbolo de los aeropuertos del futuro", asegura su creador, Luis Vidal.
Con más de dos centenares de proyectos a sus espaldas y cinco estudios en todo el mundo (Madrid, Londres, Santiago de Chile, Santo Domingo y Miami), Vidal es el gurú de los aeropuertos que también diseñó la premiada terminal 2 de Heathrow (Londres), el aeropuerto de Zaragoza, el de Santiago de Chile y participó también en la construcción de la T4 de Barajas.
Estados Unidos no deja de reclamar sus servicios: es también el autor de la ampliación de una nueva terminal en el Aeropuerto Internacional de Dallas-Fort Worth, el segundo del mundo con más pasajeros; del de Pittsburgh, actualmente también en construcción; y es el primer arquitecto español involucrado en el diseño de un aeropuerto espacial, el futuro Colorado Air and Space Port.
Para la nueva terminal del aeropuerto Boston Logan, Vidal —que también diseña hospitales como el de Vigo, casas e incluso sillas— no solo ha ideado el diseño del edificio, sino que además ha inventado un color: el Boston Red, una tonalidad de rojo intenso con reflejos dorados que ha patentado y que solo podrá usar la autoridad portuaria de Massachusetts, Massport.
Para diseñar esta nueva infraestructura, Vidal abordó las necesidades específicas del aeropuerto de Boston Logan, cuyo tráfico de pasajeros ha aumentado considerablemente en los últimos años, y aplicó su filosofía consistente en anteponer la experiencia del usuario a todo lo demás.
Pregunta. ¿Cuándo comenzó y cuándo acabará la remodelación que está llevando a cabo en el aeropuerto Boston Logan?
Respuesta. Nuestro estudio ganó el concurso en 2018; fue muy competitivo y se presentaron las mejores firmas de arquitectura e ingeniería del mundo. Nosotros llevábamos desde 2015 en Estados Unidos, donde inauguramos estudio en Houston y luego en Miami. Este proyecto nos abrió la puerta a otros proyectos de enorme magnitud, como el Aeropuerto Internacional de Pittsburgh y la ampliación de una nueva terminal en el Aeropuerto Internacional de Dallas-Fort Worth, el segundo en el mundo con más pasajeros.
»La Terminal E de Boston Logan, que no es una remodelación sino un edificio completamente nuevo, comenzará a operar en el segundo semestre de este año. Es la culminación de cinco años de trabajo duro, dedicación y mucha pasión. Es muy gratificante cuando una obra terminada tuya materializa lo que habías imaginado, un reflejo exacto de un concepto que ha superado con éxito todos los retos técnicos. También es el resultado de una sólida colaboración entre un buen cliente (Massport), un buen socio (Aecom) y una buena constructora (Suffolk). Un dream team del que me siento muy orgulloso.
P. ¿En qué consiste a nivel arquitectónico y funcional esa reforma, cómo va a mejorar la experiencia de los usuarios?
R. Voy a empezar por el final de tu pregunta, que para nosotros es el principio de todos nuestros proyectos: el usuario. Para mí, la finalidad de la arquitectura es dar respuesta a los retos de la sociedad, solucionar los problemas que afectan a los usuarios. Pusimos esta preocupación en el centro del diseño de la Terminal E, junto con la calidad, que es uno de los valores que nos distinguen, y el resultado fue un aeropuerto 4G: la nueva generación de terminales.
"Devolvemos al usuario esa libertad de elección y esa seguridad que había perdido en el laberinto comercial y de pasillos lúgubres en los que se habían convertido los aeropuertos"
»La cubierta de la Terminal E está recorrida por tres franjas a distintas alturas que acogen los tres procesos clave del recorrido del viajero tras pasar por el control de seguridad: las zonas comerciales, los recorridos y las zonas de espera antes de embarcar. Hemos creado espacios abiertos, diáfanos, elegantes, que desembocan en un efecto que propicia el confort del usuario. Los lucernarios entre las bandas de la cubierta, la luz solar tamizada que ilumina sin deslumbrar y aporta calidez, la calidad de los materiales constructivos, la sensación de que el pasajero domina el espacio y no al revés… Todo eso devuelve al usuario esa libertad de elección y esa seguridad que había perdido en el laberinto comercial y de pasillos lúgubres en los que se habían convertido los aeropuertos. Un aeropuerto puede convertirse en un destino en sí mismo, en reflejo de un país y una cultura y dejar huella en la memoria.
P. Usted tiene siempre en cuenta la importancia del flujo de personas a la hora de diseñar un espacio público. ¿Qué necesidades había en este caso y cómo las ha solventado?
R. El proyecto surge para dar respuesta a una imperiosa necesidad: hacer frente al aumento de pasajeros internacionales, de 6,5 millones de personas al año en 2017 a 9,4 millones de personas al año en 2026. Para ello proyectamos un nuevo espacio de 33.000 m2, que conecta con la terminal existente y aporta cuatro puertas de embarque para agilizar el mayor tráfico y ese aumento de pasajeros. Hemos aplicado todos los valores por los que somos reconocidos internacionalmente y que ya utilizamos en la Terminal de la Reina del Aeropuerto de Heathrow y en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago de Chile, por ejemplo: la orientación intuitiva, el equilibrio entre luz natural y artificial, el cuidado por la acústica, los materiales, el color y la flexibilidad.
P. ¿Por qué eligió el color rojo para su diseño?
R. Cuando afronto un nuevo proyecto lo primero que hago es bucear en el pasado y presente de la ciudad en la que se emplaza, estudiar su historia, conocer su comunidad. Vivo esa ciudad, y en el caso de Boston es algo literal: vivo intermitentemente allí. Las ciudades te hablan. Solo tienes que escuchar y mirar atentamente. Y si no ves nada la primera vez, tienes que volver a mirar. Allí descubrí que la historia y esencia de Boston se encapsula en un color: el rojo. Desde sus hermosos atardeceres, hasta sus históricas fachadas de ladrillo, sus otoñales calles alfombradas de hojas, pasando por los equipos deportivos y sus instituciones universitarias (Harvard, MIT…). Boston es rojo. Pero no es cualquier rojo, es un rojo único, que cambia, que acoge las misma sutilezas y matices de su profunda historia. Así que tuve que “inventarlo”, crearlo. Fui a unos laboratorios suizos y empleé varios meses experimentando hasta que logré lo que buscaba: una pintura prismática única en el mundo, con tonalidades que van desde el rojo hasta el dorado. He registrado ese color, que se llama “Boston Red” y sólo Massport puede utilizarlo.
P. ¿Cuál es el proyecto del que se siente más orgulloso hasta ahora?
R. ¡El próximo!
P. Según la información del proyecto, luis vidal + arquitectos es “vision” y “concept architect” y AECOM “architect of record”. ¿Qué diferencia hay en ambos roles?
R. El “vision y concept architect” es el encargado de dar cuerpo a la idea, al concepto que origina el proyecto. Sobre sus espaldas recae crear un diseño conceptual potente. En el caso de la Terminal E de Boston ganamos el concurso, junto con Aecom, por unanimidad, lo que refleja la fuerza de ese concepto. También debe ser el guardián del concepto y asegurar la fidelidad a la idea original durante todo el proceso. El “architect of record”, que en este proyecto es AECOM, tiene la gran responsabilidad de convertir ese concepto en realidad, junto con la constructora (en este caso, Suffolk).
P. Usted afirma que un aeropuerto debe reflejar a la población local, al lugar en el que se encuentra, ya que es lo primero o lo último que ve un viajero cuando llega a un país o ciudad. En ese sentido, ¿de qué manera refleja su aeropuerto la forma de ser de Boston?
R. La terminal es, efectivamente, la primera y última imagen de un viajero sobre la ciudad. Si bien esto es un factor relevante en cualquier diseño, la responsabilidad se vuelve infinitamente mayor en una ciudad como Boston, que se ha desarrollado enfocada hacia la bahía, en la que la Terminal E se eleva casi como una escultura, como un icono. Lo que hace único este aeropuerto es la estrecha relación que establece con la ciudad, situada a apenas tres kilómetros y con una conexión visual directa. Por eso, una parte clave del diseño es el diálogo que se establece entre la pieza de la cubierta y el skyline de Boston: un reflejo y un color —el “Boston Red”— unen ambos elementos.
P. También está en construcción su nueva terminal del aeropuerto de Pittsburgh. ¿Cuál era el objetivo en este caso?
R. El Aeropuerto Internacional de Pittsburgh necesitaba adaptarse a una realidad que no era la misma cuando se construyó. En aquel momento su finalidad era conectar los pasajeros, y ahora es convertirse en un aeropuerto de oirgen y destino y acoger de 12 a 18 millones de pasajeros al año.
»El objetivo es el mismo que en Boston: dar respuesta a una necesidad. Pero como el entorno es distinto, la solución también lo debe ser. Nosotros hacemos diseños “a medida” y así sucedió en Pittsburgh. Nuestro diseño refleja lo que hace excepcional a esta región: su naturaleza, su tecnología, su comunidad. Así es como creé el concepto NaTeCo. Mi objetivo era crear algo exclusivamente "pittsburgués", capaz de albergar en una sola idea la naturaleza física de esa región, con sus colinas ondulantes y su vegetación, la transformación de la ciudad en un centro tecnológico y su vibrante comunidad. Las obras terminarán en 2025 y será un motor de conectividad enorme para la región.
P. Otro de sus proyectos más llamativos es el aeropuerto espacial de Colorado. ¿Hay noticias sobre su construcción? ¿Cuál será su función?
R. El Colorado Air and Space Port todavía no se ha construido, pero se hará. A nosotros nos ha permitido trabajar en un terreno en el que la innovación y la tecnología se dan la mano para poder dar forma a uno de los sueños de la humanidad: los viajes suborbitales. Gracias a ese encargo no sólo nos convertimos en el primer estudio de arquitectura español involucrado en el diseño de una infraestructura de estas características, sino que nos ha posicionado en otros concursos de esta tipología.
"El coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad de flexibilidad de las grandes infraestructuras públicas, pero también de las privadas"
P. ¿De qué manera cree que la pandemia está influyendo en el diseño de grandes infraestructuras públicas? ¿Qué ha revelado la pandemia sobre nuestros aeropuertos y qué deberíamos cambiar?
R. El coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad de flexibilidad de las grandes infraestructuras públicas, pero también de las privadas y de escala más pequeña (como las viviendas, por ejemplo). Ha evidenciado que nuestros sistemas sanitarios o de transporte aéreo comercial no estaban preparados para una pandemia. Pero también ha supuesto una oportunidad para mejorar modelos en lenta pero constante evolución y que siempre ha respondido a los desafíos de la compleja e inesperada realidad. En el caso de los aeropuertos lo vimos tras el 11-S y lo estamos comprobando ahora. Lo mismo sucede con los nuevos hospitales, que ahora son y deberían ser más flexibles, modulares y adaptables.
P. Otro gran problema actual es el cambio climático. ¿De qué manera está evolucionando la arquitectura en los últimos años para ser más sostenible y responsable con el medio ambiente? ¿Es posible una arquitectura espectacular y al mismo tiempo sostenible?
R. “Arquitectura espectacular” y “sostenibilidad” no son conceptos antagónicos ni deberían ser excluyentes. Pero yo prefiero hablar de “arquitectura espectacularmente responsable”. No debemos quedarnos en lo sostenible (paraguas bajo el que se refugia mucho diseño oportunista) sino ir más allá. Por eso, en luis vidal + arquitectos siempre hemos rehuido esa etiqueta para abrazar un enfoque mayor: el de la responsabilidad, económica, social y medioambiental. Todos nuestros proyectos construidos tienen las mejores certificaciones de sostenibilidad, y hemos batido algún que otro récord: la Terminal 2 de Heathrow fue la primera terminal del mundo en tener un BREEAM excelente, el Campus Palmas Altas, que hicimos junto a RSHP, fue el primer edificio de oficinas en lograr un LEED Platino y nuestro hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo ha sido modelo para la certificación BREEAM en España. Tenemos la oportunidad de mejorar la forma en la que la sociedad habita, ocupa y utiliza el planeta. Y la arquitectura espectacularmente responsable debe reflejar eso.
P. El sociólogo Marc Augé se hizo famoso por acuñar el término “no-lugar” para sitios como los aeropuertos. Según él son lugares intercambiables donde los humanos son anónimos, lugares que no habitamos sino que consumimos. ¿Está de acuerdo? ¿Con su trabajo intenta cambiar esa imagen de los aeropuertos?
R. Precisamente mi obra aeroportuaria demuestra lo contrario. Los aeropuertos son las catedrales del siglo XXI, lugares de encuentro, de conexión y no de transición, de intercambio, de enriquecimiento cultural y de reflejo de una comunidad. Son las puertas al viaje y al descubrimiento.
P. ¿Cuál es la clave para liderar con éxito un estudio de arquitectura con cinco oficinas en distintos países que ha llevado a cabo dos centenares de proyectos en todo el mundo y a la vez que todos los proyectos tengan un sello personal distintivo?
R. La clave es la calidad, siempre, y también el esfuerzo, el conocimiento y la coherencia. No traicionar nunca tus principios, no tomar atajos, ser fieramente honesto intelectualmente. Y rodearte siempre del mejor equipo.