Paisaje tras la dana en Valencia. Foto: Nasa / Lauren Dauphin

Paisaje tras la dana en Valencia. Foto: Nasa / Lauren Dauphin

Arquitectura Lo mejor de 2024

Un año de arquitectura: la estrategia de la ilusión

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Pensamos la ilusión como engaño, cuando no hay acción de futuro que merezca más la pena. Así que, al revisar 2024, antes que archivar lo sucedido, quizá salga más a cuenta preguntarse cuánto porvenir nos ha legado. Por ejemplo, en la lista que acompaña a estas líneas se equiparan la rehabilitación de un monasterio a cargo del nonagenario Álvaro Siza con un museo de un kilómetro del japonés Junya Ishigami, y no deja de tener sentido, porque entre la sobriedad de uno y la megalomanía del otro, polos opuestos, se despliega el arco común de la belleza. Más: ¿es reseñable el renacimiento de Notre Dame o solo una anécdota en su vida milenaria? Lo es: su reapertura el 7 de diciembre, un lustro después de su incendio, explica que podemos sobreponernos a lo irreversible.

¿Cómo no atender, entonces, a lo necesario? Al cierre de estas líneas, el presidente Pedro Sánchez ha anunciado la creación de una gran empresa pública de vivienda, el gran problema nacional. Cabe desearle toda la suerte del mundo y pedirle, además, que no aparque lo cualitativo en aras de lo cuantitativo. Proyectos como las recientes viviendas sociales en Poblenou, de Vivas Arquitectos, o de Mutilva (Navarra), por Taller Básico de Arquitectura con MRM, demuestran que lo común debe ser tan diestro en lo técnico como viable para el medioambiente.

Porque el verdadero proyecto contemporáneo es el clima. Un Mediterráneo ardiente en verano presagió la dana del otoño. El 29 de octubre, según la Aemet, cayeron en Valencia 185 l/m2 en una hora, récord histórico en España. Las riadas mortales que siguieron, sin embargo, trascienden todo hecho puntual y apuntan a una gestión urbana que privilegia el beneficio inmediato sobre la sensatez. Si no abordamos la geografía y la historia de los lugares con medidas más necesarias que vistosas –la construcción de infraestructuras, el respeto a las cuencas inundables–, estamos abocados a repetir la tragedia.

Quizá el futuro esté en entender que el progreso se nutre de la reflexión sobre el pasado, como ya mostraron algunas de las figuras que nos han dejado este curso. Fue el caso del italiano Alberto Ponis, capaz de aunar en sus casas de Cerdeña los saberes locales con una óptica contemporánea, y del británico Joseph Rykwert, que en sus escritos sobre la ciudad buscó el porvenir en la historia.

Ese relajado entendimiento de la modernidad, sensible y comprometido, podrían reivindicarlo en su propia clave las despedidas nacionales del año, desde Antonio Fernández Alba, dos veces académico, a José Luis Romany, autor del poblado dirigido de Fuencarral, o Javier Manterola, el ingeniero de Torres Blancas; como también los dos centenarios de 2024, Rafael de La-Hoz y José María García de Paredes, ayudaron a cambiar nuestro país para siempre. Precisamente Ángela, la hija de García de Paredes, ha recibido junto a su socio Ignacio Pedrosa el Premio Nacional de Arquitectura, galardón postrero del curso.

Y si las estructuras matemáticas y comunales del japonés Riken Yamamoto le hicieron valedor del Pritzker, también han descollado otras maneras de entender la arquitectura, como la empatía material de José Selgas y Lucía Cano o los agudos relatos modernos de Beatriz Colomina, españoles reconocidos con la medalla Arnold W. Brunner. Sin embargo, por encima de los nombres, semejante amplitud crítica da cuenta del auténtico sentido de las celebraciones, que tal vez no sea la nostalgia sino, como decíamos al principio, escribir una hoja de ruta ilusionante.

Lo mejor de la arquitectura en 2024

1. 39 viviendas de alquiler social en Mutilva. Taller Básico de Arquitectura + MRM Arquitectos
2. 45 viviendas sociales en Poblenou. Vivas Arquitectos
3. Museo Zashui en Rizhao (China). Junya Ishigami
4. Rehabilitación del monasterio Leça do Balio en Oporto (Portugal). Álvaro Siza
5. Recuperación de la catedral de Notre Dame en París