Ras Al Khayma, 2010

Collections Buildings. Sharjah Art Foundation. Sharjah. Emiratos Árables. Hasta el 16 de mayo.

Sharjah Art Foundation presenta una exposición del nuevo trabajo del artista libanés Ziad Antar, fotografías de la costa de Emiratos Árabes Unidos realizadas entre 2004 y 2011. Javier Hontoria analiza el trabajo de este artista, uno de los protagonistas de la escena artística internacional.

Ziad Antar es uno de los jóvenes artistas de Oriente Medio que con mayor ímpetu ha irrumpido en la escena artística internacional en los últimos años y pertenece a la generación de creadores que ha contribuido a hacer de su marco geográfico uno de los más interesantes focos en la actualidad. La consolidación de estructuras y plataformas de impulso a los artistas y la rápida aparición de galerías, ferias y centros de arte son el resultado de una ambición y un progreso incuestionables en la región pero, claro, también hay mucho que contar. Porque, ¿cómo obviar sus tremendas tensiones sociopolíticas? Son fértiles vertebradoras de discursos ácidos y encendidos, cuando no broncos y belicosos.



Líbano, en cuya sureña Saida nació Antar en 1978, se ha convertido en catalizador de buena parte de la inagotable riqueza artística de la zona. Artistas como Walid Raad, Akram Zaatari, Khalil Joreige & Joana Hadjithomas y el propio Antar llevan años asomándose a las contradicciones de una tierra herida. Hablar de un escenario emergente no es prematuro, si bien hay un escepticismo unánime ante la solidez de las estructuras actuales. Tal vez en contextos como este sí sea comprensible la necesidad de solucionar otras cosas antes que apuntalar un escenario artístico, admiten los responsables de algunas de las entidades más dinámicas, como el director del Arab Fund for Art and Culture, con sede en Beirut. Con el Beirut Art Center como institución de referencia, la ciudad acoge a cada vez más artistas. No hay que olvidar que su atractivo es irresistible.



Aunque cada uno ha seguido su propio camino y no es fácil hablar de "escuelas", hay algo que vincula la obra de varios de los artistas más relevantes de Líbano. Nacidos en tiempo de conflicto, vieron en la fotografía un instrumento con el que representar una realidad aplastante y una oportunidad para desgranar la noción de documento siempre inherente al medio. Zaatari y Antar pronto mostraron un profundo interés por la obsolescencia de la fotografía analógica. Los dos escarbaron en el archivo del estudio Scheherazade en Saida y un cierto aroma a decadencia y a nostalgia de esa fotografía ya vieja recorre la obra de ambos.



En Portrait of a Territory, la individual de Antar en el Collections Building de Sharjah, esto es algo que se percibe con nitidez. Comisariada por Christine Macel, reúne más de 200 fotografías, la mayoría de ellas de tamaño medio y tan sólo un puñado de grandes formatos. Son imágenes de la línea de costa del conjunto de los Emiratos Árabes tomadas desde 2004 y concluidas durante el año que Antar ha pasado aquí en residencia. El argumento formal que vincula muchísimas de estas imágenes es la marcada línea del horizonte que separa la tierra de los cielos y de los mares. Es una línea que recorre toda la exposición, pues el poblado y rígido friso de fotografías en el que se ha dispuesto el montaje acentúa esa horizontalidad, incidiendo en la idea del recorrido, el supuestamente realizado por Antar por los Emiratos, un proceso que tendría, por lógica, un principio y un final. Sin embargo, en su distribución, el artista ha desordenado las imágenes y se ha guiado por otras premisas, relacionadas con su interés por reventar los estereotipos estilísticos y huir de esa noción de documento asociada a querer demostrar lo que está ocurriendo.



Nada más lejos en la intención del artista que presentar un diario cronológico de viaje o una mirada objetiva que constate el desarrollo voraz de este país rico y nuevo. Aquí no aparecen los grandes hoteles de Dubai, ni la ya célebre isla de Saadiyat, en Abu Dhabi, ni el crecimiento vertical generalizado en la región. Muchos de los motivos aquí reunidos revelan lugares anclados en el tiempo. Son más bien anodinos, y parecen alojados en una realidad paralela. El recorrido lineal de la exposición queda de nuevo quebrado por una pequeña isla en el centro de la sala, un espacio circular en el que pueden verse las fotografías más grandes. Es una suerte de oasis, un espacio más íntimo en el que trazar otro tipo de relación con las imágenes y sus motivos, un lugar que se nos hace más abstracto, surreal.



Paralela a esta postura subversora se encuentra la forma en que se enfrenta a sus motivos. Antar elige las peores horas del día, las centrales, para capturar sus vistas, y por eso sus fotografías parecen quemadas, como cegadas por la luz abrasadora del desierto. Además, Antar sale a fotografiar con lo puesto: dos cámaras que no son precisamente lo más avanzado del mercado. El resultado no podría ser otro: desenfocados, contornos viñeteados, difuminados irregulares... Mediante esta estética, Antar pretende enfrentarse a la perfección digital que se ha instalado, implacable, en la fotografía y en la vida. Tal vez quiera trazar un paralelismo entre esa perfección y el imparable progreso económico de los Emiratos. A nadie ya sorprende que alguien quiera hacer una mala foto, que quiera que los errores, siempre pretendidos, enriquezcan el discurso que se desea emitir. Lo que sí demuestran estas fotografías, y es algo que no siempre se infiere de las herramientas digitales, es que aquí hay alguien detrás de la cámara, alguien provisto de una mirada singular que no es perfecto ni en la fotografía ni en la vida.