Frieze Londres

Toda la maquinaria del mercado del arte entra en un estado de ebullición estos días en la feria de arte Frieze. La novedad este año es un proyecto comisariado por el crítico y comisario Nicolas Trembley, The Nineties, que reúne a 14 galerías que mostrarán muchos de los trabajos más importantes de una década que fue especialmente prolífica en Reino Unido. Los españoles Juana de Aizpuru, Elba Benítez, Maisterra Valbuena, PM8 y Travesía Cuatro compartirán moqueta con las galerías más importantes del mundo.

Vuelve una nueva edición de la feria de arte Frieze y toda la maquinaria del mercado del arte entra en un estado de ebullición sólo comparable al que se produce en Suiza en las semanas centrales del mes de junio. Octubre es un mes intenso y agotador en el campo de las ferias de arte, con Frieze y la parisina FIAC sólo separadas por una semana (hasta hace un año eran consecutivas, y los galeristas desmontaban sus stands el domingo y ya estaban instalando en París el lunes para abrir la feria el miércoles). Alguna cabeza pensante decidió, con buen criterio, que hacer una feria inmediatamente después de la otra era una verdadera tortura.



Con Frieze Masters ya consolidada en la elegante carpa de St. James' Park, la novedad de este año en Frieze Londres es un proyecto comisariado por el crítico y comisario Nicolas Trembley, The Nineties, que reúne a 14 galerías que mostrarán muchos de los trabajos más importantes de una década que fue especialmente prolífica en Reino Unido. Trembley, que tiene ahora en marcha un importante exposición sobre Wade Guyton que acaba de terminar en Grenoble y que pronto recalará en Ginebra, no ha querido caer en la nostalgia y opta por razones más pragmáticas. "Simplemente -dice- hay muchas piezas importantes de ese periodo todavía en el mercado y es un muy buen momento para mirar atrás a una época crucial de nuestro pasado reciente". Entre lo seleccionado se encuentran obras emblemáticas como Market, de Michael Landy, un trabajo de 1990 que ha podido verse hasta hace muy poco en la formidable retrospectiva que en torno al artista británico montó este verano el Museum Tinguely de Basilea, o la recreación de algunas exposiciones indispensables para entender el ambiente de la época como las realizadas por Wolfgang Tillmans y Dominique Gonzalez-Foerster en dos galerías berlinesas, Buchholz y Esther Schipper.



Market, de Michael Landy

En lo que respecta a la participación española, Juana de Aizpuru, Elba Benítez, Maisterra Valbuena, PM8 y Travesía Cuatro compartirán moqueta con las galerías más importantes del mundo. La viguesa PM8 y la madrileña con sede también en Guadalajara, México, Travesía Cuatro, debutan en esta edición. Espai Visor y Elvira González serán los representantes de nuestro país en Frieze Masters.



También habrá participación española en Sunday Art Fair, una pequeña feria muy cerca de Frieze en la que desde hace unos años participa la galería NoguerasBlanchard, y en Crossroads, donde desembarca un buen número de galerías españolas y también comisarios nacionales y latinoamericanos que han realizado proyectos curatoriales.



Frieze London y Frieze Masters pueden verse bien en un día y medio. Conviene hacerlo entre semana pues la afluencia de público en el fin de semana desborda el lugar y es difícil apreciar la feria. El fin de semana es un muy buen momento para ver las instituciones de la ciudad, donde la oferta es variadísima. Este es el primer Frieze con la nueva Tate Modern y el primero también desde que Nicholas Serota anunciara su despedida tras un buen puñado de años al frente de la una de las instituciones más importantes del mundo. La ampliación realizada por Herzog y De Meuron, que inauguró este verano pasado, amplía los horizontes del museo que con mayor entusiasmo ha abrazado todo lo bueno y todo lo malo de nuestro tiempo. Wifredo Lam y Buphen Khakhar y Georgia O'Keefe son los protagonistas del momento a la espera de la llegada de Rauschenberg en diciembre y de Wolfgang Tillmans en febrero. Lo que sí se espera con impaciencia es la intervención de Phillippe Parreno en la sala de las turbinas, un artista que ya triunfó en el Barbican con el montaje de la exposición The Bride and the Batchelors y que viene de realizar proyectos muy aplaudidos en París, Nueva York y Milán.



Obra de Michael Dean, finalista del Turner Prize

Está recibiendo estupendas críticas la selección de los cuatro artistas que conforman este año el Turner Prize. Como siempre, la anfitriona es Tate Britain y en sus salas podrán verse las presentaciones individuales de Michael Dean, Anthea Hamilton, Helen Marten y Josephine Pryde. Tal vez sea el año más reñido de cuantos se recuerdan, con cuatro pesos pesados de la misma generación. Dean podría partir con ventaja pero Marten, que lleva dos Bienales de Venecia seguidas, ha realizado este año trabajos extraordinarios; Anthea Hamilton realizó una portentosa presentación en el Sculpture center de Nueva York, y las imágenes e instalación de Josephine Pryde, que pudieron verse en la Colección Feuerle de la Bienal de Berlín, bien podrían ser los tapados (Pryde tiene 49 años).



Helen Marten también mostrará su obra en la Serpetine Gallery en una exposición que se ha montado en la Sackler Gallery con su ya célebre interior de ladrillo. Los objetos de Marten, impecables ejercicios de producción tecnológica, son revisiones de objetos cotidianos insertados en la tensión entre las dos y las tres dimensiones. Es fresco el trabajo, complejo pero magnético. En la sala histórica de la Serpentine podrá verse una muestra de Marc Camille Chaimowicz, uno de los clásicos del arte francés, que apela a la historia del edificio, que era un café antes de convertirse en sala de exposiciones y despliega su paleta de referencias culturales asociadas a los interiores domésticos.



En la otra punta de la ciudad, en el este, la Whitechapel Gallery mostrará tres exposiciones muy potentes y de muy diverso signo. Por un lado puede verse un trabajo producido para la institución de otra de las escultoras más aclamadas en la actualidad, la alemana Alicia Kwade, un móvil formado con veinticuatro gráficos electrónicos que representan constelaciones de estrellas que pululan lentamente en el espacio. Los ecos a la escultura cinética y a Alexander Calder son obvios, y más aún cuando divisamos formas escultóricas reminiscentes del periodo moderno. Por otro, en una gran coproducción internacional, una muestra del artista surafricano William Kentridge que itinerará más tarde a Salzburgo, Copenhague y Manchester, presenta seis trabajos recientes entre los que se encuentra The Refusal of Time, la extraordinaria instalación que obtuvo un importante reconocimiento en la dOCUMENTA(13) y que toca muchos de los temas que han hecho de Kentridge uno de los artistas más singulares y personales de las últimas tres décadas. El vidrioso asunto del apartheid, los movimientos poscoloniales, el arte revolucionario y la epopeya operística se dan la mano en trabajos densamente hilvanados, con una mezcla insólita de destreza técnica y de gravedad poética.



The Refusal of Time, de William Kentdrige

The Sequence of Things es el título de las exposición que el artista californiano Matt Mullican, de quien no hace mucho hablamos en estas páginas al hilo de su exposición en Winterthur ha realizado en el Camden Arts Center del norte de Londres. Si la muestra suiza hacía hincapié en los conocidos rubbings del artista, lo que se muestra en Londres son, fundamentalmente, las evoluciones iniciales, presentes ya en su obra de los setenta, en torno a esa forma de materializar una visión del mundo de la que sólo él es dueño.



Una de las grandes citas del momento será, sin duda, la muestra que South London Gallery dedica al artista eslovaco Roman Ondak, quien ha realizado una muestra ligada al concepto de tiempo y a las lecturas no oficiales de la historia. Ondak acude a la metáfora del árbol como testigo silencioso e implacable del paso del tiempo. Sobre el corte sistemático de cien secciones de un tronco de roble, que equivalen cada una a cada día de duración de la exposición año, Ondak inscribe una fecha que remite a un episodio elegido, claro, subjetivamente, y, por tanto, presenta referentes históricos alternativos a la lectura canónica.



Suele ser la noche de performances en la David Roberts Art Foundation, que tendrá lugar el jueves 6 de octubre, uno de los momentos más especiales de la semana de Frieze. Este año la nómina es imponente, con Goshka Macuga, Roman Ondak, Amalia Ullman. Mary Hurrel y Mark Wallinger y Olof Dreijer. Además, el comisario del centro Vincent Honoré, junto a un grupo de comisarios, es autor de la exposición Streams of Warm Impermance, una colectiva que explora el modo en que la fisicidad de los cuerpos trata de resistir los envites de la era digital.



Intervención de Liam Gillick en el metro de Londres

Otro de los espacios interesantes de la ciudad es Raven Row. En esta ocasión, la institución privada de Artillery Lane presenta una muestra dedicada a la Escuela de Diseño Ulm, activa en el sur de Alemania en los años duros de la posguerra y creadora de un sistema pedagógico que ejercería una influencia inusitada en todo el mundo. Raven Row es conocido por su actitud indecorosa con el mainstream y su exposición pone el acento en un tipo de diseño que denostaba la posición del artista de la época, acogiéndose a un rígido espíritu funcional.



Aunque el fin de semana en Londres es bastante más tranquilo, se recomienda siempre viajar en metro, pues es rápido y las distancias son a menudo largas. Además, si van a transitar la línea Victoria, podrán ver un trabajo específico de Liam Gillick en el que se abrazan historias locales y globales. Se hace eco Gillick del año de inauguración de la línea, 1968, que es el mismo año en que asumió el poder del Banco Mundial tras haber servido en su país, EEUU, como Secretario de Defensa en los tensos años de la guerra de Vietnam. McNamara ha sido un personaje recurrente en toda la obra de Gillick, que presenta vídeos en formato tráiler en las pequeñas pantallas de los pasillos de las diferentes estaciones.



@Javier_Hontoria