Vista de la exposición Die Kräfte hinter den Formen con obras de Penone, Eliasson y Halperin
Las fuerzas detrás de las formas es una muestra colectiva formada por 12 artistas que ha sido organizada por tres importantes instituciones europeas, Galerie im Taxispalais de Innsbruck, el Kunstmuseum Krefeld alemán y el Kunstmuseum Thun, en Suiza, una pequeña y bellísima ciudad bañada por un afluente del Rhin desde la que se observan los grandes colosos alpinos como el Jungfrau y sus vecinos Eiger y Monch. La exposición en las sedes austriaca y suiza tenía claros vínculos con el escenario exterior que las acoge, tal es el maravilloso paisaje que las rodea. No se podría decir, en principio, lo mismo del museo de Krefeld, situado cerca de la región industrial del Rhur donde la naturaleza no es precisamente exuberante. Sí lo fue, sin embargo, el programa que desarrolló durante casi tres décadas nada más terminar la Segunda Guerra Mundial uno de sus directores más célebres, quien prestó en sus exposiciones una especial atención a los puentes entre el arte, la arquitectura y la naturaleza.Die Kräfte hinter den Formen, que es su título en alemán, es un proyecto bien armado en torno al que sin duda es uno de los temas más en boga del momento, la relación entre el arte contemporáneo y el mundo científico y en concreto la geología. Muchos de los trabajos que aquí vemos revelan cómo el quehacer artístico quiere decididamente formar parte activa de la especulación científica sobre los procesos transformadores de la materia, pero todos se encuentran anclados en ese espacio incierto entre la hipótesis y la realidad. Las certezas de esta se enfrentan a las licencias de aquella, y el choque no es violento. La exposición pasaría desapercibida de ser así. Sería una cuestión temática como las que hemos visto mil veces, y aquí se nos invita a deslizarnos en intersticios que nos permiten entender lo geológico como disciplina pero también como forma de hacer o como proceso mental.
Ilana Halperin: The Library (2015, detalle)
La siguiente sala muestra dos piezas de Giuseppe Penone en las que se vierten el "hacer" artístico y el hacer de la naturaleza. Las dos son conocidas pero siempre es bueno recordarlas: En Essere Fiume (7), 2000, dos piedras casi idénticas yacen una junto a otra. El artista encontró en un río una de ellas, en la que son visibles los efectos de la erosión del agua. La segunda la encontró subiendo la corriente hasta su nacimiento y la talló hasta hacerla parecer idéntica a la encontrada río abajo, como si en su propia acción, en su devenir río, se condensara la labor geológica que durante muchos años modeló la primera piedra. En su también célebre Propagazione, imprime su huella dactilar sobre un papel, una imagen que se funde sutilmente con un dibujo que emula los concéntricos anillos de la sección de un árbol. Se abrazan así el presente más inmediato de la acción del artista y la observación de todos los pasados.
Jens Risch: Silk Piece (2011-2012)
La exposición se sitúa entre los motivos naturales que parecen creados artificialmente y aquellos realizados por el hombre para emular las fuerzas de la naturaleza. Las fotografías de Cartographic Series, de Olafur Eliasson, realizadas entre 2001 y 2007, son imágenes aéreas de paisajes islandeses capturadas con ambición cartográfica por el ejército danés. Eliasson utiliza en estas imágenes el heliograbado, una técnica que extrema las tonalidades y produce la impresión de una abstracción. Si las fotografías fueron realizadas con motivos científicos, Eliasson minimiza su valor como tal a favor de un resultado estetizado.La materia como instrumento de medición de tiempo es otro de los asuntos aquí tratados. En The Library, la artista Ilana Halperin acude a piezas de mica en cuya superficie graba inscripciones que semejan fósiles. La mica es un mineral que, a su vez, guarda parecido con las páginas de un libro, tal es su prolija estratificación, y Halperin, a través de trazos parecidos a la escritura, "narra" metafóricamente en ellos la longeva historia del mundo. Realizadas en 2015, las piezas de esta librería de la neoyorquina residente en Glasgow son realmente bellísimas y aciertan al hermanar poéticamente el tiempo humano y el tiempo geológico.
Katie Patterson: Langjökull, Snæfellsjökull, Sólheimajökull (2007, detalle)
Ya al final de la muestra vemos trabajos de Katie Patterson que quieren también hacer de lo insondable un ente tangible. Langjökull, Snæfellsjökull, Sólheimajökull (2007) es una pieza en la que la artista graba el sonido del deshielo de tres glaciares y los reproduce en discos de vinilo. Pero el vinilo ha sido sustituido por agua congelada de esos tres glaciares y, así, el sonido real se mezcla con el de la aguja recorriendo la superficie congelada en lo que sin duda es una bella pieza de poesía tautológica.
@Javier_Hontoria