Irrintzi, 2007
La artista inaugura una lograda exposición que recorre su trayectoria en la Kunsthaus Baselland de Basilea, que vendrá luego a España de la mano del CA2M de Móstoles y Tabakalera de San Sebastián.
La exposición producida por Kunsthaus Baselland -un proyecto al que se han sumado el CA2M de Madrid y Tabakalera de San Sebastián, donde recalará, por ese orden, más tarde- es una rotunda constatación del lugar preeminente que ocupa Okariz en el panorama de la performance actual. Su escala es moderada, pero nada falta. Arranca con el registro en audio de un aplauso (Aplauso, 2009), como también podía arrancar con cualquiera de las otras dos piezas de la primera sala, pero este aplauso situó a la artista por vez primera ante una audiencia, y funciona bien en la exposición como punto de partida. Hay en este trabajo algo de choque, de enfrentamiento, pues durante su desarrollo parte del público comienza a responder con sus palmas al arrítmico aplauso de Okariz, provocando que ese signo inicial se desdoble, desbocándose.
Video Notes, 2017
Muchos de los registros de las performances de Okariz son esencialmente audios que proceden de grandes dispositivos de sonido que tienen un aspecto antropomórfico, como de extraños seres parlantes. Algo hay de escultórico en su situación en el espacio, sí, pero reducir esa naturaleza escultórica implícita en su obra a eso sería peligrosamente impreciso y anularía el legado y la tradición que la artista trae consigo. Vemos con claridad ese potencial escultórico en el ejercicio de aplaudir, que alumbra un binomio silencio-sonido evocador de la oposición entre lo lleno y lo vacío. En los vídeos, más recientes, de la misma sala, filmados con un teléfono móvil en situaciones cotidianas, se entreveran asimismo el fragmento y el todo. Son imágenes a las que Okariz aplica el zoom, un acercamiento a lo específico que en ningún caso puede obviar todo lo que queda fuera.En una sala anexa puede verse su célebre Mear en espacios públicos o privados, realizada entre 2001 y 2004, quizá uno de los conjuntos de trabajo más reconocibles de la artista. Son cinco de las muchas acciones que Okariz llevó a cabo en muy diferentes localizaciones y en las que, mediante el ejercicio de orinar de pie, subvierte el signo y desautoriza a la convención. La ambigüedad deliberadamente buscada del título ("espacios privados o públicos"), tiene que ver con esa presunción de que la mujer orina en privado y sentada mientras que del hombre se espera que lo haga de pie sin del todo sorprender que también pueda hacerlo en público. La verticalidad en la posición de Okaritz orinando de pie es enfatizada por esa otra acción de una mujer que trepa por las paredes de un edificio en Bilbao (Climbing Buildings, Plaza Circular, Bilbao, 2003).
Diarios de sueños, 2017
Los sueños nos guían el camino hasta la última sala, ya en penumbra, donde puede verse otro de los clásicos de Okariz, su Irrintzi. Si en los sueños el signo inicial se sitúa en el inconsciente, los irrintzis se alojan en un estadio previo a la palabra, pues son gritos ceremoniales, o formas primarias de comunicación que enraízan en la tradición vasca. Etimológicamente vacío pero poderoso en su significado, el Irrintzi culmina una exposición muy bien armada, con una selección de obra certera que permite un diálogo coherente entre los trabajos y una muy lograda disposición espacial. Un proyecto bien atado y bien traído.
@Javier_Hontoria