Museo de Bellas Artes de París: 400 obras que recorren 7.000 años de la naturaleza en el arte
Con obras de Arcimboldo, Monet, Brassaï o Dora Maar, la muestra celebra la belleza extraordinaria y atemporal de las plantas
2 julio, 2022 03:37“Mi deseo es quedarme siempre así, viviendo tranquilamente en un rincón de la naturaleza. Sigo a la naturaleza sin poder asirla; tal vez debo a las flores haberme hecho pintor”, decía Claude Monet, el gran maestro de la pintura impresionista, para quien la naturaleza se convirtió en su gran referente, y cuya obra está presente en una exposición sin precedentes titulada Vegetal - La escuela de la belleza, que acaba de inaugurarse en el Beaux-Arts de París, bajo los auspicios de la Casa de joyas Chaumet.
La esplendida y ambiciosa muestra, que se puede ver hasta el 4 de Septiembre, está comisariada por el botánico Marc Jeanson, antiguo director del Herbario del Museo Nacional de Historia Natural de París y actual director botánico del Jardín Majorelle de Marrakech. “La exposición nació de la necesidad de demostrar la extraordinaria belleza de las plantas en un mundo que actualmente no se detiene a observarlas", explica Jeanson. "Explora la naturaleza como una fuente de inspiración y celebra la belleza absolutamente extraordinaria y atemporal de las plantas, su infinidad de formas, sus texturas y colores cruzando visiones, épocas y medios diversos, e invitando a los visitantes a mirar la naturaleza a través del prisma universal del arte”.
Y añade: “la belleza es universal y la exposición pretende mostrar la importancia que han tenido los seres vivos y las plantas en la formación de los artistas, aunque esta tradición se esté perdiendo”. La exposición es un extraordinario viaje de nada menos que 7.000 años de arte y ciencia a través de 400 obras claves de artistas y científicos por igual, relacionados a través del diálogo entre la pintura, la escultura, los textiles, la fotografía, el mobiliario y un centenar de objetos de joyería de Chaumet.
“Es una inmersión en lo botánico que yuxtapone lo primitivo y la creatividad contemporánea”, señala Marc Jeanson. “Una de las obras más antiguas es la de las flores de nenúfar extraídas de la momia de Ramsés II, que son las plantas secas más antiguas del mundo, con alrededor de 3500 años. Sin embargo, el objeto más antiguo es un fósil de helecho que data de hace unos 300 millones de años. Esto permite anclar el tiempo de la exposición en el origen de la vida, y mostrar al público el tiempo de creación de la flora actual, así como de los metales, piedras y elementos constitutivos de la joyería”. La exposición llega hasta el presente con obras de una treintena de artistas contemporáneos como Anselm Kiefer, y creacciones especiales para la exposición de Patrick Blanc y Zimoun.
“Desde el principio obtuvimos reacciones entusiastas con la idea de la muestra” señala el comisario. “Por ello, con gran generosidad y confianza, hemos obtenido préstamos excepcionales de más de 70 museos, fundaciones, galerías y coleccionistas privados, franceses y extranjeros, estudios infinitamente precisos del mundo vegetal”. Por citar algunos, el Museo Nacional de Historia Natural, los museos de Orsay y del Louvre, el Institut de France, el Victoria and Albert Museum, el Pistoia Musei, el Museo de la Escuela de Nancy, los Reales Jardines Botánicos de Kew, la Kunsthalle de Hamburgo, o la Colección de Arte Albion de Tokio.
Algunas de las obras más extraordinarias son la Primavera y el Verano de Giuseppe Arcimboldo del Museo del Louvre, Blanco lirios de Henri Fantin-Latour del Victoria & Albert Museum, Nenúfares y Lirios de Claude Monet, Sillas pintadas con motivos florales de Émile Gallé, Los pensamientos (flores) pintados por Eliot Hodgkin, un vestido de Christian Dior con bordados de lirios de los valles, los narcisos que florecen en el cuerpo de un jarrón Daum o los claveles de Bartolomeo Bimbi, alumno de Lorenzo Lippi, activo en la corte de los Médicis.
Junto estas obras de arte, una multitud de creaciones de joyería procedentes de colecciones privadas realzan la singularidad de la muestra, tales como: la tiara Bedford, un brazalete de nenúfares, broches de gallo y de rey, bandeau-tiara de hoja de roble, parure de golondrina, tiara de claveles, o el magnífico broche de la reina Hortensia. Todas estas piezas excepcionales dialogan con otras obras inesperadas, tales como las fotografías de jacintos de Dora Maar, las de pistilos de tulipanes de Brassaï o las fotografías de peonías de Robert Mapplethorpe; o con otras igualmente sorprendentes como los estudios de cardos de Eugène Delacroix, los bocetos de hiedra de Le Corbusier, la pintura de lirios de Otto Dix o las flores de Gustave Courbet.
Chaumet, el joyero naturalista
La Casa Chaumet, asociada con el Beaux Arts desde hace una década, fue la iniciadora del proyecto. Chaumet fue fundada en 1780 por Marie-Étienne Nitot, quien se describió a sí mismo como “joyero naturalista”. De hecho, las formas artísticas de sus joyas plasman su visión botánica. Posee uno de los archivos más importantes en la historia de la joyería en Europa, que incluyen también dibujos, y fotografías.
“Chaumet”, explica el comisario, “es un joyero cuyas fuentes de inspiración van mucho más allá de registro del simbolismo floral como la rosas o las flores clásicas de la joyería, pues integra también algas, cereales, el trigo, árboles, helechos, cardos, laureles, umbelíferas… ofreciendo un amplio panorama”. Nitot fue designado joyero oficial del imperio y de Napoleón, y la pasión de su esposa Josefina por las plantas y los pájaros influenció todo el gusto de una época en la joyería en el siglo XIX.
En la exposición, las tiaras de Marie-Étienne Nitot se codean con un paisaje de un campo pintando de Raoul Dufy y una chaqueta bordada con mazorcas de maíz de Yves Saint Laurent, todo arrullado por una escultura sonora especialmente compuesta por Zimoun. Otro ejemplo de diálogo único en la muestra es el de los brazaletes en forma de lirio de Joseph Chaumet (director visionario que dio el nombre a la casa de joyas en 1907) con una pintura de un lirio de Monet. Además, tres proyectos de joyas corsés de caña (juncos) de la década de 1890 dialogan con las fotografías Cattail de Robert Mapplethorpe.
Todo en la exposición es sorprendente como la propia naturaleza, incluido el decorado en el que se ha instalado la exposición. Marc Jeanson ha concebido el recorrido de la muestra desde el punto de vista de un botánico, como un herbario compuesto por las especies presentes en las creaciones de Chaumet, a modo de un paseo por paisajes, desde el bosque y la orilla del mar hasta el estanque y el campo de trigo.
Paseo por el mar, el jardín, los bosques...
Para comenzar el “viaje inmersivo en la naturaleza” de la exposición, el visitante se enfrenta a un dibujo del fresco parietal de André Vila realizado en las cuevas rupestres del Oued Djerat (Argelia). La exposición está articulada en secciones temáticas: el mar, las flores, el jardín ornamental, el bosque, la orilla, el cañaveral, el trigal...
“Esto permite al visitante deambular libremente por paisajes sucesivos, pasando del trazado de una pintura rupestre de casi 5000 años de antigüedad a un bosque de cartón de la artista contemporánea Eva Jospin”, explica el comisario de la exposición. “Cada sección es anunciada por una obra que presenta al público el universo en el que están entrando, a veces una obra clave, otras menos conocida”.
Así, Los nenúfares de Monet obviamente están presentes, pero también Los lirios, menos esperados. Lo mismo con Le Corbusier, de quien presentan estudios muy sorprendentes de brotes y hojas. Los dos cuadros de Giuseppe Arcimboldo, Primavera y Verano son las únicas obras de la exposición con representación humana. Cierra La mesa del collar de perlas, regalada a Luis XIV por el cardenal Barberini, un testimonio espectacular de la edad de oro del mobiliario florentino en marquetería de piedra dura. En esta mesa, que será restaurada por Chaumet, los lirios, narcisos, enredaderas o jacintos están reunidos y enlazados entre sí, actuando como una metáfora de nuestra visión actual de los seres vivos y actúa como un espejo del tapiz millefleurs que se encuentra frente a ella.
Josefina Bonaparte: rehabilitar el papel de la mujer
La multiplicidad de puntos de vista que contiene la exposición invita también al (re)descubrimiento y rehabilitación de grandes figuras femeninas de la botánica en la historia. Entre ellas, la emperatriz Joséphine ocupa un lugar especial. Fiel clienta de la Casa Chaumet desde 1805, la emperatriz fue una apasionada de las ciencias naturales, hasta el punto de ser reconocida por sus innovadoras aportaciones a la botánica y la horticultura.
Mecenas, contribuyó a afianzar la reputación de Pierre-Joseph Redouté, el artista conocido como el Rafael de las flores, como atestiguan las representaciones suyas de rosas, lirios y amapolas que se presentan en la exposición. “No es un gesto feminista sino un reflejo de la importancia histórica que han tenido las mujeres en el estudio y representación de las plantas", matiza Marc Jeanson. "¡Es fascinante!, muy diferente de lo que ocurre en el campo de la zoología o la mineralogía”.
Así, desde el bosque de Eva Jospin que da la bienvenida a los visitantes hasta la música especialmente concebida para el evento por Laurence Equilbey / Insula Orchestra, las mujeres ejercen una poderosa presencia en la exposición: racimos de uva de Séraphine de Senlis, algas de Yvonne Jean-Ha, tulipanes de Barbara Regina Dietzsch y Berthe Morisot, lirios de Laure Albin-Guillot, claveles de las hermanas Marthe y Juliette Vesque, sin pasar por alto un bronce de Sarah Bernhardt dialogando con cianotipos de algas de Anna Atki...
En determinados momentos de la historia, como ocurrió en la época del emperador Napoleón y Josefina, las grandes expediciones naturalistas, y por ende la naturaleza ha ejercido una verdadera fascinación. “Entonces”, señala Jeanson, “la sabían mirar, percibían su belleza y la cuidaban como ya no sabemos hacer hoy; de hecho, otro objetivo de la exposición es que el visitante pueda, a través de los ojos de los artistas, cuestionar su conocimiento sobre las plantas, y puedan comprenderla”.
La naturaleza es un tema clave en el corazón de nuestra época, ya que nuestro mundo está siendo moldeado por un nuevo despertar al medio ambiente y, sin embargo y paradójicamente, nunca hemos sufrido tanto por este debilitamiento del mundo vivo, de los sistemas naturales y de la desaparición alarmante de las especies vivas.
Marc Jeanson que ha dedicado tu vida al estudio de la naturaleza concluye: “la naturaleza es la fuerza creativa más antigua, pero también la más increíble y la más poderosa. Preservar lo vivo es también preservar la belleza del mundo. La belleza es una de las experiencias más poderosas para vincularnos con los seres, y la naturaleza nos dice: hay que tomar en serio la belleza del mundo. Cada flor que nos parece bella es el eco de seres que nos han precidido en esta tierra”