Gabriel Perezzan
Gabriel Perezzan: Buny y Cabeza, 1999
La última exposición de Gabriel Perezzan (1963) presenta una asociación de esculturas que tienen como patrón y unidad una abstracción inconcreta fruto de la ampliación de pequeños modelos moldeados. Pero su mérito no estriba en el hábil manejo de los materiales, ni en su adecuada aplicación a las formas, ni en el acabado de unas piezas llevadas a su máxima excitación (por dicha ampliación). Filamentos, masas, alargamientos, modelados, lo aleatorio y combinatorio, los pliegues, talla, concavidades o convexidades son, simplemente, forma. La forma, los materiales (aluminio fundido, fibra de vidrio, resina y caucho, o espuma de poliuretano) y el acabado no son otra cosa que coordenadas. El acierto aparece en medio de ellas, en proponerse (y conseguir) que estas piezas caprichosas, fruto del azar y del esfuerzo de acabado, invadan el espacio de la galería, su suelo, su volumen, como brotes, emanaciones o sombras que parezcan haber estado siempre allí. Es en este ejercicio de ilusionismo "a posteriori" y en esa asociación, donde se mantienen los fundamentos de la creación plástica que Perezzan parece perseguir, la tensión entre contención y desarrollo, entre abstracción y evocación, entre forma vacía y huella humana