Exposiciones

El teatro de Rauschenberg

Robert Rauschenberg. Combines

23 febrero, 2006 01:00

Canyon, 1959. Sonnabend Collection. Nueva York

Metropolitan Museum of Art. 1000 5th Avenue. Nueva York. Hasta el 2 de abril

Desde los años 60 las propuestas de los conceptualistas, los minimal o los artistas del povera han intentado modificar la sustancia del objeto artístico y lo que percibimos de ellos, sean de Goya o de Rothko. Intentan ganar un territorio nuevo al sentir y al pensar ofreciendo a la mirada contemplativa un shock, una provocación. Los Combines que Robert Rauschenberg comienza a realizar en 1954 surgen como reacción al expresionismo, a lo informal. Ahora se pueden ver en su conjunto en una gran exposición organizada por Paul Schimmel (conservador del Museum of Contemporary Art de Los ángeles) e instalada por Nan Rosenthal en el Metropolitan Museum neoyorquino. Es esta una revisión exhaustiva de todos los Combines realizados entre 1954 y 1964, sesenta y siete piezas tanto de pared como de suelo.

Nacido en Texas hace ochenta años, Rauschenberg cuenta en su genealogía con un abuelo alemán que se casó con una india. Dos personas le influyen en su trayectoria: el músico John Cage y el pintor Cy Twombly, con el que estudia en el Black Mountain College. En 1953 adquirió un dibujo de Wilhem de Kooning y lo borró cuidadosamente exponiéndolo con su propia firma Erased De Kooning. Esta acción pictórica se ha considerado como un momento épico en la historia del arte americano, sobre todo para quien da a Duchamp un rango en la historia, si no similar al menos mayor que el de Picasso o Brancusi. Estudiante tardío en el Black Mountain College, gracias a la que fue su mujer, estuvo bajo la dirección de Joseph Albers, que no quiso reconocer el éxito de su discípulo. Su reacción, como la de sus compañeros -Johns, Twombly, etc-, es contra el expresionismo abstracto pero son sin quererlo deudores de ellos. La obra de Rauschenberg surge así como una contestación al dominio de Jackson Pollock y sus amigos de la llamada Escuela de Nueva York. Para éstos, el proceso de pintar fue convertido en acto fundacional de la pintura. En palabras del filósofo John Dewey "esa pintura que es acción y a la vez su resultado", lo que se ha llamado en USA Action painting y en Europa informalismo. Contra ellos surge el movimiento pop y el movimiento minimal.

En esta exposición también se percibe la deuda de Rauschenberg con Twombly, especialmente en los formatos pequeños, y sobre todo de la pintura gestual de Wilhem de Kooning. Las Marilyn de Warhol, las banderas de Jasper Johns o el Monogram de Rauschenberg (una cabra rodeada de un neumático de coche), de 1955-59 (Moderna Museet, Estocolmo) son los toques americanos más conocidos después del expresionismo abstracto. O mejor, son la enérgica respuesta de una generación cansada del alcohol y de la vida interior del Action painting.

En sus Combines Rauschenberg reinventó el sentido del collage. No sólo cambió su papel como medio técnico que sirve para crear una ilusión a través de un objeto cotidiano (el hule del cuadro de Picasso, o los papeles de periódico pegados), sino que dio un paso más, creando unos objetos que van más allá de la pintura y de su marco (en el sentido literal). En la primera pieza titulada Combine (San Francisco, Museum of Art), de 1954, el artista sitúa elementos diversos fuera del rectángulo del cuadro, mientras que las pinceladas de color rojo le van a servir como unificador fundamental; el rojo envejece mal pero da una pátina unificadora a todos los cuadros.

Rauschenberg no quiso hacer una pintura con óleo y gestos, o con representaciones ilusorias, sino con trozos de la realidad, con fotografías, con restos, de ahí el nombre de la serie. Quiso hacer cuadros, como dijo en sus Conversaciones con Barbara Rose en 1987) con "verdaderos trozos de la realidad". Sus Combines son eso: un plato combinado de collage, fotografía, montaje y colores. En este sentido son herederas de Kurt Schwitters, de la poesía de los materiales y de los montajes de objetos para crear posibilidades inesperadas de construcciones visuales. Pero Rauschenberg lo hace a gran escala. Escenifica las contradicciones del mundo actual e intenta poetizar el caos. El artista llamó Combines a este nuevo tipo de collages, de objetos cotidianos unificados a través de un toque pictórico, sea una cabra, un águila, una almohada (Canyon, colección Ileana Sonnabend, 1959), sea una lámpara, en una especie de teatro de las maravillas. Bed (la cama boca arriba, con su manta y almohada) de 1955 (MoMA, New York) se adelanta a Tàpies y al arte povera en su formalización y cambio de sentido de un objeto cotidiano, ahora puesto de pie y dentro de un marco. Rauschenberg rescata los objetos miserables de la vida o de la basura para darles un nuevo rango, no con la autoridad metafísica y distante de Marcel Duchamp sino creando una pieza teatral, una imagen, un gag cómico y antirreverencial. Con sus Combines subvierte el sentido de que la idea de una obra de arte y el de la ilusión tienen un sentido unitario, rompe la tradicional "unidad de acción" en la pintura. Crea objetos que, gracias a su combinación, instalan una realidad nueva, ofrecen una experiencia plástica. Los Combines son una especie de tesoro bizantino, de trapos y animales, de objetos que han perdido su sentido, pero que configuran el alma del artista, quizá su mejor momento. Después, Rauschenberg se queda en el terreno del teatro: en el simple comentario del sofista de la actualidad, en fundamentalismo ornamental. Quizá lo mejor del Rauschenberg posterior a los Combines, su crossover culture, ha funcionado en los ballets de Trisha Brown o Merce Cunningham.