Image: Miralda: objetos y rituales

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Exposiciones

Miralda: objetos y rituales

Miralda. De gustibus non disputandum

25 junio, 2010 02:00

Antoni Miralda: Dreamlike, 1977

Comisaria: Danielle Tilkin. Palacio de Velázquez. Parque del Retiro. Madrid. Hasta el 11 de octubre.

Con esta exposición de Antoni Miralda, uno de los padres del conceptual español, se reabre el Palacio de Velázquez. Un recorrido laberíntico nos introduce en el especial mundo del artista en el que lo surreal y lo mordaz se dan la mano.

La comunidad artística debía esta gran exposición retrospectiva a Antoni Miralda (Terrassa, Barcelona, 1942) quien, desde 1965 y en conexión con las pautas del arte de concepto, viene desarrollando en el circuito internacional una serie incansable de proyectos de admirable capacidad imaginativa, marcados por una nueva sensibilidad crítica, con el propósito de contribuir, desde la práctica del arte, a recuperar la dimensión política de la sociedad civil.

El Museo Reina Sofía presenta un conjunto formidable de la obra de Miralda: esculturas, objetos, instalaciones, películas, dibujos y montajes fotográficos que llenan los espacios del Palacio de Velázquez del Retiro que, cerrado desde 2005 por reforma, abre de nuevo sus puertas con esta exposición. Se trata de una muestra de formato y montaje inhabituales, pensada para testimoniar el proceso rico y complejo de un artista "distinto" por la singularidad de sus propuestas. La exposición se presenta como un escenario o laberinto en el que el espectador tiene que penetrar y recorrerlo para no sólo descubrir sino también experimentar -siempre "desde dentro", entre decoraciones y tramoya- las inquietudes fundamentales de la creación de Miralda, así como las obras "especiales" que funcionan como hitos que delimitan temas, procedimientos y orientaciones. El conjunto expositivo está concebido en tres grandes apartados referidos a la obra escultórica, a las fiestas rituales y a la creación actual del denominado FoodCulturaMuseum.

Jugando a los soldaditos
En lo que atañe a su obra escultórica, realizada en la década de los 60 en Barcelona y en París (donde Miralda se instaló en 1962), resulta difícil aplicar el concepto convencional de escultura al estupendo ciclo de Soldados pegados, configurado por series de pequeños e innumerables soldaditos de plástico blanco que Miralda presenta ordenadamente pegados en collage sobre muebles y objetos de la más variada índole (sobre mesas, sillas, armas, ropajes, bustos de esculturas clasicistas, marcos de cuadros, paredes…), o también formando alineaciones y composiciones geométricas introducidas en contenedores transparentes de metacrilato (serie Cenotafios), que Miralda concibe como maquetas de monumentos funerarios. En la muestra se presentan dibujos preparatorios de estas series, alguna composición de objetos murales y dos conjuntos escultóricos completos: la reproducción de la exposición ambiental Toiles de Jouy que Miralda celebró en 1969 en la Galerie Boutique Germain de París, y la serie rutilante de los objetos alegóricos y "funerarios"de los Cenotafios, testigos primeros de la vocación narrativa, humorística y crítica de su autor. El ciclo de "soldaditos" lo cierra la proyección de la película París, La Comparsita, rodada en 1972 por Miralda y por Benet Rosell, relatando los avatares de una estatua de tamaño natural de un soldado, buscando pedestal por calles y plazas parisinas.

Comida y cultura
El segundo apartado de la muestra, dedicado a las fiestas y los rituales, y centrado casi exclusivamente en el tema de la comida como elemento cultural, sociológico y simbólico, expone las obras más conocidas de Miralda. Lo inició en 1969 en París, en colaboración con Dorothée Selz y versa sobre la "ritualización de la comida". Asistimos a toda una sucesión de escenarios para acciones ceremoniales donde el artista dispone minuciosas coreografías, fiestas de los sentidos y de la vida, a través de los cuales la preparación artística, la ofrenda cultural y el consumo compartido o "comunión" de los alimentos se convierten en obra de arte y en celebración de "lo imaginario hecho realidad", gracias a la colaboración de centenares de participantes. En este conjunto sobresalen tres propuestas: Patriotic Banquet, proyectado para 1973 (a los pocos meses de instalarse Miralda en Nueva York, en días de la guerra del Vietnam) e integrado por un solemne comedor y un menú de indigestas banderas comestibles; Wheat & Steak (Trigo y bistec), de 1981, fiesta basada en la feria alimentaria de Kansas City, centrándose Miralda en la figura más destacada de la cabalgata popular, que es la estatua colosal de un Triunicornio que desfila sobre una corona de toneladas de grasa, y Santa Comida, proyecto celebrado en Nueva York en 1984, compuesto por un patio de barrio de la comunidad latinoamericana, donde la fiesta de comer -entre altares de la santería afrocubana y el candomblé brasileño- no es tanto un acto de satisfacción física cuanto una ocasión de festejar el compartir.

Una fiesta muy diferente, de crítica dura y de monumental y eficacísima teatralidad kitsch, es la del Honeymoon Project (Proyecto Luna de Miel), celebrado entre 1986 y 1992 para "formalizar" el matrimonio entre las esculturas monumentales -e intercontinentales- de la Libertad de la bahía de Nueva York, y de Colón del puerto de Barcelona. La realización de las ropas de las estatuas, de los anillos, collar y regalos de boda, y del escenario del compromiso, así como las 2.500 redacciones de cartas de amor enviadas al proyecto implicaron a millares de personas, confundiéndose lo doméstico y lo monumental, la fusión de culturas y la pérdida de libertad, el humor y el sarcasmo.

Comida y archivo
El apartado final de la exposición es el más complejo y conceptual, y se centra en poner la infraestructura de una ambiciosa "obra en marcha": el citado FoodCulturaMuseum, un centro "gastrocultural" a escala mundial, del que se muestran parte de sus archivos babilónicos, sus colecciones inacabables de objetos de menaje de cocina y de mesa, platos cerámicos decorados con las recetas más diversas en las lenguas más diferentes, documentación internacional oficial sobre alimentación, frigoríficos y redomas…, concluyendo con el mostrador en forma de cinta infinita donde se muestra el Stomak Digital, proyecto concebido como "punto de confluencia de archivos, acciones, exposiciones y vídeos de Miralda", proponiendo una lectura transversal, y que pronto será accesible por Internet. Un ambicioso final expositivo de ecos "post-humanos", para una exposición preñada por el espíritu de Duchamp y del dadá.

MIRALDA EN TRES PALABRAS

Comunicación: "El artista tiene que ser un comunicador. En este absurdo continuo que construimos cada día, intento aportar un poco de poesía, de ironía y provocar que la gente piense, medite, critique", nos cuenta.

Lúdico: "El tópico festivo-carnavalero con el que se me ha identificado es una de las etiquetas con las que no me reconozco. Sé que mi obra no tiene una pinta seria, pero su mensaje va más allá del puro divertimento".

Comida: "La comida la puedo relacionar con varios temas. Muchos son los intereses y las guerras que se han creado alrededor de una mesa. Lo que hago es partir de un elemento que me conecte a otros".