Voz hueca, 2011

Galería Birimbao. Alcázares, 5. Sevilla. Hasta el 17 de mayo. De 200 a 3.200 euros.

Aunque a primera vista esta exposición de Gloria Martín (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1980) puede parecer sencilla, realmente resulta un proyecto pictórico y conceptual de mucho calado que, partiendo del espacio museístico y la sacralización de las obras de arte como vestigios contemporáneos, reflexiona sobre su significado y la manera en que se exhiben. Al vaciar de contenido cualquier reproducción de un cuadro o escultura, siempre permanece su rastro y por ende la contextualización que lo sitúa, una huella entre misteriosa y aséptica que, aferrada sólo a la forma, mantiene viva la esencia de lo que es sin mostrar nada de su fundamento.



Esta desnaturalización intencionada del objeto permite desviar la atención hacia otros detalles relevantes de utilería y almacenaje -bien sean cajones, bargueños, vitrinas o armarios-, elementos contenedores en los que pocas veces nos fijamos y que asumen aquí todo el protagonismo. Así, podemos ver las cajas de Boîtes en Valise de Marcel Duchamp o una urna que protegía una pieza de Louise Bourgeois, referencias inequívocas a trabajos célebres que, sin aparecer directamente en la imagen, siguen estando presentes. El juego entre contenido y continente se extiende a la propia sala, que funciona como una instalación donde la artista ha colocado a tamaño real y en los mismos emplazamientos en los que se ubicarían si fuesen verdaderas, dos pequeñas telas que recrean una cámara y un termohigrógrafo, ficcionando también el lugar expositivo y convirtiéndolo en parte activa de la muestra.