John Bock: Vas-Y!, 2005

MARCO. Príncipe, 54. Vigo. Hasta el 2 de septiembre.

Con la intención de subrayar un principio de presencia activa del artista en la práctica de la performance y del espectador en la instalación, se presenta esta muestra que destaca por un apoyo cada vez más inusual y difícil a la producción de los artistas. Inmersos en ella, y en concordancia con el interés por lo procesual y relacional del museo que la acoge en coproducción con LABoral, pronto descubrimos que lo expuesto no es lo más importante y sí el valor de distintos gestos. Lo relevante es la tensión del acontecimiento; el arte como ciencia del comportamiento, una vez quebrado su tradicional sentido estático.



Uno de esos gestos, el más insistente, es el realizado por el artista alemán Thom Kubli, que batió el récord del Solo de guitarra más largo jamás interpretado al permanecer más de 7 horas tocando sin parar en el propio museo. En las manos del espectador más osado, previa cita, queda la oportunidad de sustituir al artista de tan insignificante honor. Entre tanto, todas las actuaciones son supervisadas por un notario y retransmitidas en tiempo real a través de la web. Se trata de desbordar y fundir los límites de eso que denominamos arte, de aquel crítico y simbólico derribo de los muros de los museos que propugnaba Douglas Crimp. Pero también de trabajar la duración desde lo improvisado, ya sea haciendo equilibrios entre el mundo del arte y la danza contemporánea, como en el caso de La Ribot, que en El agujero de la risa alude a lo represivo y al derecho de libertad personal, o entre el arte y el fitness, en la instalación Plastic Gymnastic, donde Mads Lynnerup invita al espectador a ejercitarse dentro del espacio expositivo.



De entre los artistas participantes, resulta inevitable destacar a Gary Hill, pionero a la hora de descubrir la capacidad poética de lo tecnológico. Con fina ironía, Hill realizó una performance para tropezar con unas palabras que se convierten en esculturas que chocan, a su vez, con las imágenes. En este caso, a partir de expresiones idiomáticas comunes, con frases hechas que aluden a lo corporal desde lo metafórico y lo físico, llevando el lenguaje a lo extremo. Todo nos sugiere una experiencia imposible. Lo advertimos también en quienes toman la arquitectura como clave, para quienes como Sergio Prego asumen su quiebra a partir de un virtual efecto espejo que se produce al transitar por uno de sus conocidos túneles, en este caso transparente; o como Carlos Rodríguez-Méndez que la entiende como depósito de lo residual; o Alastair MacLennan, que trabaja desde lo metafórico a partir de la memoria del museo como cárcel, asumiendo su sentido paradójico.



En el caso de SUE-C + AGF es el espacio como escenario y en John Bock como desquiciante contenedor de otro espacio. Definitivamente, lo performativo se enfatiza y reivindica en voz alta, como los cantantes contratados por Maja Bajevic, evidenciando los anacronismos de determinados mensajes sociopolíticos y la severidad estática de la historia del arte.