Teresa Solar Abboud: Teatro de operaciones , 2012

Comisaria: Tania Pardo. Centro de Arte Dos de Mayo. Av. de la Constitución, 23. Móstoles (Madrid). Hasta el 20 de mayo.

Iván Argote, Sara Ramo y Teresa Solar Abboud. Son tres artistas con tres narraciones gestadas como historias independientes pero unidas por sutiles puntos en común bajo un mismo título: Sin heroísmos, por favor. Como el libro póstumo de Raymond Carver, esta exposición habla también de la desmitificación del acto de crear.

El modelo es adecuado. Un centro de arte de dimensiones medianas, con una trayectoria expositiva muy digna y coherente, con vocación de acercarse al contexto ciudadano, en una posición geográfica "periférica" dedica una parte de su programación a artistas jóvenes y a comisarios españoles. El CA2M viene organizando colectivas con artistas más o menos emergentes, españoles y extranjeros, que proponen temas próximos a la realidad que vivimos y dan a conocer algunas de las formas y las maneras que la creación actual adopta. Parece una fórmula sencilla, fácil de llevar a cabo y apropiada para el establecimiento de un tejido institucional intermedio entre el estudio y el museo. ¿Por qué son tan pocos los centros de arte en España que la están aplicando?



En esta ocasión, la comisaria Tania Pardo ensaya el formato de la tri-individual. Son tres individuales que tienen un hilo común, "la desmitificación del acto de crear y la importancia del hecho cotidiano", protagonizadas por artistas que han vivido la expatriación: Sara Ramo (Madrid, 1975), que acaba de regresar de una estancia en Brasil de 15 años, Iván Argote (Bogotá, 1983), que vive en París, y Teresa Solar Abboud (Madrid, 1985), con raíces egipcias. Pero los trabajos que presentan no son homogéneos ni en sus intenciones ni en su grado de elaboración. No acabo de encontrar un principio o rasgo substancial que compartan de manera incuestionable, aunque no se pueda hablar de una disparidad radical.



Iván Argote es el artista que mejor responde a los postulados del proyecto en el sentido de que es del todo imposible mitificar lo que hace. Podemos encontrar alusiones amargas a la inmigración y a la soledad en su obra pero ésta resulta demasiado ligera e inmadura. Su idea de organizar un cumpleaños en el CA2M cada día está muy bien para integrar a los mostoleños en el centro pero es artísticamente irrelevante. Aunque terminó sus estudios hace sólo tres años ha llamado la atención de comisarios de diferentes países y de algún galerista; creo que no es positivo celebrar así la primera ocurrencia de un artista.



No es sólo una cuestión de edad: más joven aún es Teresa Solar Abboud y, sin embargo, merece mucho más esta oportunidad. Su proyecto sobre la película Lawrence de Arabia es fruto de una acertada elección de argumento -no la película sino su rodaje y las implicaciones culturales y geopolíticas de éste-, que le permite hacer confluir la historia oficial, la ficción y la historia personal. Y de un serio proceso de exploración documental y formal. Los dos vídeos y la instalación con diferentes "ambientes", junto a las fotografías y objetos asociados, conforman un conjunto complejo pero bastante bien trabado en el que se reflexiona sobre la colonización, el lenguaje -su aprendizaje, su representación y su relación con la geografía-, la construcción y reconstrucción de espacios y de escenarios, los viajes de ida y vuelta en el tiempo...



Uno de los vídeos es similar a los producidos por Sergio Belinchón en los que recrea plano a plano los paisajes de películas del Oeste. Solar se limita a una secuencia e introduce una variante: examina la recreación que se hizo de un oasis en Almería -donde se filmaron algunas escenas de la película- y cómo aquella vegetación extraña se ha desarrollado en las décadas transcurridas. El otro vídeo efectúa otra forma de "transplante", en una vuelta de tuerca inteligente y poética: devuelve a El Cairo la oficina del Arab Bureau en la que Lawrence dibujaba mapas al inicio de la película... un set que se construyó en Sevilla. En fin, muy interesante. Supera su actual exposición individual en la galería Formato Cómodo, que también es importante visitar para conocer su forma de trabajar con los lugares y de aludir, con palabras e imágenes, a su "fortuna histórica".



Sara Ramo es la más veterana de los tres y ha participado en importantes eventos internacionales, como la última Bienal de Venecia. Es un valor en alza y tiene una cualidad que hemos de medir en algo grado: un gran talento para la elaboración formal de sus percepciones y sus respuestas a los sucesos tanto de la vida privada como de ciertas áreas de la esfera pública. Quizá por ello decepcionan sus dos instalaciones, ambiciosas pero inexpresivas, o esa pieza de pared hecha de tiras de periódico que podría recordar a un trabajo escolar y se salva por la semi-fortuita corriente de aire de un proyector de diapostivas -"islas" de materiales y objetos en las obras abandonadas de Seseña- que la convierte en una escultura cinética.