T-I-ME (Revelations series), 1996-2010

Centro Atlántico de Arte Moderno. Balcones, 11. Las Palmas de Gran Canaria. Hasta el 27 de mayo.

Es la primera exposición retrospectiva en nuestr país de Faisal Abdul'Allah, artista inglés de origen jamaicano considerado uno de los artistas británicos más influyentes de su generación. Esta muestra recoge varias décadas de trabajo.

La primera retrospectiva en España de Faissal Abdul'Allah (Londres, 1969) presenta la vertiente más dura de la estética británica contemporánea implicada en la política de representación de la diferencia de la minoría racial negra. Porque si Yinka Shonibare reviste de colorismo su crítica a la historia del colonialismo, e Isaac Julien ha derivado hacia el esteticismo en su narrativa centrada en la experiencia de la identidad negra y gay, después de dos décadas Abdul'Allah permanece firmemente asentado en la deconstrucción de los estereotipos discriminatorios de la cultura blanca y cristiana, religión a la que perteneció hasta que en 1991, con su conversión al islam, cambió su nombre (Paul Duffus) por Faisal Abdul'Allah, cuyo apellido significa "siervo de dios".



La exposición, compuesta por una decena de series fotográficas e instalaciones, comienza con dibujos de corte expresionista de 1989 inspirados en Malcolm X, el lider afroamericano que polarizó su crítica a la discriminación en el tema de la violencia y en 1965, al año de fundar la Muslim Mosque, Inc., cuyo objetivo no era la integración sino la libertad, justicia e igualdad total para los negros, murió asesinado.



Sin embargo, por hondas que sean las raíces del compromiso ético de Abdul'Allah, su protagonismo, después de sus individuales en la Whitechapel y la National Portrait Gallery y de ser reclamado en colectivas como Independence (2003) junto a los principales artistas considerados "políticos" en la escena internacional, y en las Universidades de Londres y Standford, se debe a la potencia de sus obras, resueltas con depurado rigor técnico y conceptual.



El arte de la dislocación es un buen título para explicar su cuestionamiento de los prejuicios de nuestra mirada ante la representación, condicionada por la historia de la cultura occidental, cristiana y blanca. Es muy eficaz su translación de la retórica de la representación tradicional del Jesús crucificado con un modelo negro, y también su actualización de la Última Cena, con agentes del medio artístico de raza negra que portan armas en sustitución de la traición de Judas, encarándose con el espectador. Pero no lo es menos su impecable impresión sobre enormes tapices, que dan cuenta de la exigencia del artista a la hora de investigar las técnicas más innovadoras para poner al día antiguos medios de representación al servicio de la fascinación visual que provocan sus proyectos.



Con un acertado montaje, se contraponen series como I Wanna Kill Sam, para la que posaron jóvenes estudiantes negros de bellas artes, ataviados como raperos y apuntándonos con pistolas, con Goldfinger que, además de un puño americano de oro, muestra retratos de los auténticos protagonistas de la violenta mafia londinense, cuyas impresiones sobre bronce bañado en oro destilan un color virulento. Otros trabajos, como la instalación semicircular de fotografías sobre acetato retroiluminadas, Diez grados, basada en la inesperada cadena de complicidad entre amigos, muestran el ingenio de Abdul'Allah para lograr con medios modestos resultados impactantes. También su vertiente más amable. La instalación en la que solo los rubios de ojos azules acceden a un cuartito recubierto de espejos, mientras el resto pueden observarlos tras los cristales, demuestra su interés por incidir en la experiencia transformadora del espectador.