De la serie Jardín japonés (piedras acumulación), 1997
Imágenes sobre las relaciones sociales y los mitos urbanos integran esta exposición, la primera retrospectiva del artista Carlos Garaicoa centrada en la fotografia, el punto de partida de u trabajo que recoge obras producidas en los últimos 20 años. Es una de las exposiciones indispensables de PhotoEspaña 2012.
Fue la afición de su padre por el medio y una infancia "atravesada por fotografías" lo que alimentó la curiosidad de Garaicoa por la construcción de la imagen y por los modos de representación basados en la documentación de lo real. Ello acabaría, como subraya esta exposición, en un análisis sistemático de lo fotográfico y su capacidad de intervención en un doble sentido: tanto de ser tratada para sugerir poéticamente como de cristalizar una injerencia política y afectiva de tal realidad. En Garaicoa lo fotográfico es en ocasiones inicio cuando no consumación de una pieza más grande y más compleja donde intervienen otras técnicas o recursos plásticos. A veces es fragmento de una serie documental o mero registro (rápido y furioso como un tiro) de una acción en el espacio público. Esta muestra despliega un abanico de buena parte de tales acepciones.
Nos permite conocer las primeras imágenes en que a principios de los 90 se documentaba la reacción de los transeúntes a intervenciones en el espacio público que, a su vez, consistían en fotografías del mismo emplazamiento donde eran situadas, como llamadas de atención sobre el derrumbe y el lenguaje cifrado de su Habana natal. La fotografía como caja de resonancia. Y, tras pasar por diversas estaciones, llega hasta esas piezas hechas este mismo año que consisten en impresiones sobre hueso de estampas de las ruinas de esa misma Habana, suponemos que veinte años más tarde. La fotografía como vestigio convertido en fósil.
La fotografía como intervención (en los dos sentidos mencionados) se articula en esta retrospectiva de MUICO en una amplia variedad de formulaciones plásticas: estuco luego esculpido con láser, impresión en metal, cajas de luz viradas con cinta adhesiva, imágenes de letreros prolongados en su superficie mediante textos hechos con alfileres e hilo o montadas en plexiglás y disparadas con armas de fuego, fotografías de azulejos que tras ser modificadas sirven de imagen para un mosaico de azulejo desviado o las recientes transferidas a poliespan... Garaicoa busca (y logra) expandir la práctica del medio pero, más allá, parece que intentara conferir cierta consistencia materialista a las derivaciones plásticas y poéticas de esa proyección del deseo que encierra su obra. Lo fotográfico le prestaría un anclaje en lo real para ese territorio dolido de sueños rotos y ruinas en medio de su insistente combinatoria de la reconstrucción, la-recontextualización, la observación mediada del detalle y la explosión humorística surreal.