Tormenta en las Azores, 2008

Museo ABC. Amaniel, 29-31. Madrid. Hasta el 18 de noviembre.

El programa Conexiones, comisariado por Óscar Alonso Molina, alcanza con ésta su cuarta entrega. Ya lo conocerán: el artista invitado elige una obra de la colección del Banco Santander y otra del Museo ABC de Dibujo e Ilustración, y monta un proyecto expositivo a partir del diálogo entre ellas. Me alegra mucho volver a ver en Madrid a Nati Bermejo (Logroño, 1961), una artista que merecería mayor atención y reconocimiento.



Frente a la tendencia dominante de dibujo infantiloide, nos muestra la profundidad que este medio puede adquirir en manos de alguien con experiencia artística y con capacidad de asociar densidad semántica y densidad plástica. Esta selección de obras ajenas y propias es coherente con sus fundamentos artísticos y con su poética: sus grandes dibujos a grafito se basan a menudo en fotografías apropiadas de los medios, así que está entrenada en la extensión de la vida de las imágenes.



Colección Santander. Anónimo italiano: Marina del siglo XVII (detalle)

Aquí, el galeón azotado por la tormenta del Santander le condujo a una infografía que ilustró en ABC el bombardeo aéreo de una flota durante la II Guerra Mundial, y ambos le incitaron a localizar obras propias relacionadas con la guerra, el mar y el cielo, los estallidos y las tormentas. El cuadro del galeón, catalogado como anónimo italiano del siglo XVII, podría representar un evento particular: la bandera permite identificarlo como integrante del Escuadrón Rojo de la Royal Navy inglesa, que patrullaba el Atlántico Norte y el Caribe. Es, por tanto, una escena militar y a pesar de que tal vez se trate de una exaltación genérica del poderío naval inglés no es descabellado incluirla en la categoría de pintura de historia o de "imagen como noticia". Pero Bermejo no ilustra noticias sino que produce "imágenes como acontecimiento" y, más concretamente, como acontecimiento lumínico que emerge desde la oscuridad.



Espacio de batalla 1-15 es la interpretación que la artista ha hecho del fotomontaje bélico de J. Ribera. Es un trabajo magnífico, tanto por la creativa transformación que hace de la imagen inicial como por sus texturas visuales. También ha dibujado para la ocasión las dos estrellas de la bandera Siria, en alusión al conflicto armado más sangrante hoy, convertidas en icono universal al perder el color original; una operación a la que ha sometido a otras banderas, expuestas frente a ésta, de países en guerra. El tratamiento gráfico de los fondos, en el que las líneas ondean en torno a los motivos, hace de cada uno una isla "vista desde el aire" rodeada de un mar de grafito.



El punto de vista y el destello son elementos de gran importancia en la construcción de los dibujos complementarios que ha traído, los cuales constituyen una excesivamente pequeña muestra de las líneas "argumentales" antes mencionadas. Quizá, para una exposición reducida como ésta, hubiera sido más efectivo optar por alguna. Pero el mayor reparo que me plantea es la innecesaria presencia de unas balas y unas cucarachas fundidas en unas piezas de suelo que, en comparación con las ricas calidades de los dibujos, resultan planas. Muy afortunada, por el contrario, la incorporación de los toques de silbato que llaman al silencio, y a cubierto.