Femme Couteau, 2002
La Casa Encendida celebra su décimo aniversario con una gran exposición que reúne los 10 últimos años de trabajo de una de las artistas más imporantes del siglo XX, Louise Bourgeois. Prometen trabajos inéditos, nunca antes vistos en España, y un buen elenco de obsesiones. En esta muestra no hay puntada sin hilo.
Tiziano, Goya, Monet, Matisse... en ellos, el deterioro físico no impidió el brote de creatividad final, abonado por esa libertad última de quienes ya no tienen nada que demostrar. A la Historia del Arte le ha gustado clasificar a los artistas en movimientos e incluso en décadas. Pero estos artistas longevos que continúan trabajando en su ancianidad hacen imposibles tales clasificaciones, porque no sólo atraviesan las décadas sino también las eras históricas y culturales: del Renacimiento al Barroco, del Absolutismo a la Europa revolucionaria, de las primeras vanguardias al siglo XXI.
Cell (Black Days), 2006 (detalle)
Ella había estado siempre ahí, trabajando unas veces a mayor ritmo que otras. ¿Y cuáles fueron esas condiciones? Por una parte, la creciente reivindicación y valoración del arte producido por mujeres y la superación del formalismo que había dominado hasta entonces en la escultura estadounidense -el componente existencialista y emocionalmente terapéutico en la obra del Bourgeois venía al pelo-; por otra, el traslado a principios de los 80 de su lugar de trabajo desde el sótano de su casa en Chelsea a una nave industrial en Brooklyn, en la que empezaría poco después a trabajar en obras de gran formato: primero las Celdas y después las Maman, sus célebres arañas.
Lady in Waiting, 2003 (detalle)
El problema es que se ha distribuido prácticamente todo lo que ha salido de sus manos, por dos razones: una es que ella daba casi todo por bueno, apenas seleccionaba, y otra es que la demanda de sus obras en el mercado favorecía esa actitud. Las galerías que gestionan su legado artístico, Hauser & Wirth y Cheim & Read, son de las más potentes en la escena internacional y han puesto en circulación no sólo las obras escultóricas sino una gran cantidad de dibujos, grabados y composiciones de telas y tapices.
Self portrait, 2007 (detalle)
Hay también vitrinas en sentido estricto, y algunas series escultóricas, como las espirales en aluminio -no representadas aquí-, las acumulaciones totémicas de piezas forradas en telas o los Echo, bronces hechos con moldes de sus propias ropas y pintados en blanco, de los que veremos varios ejemplos y que enlazan, en cierta medida, con los "personajes" de los años 40 y 50. Pero las obras que más abundan en esta década, además de los dibujos o los cuadros de telas estampadas combinadas en composiciones geométricas, son las figuras realizadas con telas cosidas, presentadas habitualmente en urnas o colgadas. Estas muñecas de trapo son de nuevo expresión de miedos y traumas, y no tienen nada de amable. Frente a otras artistas de la aguja que hacen un arte blando y obvio, Bourgeois supo mantener en buena parte de estas piezas una capacidad de provocar inquietud e incluso repulsión. Una nueva vuelta al motivo del cuerpo y de las mutilaciones que están en el origen de su pulsión escultórica.
Unas palabras finales sobre el aniversario de La Casa Encendida. Ésta de Bourgeois es la última exposición programada. Nada sabemos del futuro de un centro cultural que pende de las decisiones derivadas del plan de rescate de Bankia. Señores banqueros, señores políticos: Madrid no puede permitirse prescindir de la institución más dinámica de la ciudad, todo un éxito en su implantación social, que ha funcionado estupendamente gracias a un equipo entregado. Nuevas y regresivas leyes han acabado con la obligación de la "obra social" pero, ¿qué hay de la responsabilidad social corporativa? Si quieren, pueden.