The future was When?, 2009
Con la propia artista como investigadora y narradora, lo personal cobra protagonismo como experiencia, si bien esa condición se expande en un cuestionamiento de cualquier tipo de historia oficial, estableciendo fisuras en los discursos hegemónicos y dominantes que nos han servido para construir la Historia. Si algo tienen en común las obras presentadas en el MARCO es que la invención, lo biográfico, la coincidencia, la elipsis y el humor se mezclan en estas narrativas que se construyen desde lo performativo y procesual, iniciándose en sus vídeos y textos para proyectarse en otros formatos cercanos a lo fotográfico o la instalación.
En un tiempo como el que vivimos donde toda certidumbre se evapora y cada vez es más complicado discernir entre naturaleza y cultura, realidad y representación, en definitiva, entre verdad o ficción, las obras de Patricia Esquivias resultan paradigmáticas y oportunas, ajenas a la forzada radicalidad política de algunas obras de artistas más a la moda, al tiempo que más efectivas. Seguramente esa eficiencia es producto del ritmo pausado que se define ya al entrar en la exposición con un mural de cerámica en el que puede leerse: "Hay tanto deseo en la espera como espera en el deseo". Esa espera, que podría ser muchas cosas, se refiere en este caso a la emigración y a su incesante espera de noticias. Es una nueva versión de Folklore III, un ejemplo de cómo el proceso de construcción de cada obra no acaba de ser cerrado. En este caso, cinco años de trabajo que tiene su origen en la comparación entre las pirámides aztecas y las viviendas gallegas, que siguen un modelo invertido gracias a lo que se denomina "derecho de vuelo", que permite que el segundo piso sea más grande que el primero; de continuar esta proporción las casas serían como esas pirámides aztecas escalonadas, un absurdo que puede extrapolarse a cualquier relato antropológico construido desde la memoria, metáfora perfecta, del propio ejercicio artístico practicado por la artista.
Poco importa si se reflexiona sobre la idea de progreso a través de la excentricidades de Jesús Gil, como hace en Folklore I, o a partir de paralelismos entre dos soleados imperios como los de Felipe II y Julio Iglesias, como en Folklore II. O si para darle un aspecto moderno al metro de Madrid se ocultaron las cubiertas de azulejo detrás de unas nuevas planchas de aluminio, como presenta en The Future was When? (2009). Lo interesante es cómo la acción del tiempo acaba por ocultar el pasado, que únicamente puede aconteder desde la revelación de sus misterios; si a eso le sumamos la ironía como principal ingrediente, toparemos con el recomendable trabajo de Patricia Esquivias y una estupenda exposición.