Off a Tune at the Tongue´s End , 2013
Marcel Dzama presenta su segunda exposición en la Galería Helga de Alvear titulada 'A Trickster Made this World'. El artista suma a sus tradicionales dibujos de tinta y lápiz, el pergamino de piano como soporte; cabezas de bufones realizadas con papel maché; marionetas de colores que flotan en el aire; y su nuevo vídeo 'Une Danse Des Bouffons', convirtiendo el espacio en un escenario místico y fastuoso.
En su visita al Museo de Philadelphia, Dzama, el joven Marcel, pudo haber experimentado lo contrario de lo que, desde Freud, se ha definido como siniestro: lo que es familiar y de repente se vuelve extraño. Habría reconocido como familiar aquello que veía por primera vez. Un reconocimiento traducido en sus dibujos y esculturas, en sus vídeos y collages.
En esta exposición, titulada como el ensayo sobre el mito de Lewis Hyde, A Trickster Made this World, presenta su última película, Une danse de bouffons. En ella todo parece girar en torno a la más misteriosa de las obras de Duchamp, Étant Donnés: 1er la chute d'eau / 2nd le gaz d'éclairage, en la que estuvo trabajando en secreto casi veinte años, de 1946 a 1966, aunque a lo mejor no consista tanto en dar vida a la pieza original del francés, como se dice, sino en construir el relato en torno a un diorama de 2008 del propio Marcel Dzama (Winnipeg, Canadá, 1974), ese con el que termina esta danza macabra y que supondría concluir con el principio.
Une Danse des Bouffons , 2013
Una historia surrealizante a la que acompañan algunos de los estupendos dibujos de colores apagados y rojo sangre que han caracterizado la producción de Dzama, y que están habitados por algunos de los protagonistas de Une Danse de Bouffons y llenos de referencias a los Caprichos de Goya. También pueden verse las cabezas de papel maché que se utilizan en la película y que han perdido su movimiento para ser esculturas, y unas marionetas hechas de latas recicladas que cuelgan del techo.
La exposición concluye con otro vídeo que alude, de nuevo, a Duchamp, esta vez al ajedrecista, y en el que los movimientos de una de sus partidas sirven como pauta de una coreografía que bailan unos peones escapados del ballet de Picabia, Relâche. Máscaras y disfraces que son citas y homenajes que provocan que lo que es extraño resulte familiar.