Vista de la exposición

Galería Marta Cervera. Valencia, 28. Madrid. Hasta el 7 de junio. De 9.000 a 65.000 euros.

El año pasado, el artista chino David Diao (1943) presentaba en el Whitney Museum de Nueva York una pintura que reproducía a escala gigante una falsa invitación para una muestra retrospectiva de su trabajo a celebrar en el Museum of Modern Art, David Diao: 40 Years of his Art. La invitación copiaba, a su vez, la que ese mismo museo había hecho en 1939 a sus directivos para una muestra de Picasso: 40 Years of his Art.



El suyo es un personal modo de apropiación, más analítica que emocional, de ahí el guiño de que la invitación sea para los directivos y no para el público en general. Presta atención, también, a algunos de los nombres y obras que han determinado lo que conocemos como Vanguardia, tanto en el período histórico de las primeras décadas del siglo XX, como en las inmediatas al final de la Segunda Guerra Mundial. Es lo que caracteriza el trabajo de este artista, que cuenta ya con una extensa trayectoria artística que empezó con su primera exposición individual se remonta a 1969, en el espacio de Paula Cooper en Nueva York, todavía hoy su galería. Su presentación en España tuvo lugar en 2011, en la galería Marta Cervera que ahora expone sus obras de nuevo. Además de su temática habitual, entonces Diao mostraba las obras que había dedicado a la memoria y "reconstrucción" simbólica de su hogar de nacimiento en China, que tras convertirse en redacción de un periódico fue demolido. Ahora, con obras de 2011 y 2012, rinde de nuevo homenaje a una casa y a su arquitecto, y nos hace conscientes de las dificultades a las que se enfrentan las ideas innovadoras, y la influencia que ejerce el poder político y económico sobre el pensamiento.





Vista de la exposición



Diao titula la muestra Melnikov, en referencia a Konstantin Melnikov (1890-1974), el más influyente arquitecto del constructivismo ruso, profesor en los Vjutemás, Talleres Superiores del Arte y de la Ciencia, fundados por Lenin, de quien, en 1924 diseñaría el sarcófago para su momia. Entre 1926 y 1927 Melnikov construyó su estudio y casa familiar, un edificio experimental, compuesto de dos torres circulares con ventanas hexagonales que podían ser cubiertas desde el interior, sin alterar la fachada, y que proporcionaban un espacio lumínico flexible. Fue considerada por sus contemporáneos una aberración y marcó el declive del arquitecto, al que la prohibición estalinista de la arquitectura moderna recluiría finalmente en esa misma casa, dedicado a pintar insulsos retratos hasta el día de su muerte.



Los interiores y el motivo del peculiar hexágono melnikoviano, y alguna referencia a Malevitch, centran los motivos de las pinturas que ahora presenta David Diao, tan potentes como atractivas, intensas en la formulación de un sentimiento de admiración y, como alguien me hizo notar, quizás de empatía y reconocimiento de los sufrimientos de Melnikov, semejantes a los de su familia y su país de origen.