Now, Elsewhere (Escapement), 2009-2014

En casi todas las páginas web que ofrecen servicios hay una pestaña que se adelanta a las dudas que puedan surgir sobre su funcionamiento. Los que las han utilizado se han acostumbrado a no tener que hacerse las preguntas porque las respuestas ya han sido dadas. Consultar estas páginas tiene algo de visita a un adivino que es capaz de anticipar qué es lo que preocupa, que sabe cuáles son las dificultades, que conoce de antemano los problemas que te han llevado allí, y tiene las soluciones preparadas, aunque a veces éstas requieran de una nueva explicación. Son las preguntas frecuentemente realizadas, más conocidas como FAQs, su acrónimo inglés, Frequently Asked Questions. Son cuestiones que homologan: cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier momento puede hacérselas. No importa quién, cuándo y dónde. De algún modo se anula a los sujetos, tan previsibles que siempre se preguntan lo mismo, y se los convierte en "el usuario", sin el plural que marca las diferencias.



Son estas FAQs las que explican el nombre que decidió asumir el Raqs Media Collective que expone ahora en CA2M de Móstoles, un grupo formado en 1992 (cuando las preguntas estaban todavía por hacerse porque la world wide web acababa de desarrollarse) por Jeebesh Bagchi (1966), Monica Narula (1969) y Shuddhabrata Sengupta (1968) y que opera desde Nueva Dehli. La palabra Raqs, que en origen remitía a un estado de meditación provocado por la danza, ha pasado a ser un nuevo acrónimo, RAQs, Rarely Asked Questions, preguntas raramente realizadas, que explica los "modos de hacer" de los miembros de este colectivo que, además de ser artistas, han trabajado como comisarios (formaron parte del equipo curatorial de la Manifesta que se celebró en el Trentino en 2008), educadores (esta individual nace de un seminario que impartieron en el CA2M hace unos meses) e investigadores (fundaron el programa Sarai en el Centro de estudios de las sociedades en desarrollo de Dehli).



Estas FAQs y RAQs son la base de una de las obras que se ha incluido en la muestra: dos mesas de despacho en las que los visitantes pueden sentarse y hacer cualquier consulta a un asistente que tiene todas las respuestas posibles escritas en cartulinas de colores. Una obra que, como muchas de esta individual, desde los luminosos en los que juegan con la ambigüedad del lenguaje, Revoltage (2010), y los símbolos, Marks (2012), léase Marx, hasta los vídeos en los que el relato se convierte en ensayo, El capital de la acumulación (2010), crea una "situación de pensamiento", como la califica Cuauhtémoc Medina, comisario de la exposición junto a Ferran Barenblit, en la que se pide que exista un espectador participante que se interrogue sobre aquello que da por sentado de forma acrítica, y lo ponga en cuestión. De hecho, ellos prefieren definirse como "agentes filosóficos provocadores" más que como artistas porque creen en la posibilidad de intervenir sobre lo real a través de la imaginación y de lo poético. Una intervención que, como se propone a los espectadores al invitarles a usar un traje de buzo para recorrer las salas en profundidad, requiere tomarse tiempo, ese tiempo que es la mercancía más preciada del sistema capitalista. Nunca hay que dar por hecho que la realidad tiene que ser como es. El cambio Es posible porque es posible, como han llamado a la exposición.