Gabriela Kraviez. A BVD Called Belleville

Galería Magda Bellotti. Fúcar, 22. Hasta el 10 de febrero. De 450 a 1.200 euros.



Hacía tiempo que no veíamos en Madrid el trabajo de Gabriela Kraviez (Buenos Aires, 1965), desde que en 2012 fuera uno de los personajes del Teatro de Anatomía, organizado en el antiguo espacio RMS La Asociación, o tras su participación en aquel Doméstico de 2008 dedicado al dibujo. Apariciones de puntillas de una artista silenciosa, que trabaja con lo mínimo siguiendo el ritmo de los impulsos: histéricos, frenéticos, caprichosos, obsesivos... Ahora, la galería Magda Bellotti le dedica una individual, donde presenta sus últimas pinturas con spray junto a un vídeo que invoca a Belleville, esa retahíla de lugares fantasma que son muchas ciudades a la vez. Una paradoja que, dicen, es también el lugar más hermoso del mundo. Eso podríamos decir de esta exposición, una definición más que añadimos a las muchas que recoge la artista en el texto que acompaña la muestra. Me quedo con esta: "Una exposición es una confrontación de miradas que revelan y esconden, devoran y escupen, graban y olvidan, construyen y destruyen, atraen y repelen, empachan y nunca sacian".




CITI. Centro de Investigación Técnicamente Imprevisible

Sala de Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Avenida de América, 13. Madrid. Hasta el 22 de marzo.



Sobre lo que puede dar de sí una sala de exposiciones invita a reflexionar, también, el proyecto Se busca comisario, la convocatoria que cada año abre la Comunidad de Madrid a los agentes emergentes, para trazar el programa de exposiciones de la Sala de Arte Joven. Lo tienen claro los ganadores de esta edición, Manuela Padrón y Jaime González, que firmaron el año pasado la muestra Arte y Ficción en Caixaforum de Barcelona. Una exposición, dicen, es una agencia de investigación artística. En eso han convertido este espacio, un faro de lo que hacen los creadores jóvenes del panorama cultural madrileño. Bajo el título de C.I.T.I., (siglas de Centro de Investigación Técnicamente Imprevisible y un simpático guiño a la idea de ciudad), es un proyecto que se organiza en torno a tres exposiciones que giran sobre la figura del artista-investigador y sus metodologías y lógicas creativas con las que trabajan sobre lo urbano. Lo mejor es el trabajo de Andrea Canepa (Lima, 1980), premiada la última edición de ARCO, y Jorge Satorre (México, 1979) con sus dibujos pensados como documentos históricos y herramientas de recuperación de la memoria.




Marla Jacarilla. Anotaciones para una eiségesis

Twin Gallery. San Hermenegildo, 28. Madrid. Hasta el 14 de marzo.

En la Twin Gallery encontramos a Marla Jacarilla (Alcoy, 1980), otra artista que le da vueltas a lo que es exponer y exponerse. De eso trata Anotaciones para una eiségesis, una reinterpretación que expande, modifica y cuestiona la historia del arte. Su obra se desarrolla mezclando la escritura, la performance, los cortometrajes y las videoinstalaciones, buscando nexos entre el arte plástico, las nuevas tecnologías y la literatura para desarrollar una narratividad fragmentada y salpicada de ficción que el espectador es invitado a recomponer. Me quedo con 26 variaciones sobre la ínfima posibilidad, una serie de anécdotas de la vida de Bach que plantea una reflexión sobre la idea de copia, remake, variación o plagio. Pequeña (y sagaz) impostura.