Eugenio Ampudia
El artista interviene en la antigua cámara frigorífica de Matadero Madrid, dentro del programa Abierto X Obras
Pregunta.- ¿Cómo ha concebido esta intervención para un espacio tan especial como este?
Respuesta.- Por su escala, su bagaje y por las caracterísiticas arquitectónicas del sitio, decidí que era un espacio perfecto para llevar a cabo mi trabajo. Y me pareció que la estrategia podría pasar por fabricar una pieza interactiva que ocupase los 881 metros cuadrados de la sala. Y claro, con el interface adecuado.
P.- La comunicación está en el centro de este trabajo con esa misteriosa llamada que hay que hacer para obtener una especie de respuesta en forma de movimiento del agua... ¿Cuál es su significado?
R.- La llamada, en sí misma, es solo un desencadenante. Todo comienza en una gran sala que en su cota cero alberga un estanque de agua. Su reflejo, en un perfecto efecto de espejo, revela una profundidad verosímil pero irreal. Las proporciones son exactas y la calma en el agua es absoluta hasta que alguien decide llamar a un número concreto. Su llamada desencadena una ola, una pequeña turbulencia que se extiende por todo el estanque. El reflejo se pierde y todo cambia. El orden se altera.
Cada palabra es como una innecesaria mancha en el silencio y en la nada, de Eugenio Ampudia
P.- ¿Cuál es nuestro principal problema de "incomunicación"?R.- Cualquier amenaza o problema, desde los más nimios y particulares hasta los que comprometen el destino de todos, implican algún fallo en la comunicación. Hasta el silencio más prolongado está lleno de significado e información.
P.- ¿Debe el arte ser un facilitador de esa comunicación?
R.- Me interesa la precisión con la que se trasmiten una serie de símbolos a través de un medio. El arte es, en sí mismo, un arma poderosa de comunicación y capaz de plantear las preguntas más incómodas, también, las más adecuadas.
P.- ¿Pero no le parece que a veces el arte contemporáneo se encierra demasiado en sí mismo y lo que quizá se haga con el ánimo de comunicar no logra sino encerrarse más en sí mismo?
R.- No.
P.- En este sentido, ¿cuál es el papel del artista?
R.- En mi caso consiste básicamente en plasmar plásticamente conclusiones estéticas y políticas sobre lo que me rodea.
P.- Lleva años trabajando desde un planteamiento crítico con su entorno, ¿cuál es su balance de este tiempo? ¿Cómo ha cambiado el panorama?
R.- El panorama ha cambiado, lo hace cada día, se va radicalizando y especializando. Esos cambios generan nuevas posturas y posibilidades entre los grupos de individuos implicados.
P.- Una actitud crítica y escéptica que le ha abierto las puertas de museos y colecciones de todo el mundo, ¿es la paradoja del mundo del arte?
R.- Exageras, mi actitud crítica y mi escepticismo es compartida por muchos de los integrantes de este entramado, auditarnos nos da nuevas posibilidades, nuevos puntos de vista, y corrige errores.
P.- Estamos a las puertas ya de ARCO donde es habitual verle (el año pasado incluso por la noche), ¿ha mejorado en algo nuestro mercado del arte o fuera de España seguimos siendo el primo pobre?
R.- No ha mejorado, seguimos siendo el 0,68 del mercado internacional, creo y los artistas más jóvenes tienen problemas reales para acceder al mercado pero no me gusta lo del primo pobre.
P.- Como en ARCO, el Museo del Prado u otros lugares de su serie Donde dormir, ¿no se ha planteado pasar una noche en la cámara frigorífica de Matadero?
R.- Cuando elijo un sitio para la serie donde dormir tiene que aportar nuevas posibilidades que amplíen y especialicen la acción. En estos días estoy tratando de conseguir permiso para dormir en el Mausoleo de Lenin.