Una de las imágenes de la exposición Lo invisible, de Rosell Meseguer
Todo empezó por una noticia sobre la creación en 2010 por parte de un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Karlsruhe (Alemania) de la primera capa de invisibilidad 3D para ondas electromagnéticas en el régimen infrarrojo cercano. Aunque los efectos prácticos eran muy limitados, el alcance teórico era enorme: se demostraba la posibilidad de hacer desaparecer objetos de la vista, un sueño incrustado en nuestro imaginario desde que el hombre es hombre. El trabajo con delgadísimas "pieles" reflectantes y con metamateriales capaces de desviar las microondas a su alrededor (se habla de "óptica transformacional") está hoy en la agenda de diversos programas punteros de investigación pero la actualidad de la invisibilidad se amplifica a otras esferas.Rosell Meseguer (Orihuela, Alicante, 1976) empezó a recopilar información sobre este interesantísimo y extenso tema a partir de aquella noticia, según el método de trabajo ensayado con éxito en su Archivo OVNI; éste se centraba en el espionaje y la clasificación de documentos y, por tanto, también estaba relacionado en cierta medida con la invisibilidad. Al interesarse por ella, se ha centrado, acertadamente, en los ámbitos que le resultan más familiares a través de sus anteriores proyectos. En el montaje de la documentación sobre la pared encontramos sobre todo noticias extraídas de periódicos en papel y de internet, lo que evidencia un propósito de radiografiar la mentalidad y los intereses de una época en sus manifestaciones mediáticas, escudriñando las motivaciones subyacentes que, advierte, son en muchos casos económicas y/o militares. Las informaciones abarcan ámbitos muy diferentes: desde la magia a los aviones desaparecidos en vuelo, las islas que se ocultan bajo las aguas, la información que se transmite por el aire, el camuflaje militar, los drones indetectables por los radares, las visiones de los místicos, la cara oculta de la luna y los telescopios y radiotelescopios para ver y escuchar el universo remoto.
Como es característico en sus instalaciones, intercala entre los documentos algunos objetos (como unas plomadas para medir las simas marinas o unas prensas fotográficas por contacto del siglo XIX, que producen imágenes fuera de la vista) y obras propias, que son dibujos, fotografías o grabados; con ellos, traslada a la esfera de la imagen artística los asuntos que investiga y, además, crea una "estructura" de apoyo para la información. En la representación, el blanco y el negro absolutos son equivalentes al vacío, y vemos aquí tanto papeles de esos no-colores como diapositivas sobreexpuestas o veladas que hacen invisible la realidad fotografiada. Todo bien trabado.
Una gran escultura de suelo formada por espejos oscuros evoca los trucos especulares de los shows de magia, la observación del espacio con telescopios, que hoy se fabrican no con lentes sino con espejos, y los experimentos sobre la invisibilidad basados en el desvío de la luz. Es una pieza que habría requerido quizá mayor "efectismo" y que con seguridad se integraría mejor en un espacio más limpio que este destartalado de La Fragua, el cual funciona muy bien para otro tipo de obras. Meseguer alega que ha querido llamar la atención sobre la invisibilidad del uso histórico de esta arquitectura, en una subtrama innecesaria y sobre todo poco coherente con el enfoque de su proyecto.
Aviso para visitantes: busquen en la fachada de Tabacalera la pieza que se ha instalado allí.
@ElenaVozmediano