Patricia Esquivias: Still de video Generalísimo/Castellana 111-119, 2014

Avenida de la Constitución, 23. Móstoles. Hasta el 5 de junio

Frente a la retórica del marketing, con sus eslóganes acabados y su cosificación en perfecto bodegón fotográfico o videográfico de todo lo que existe y que hoy acapara prácticamente el espacio completo de la comunicación social, se revuelven algunos artistas de las últimas generaciones. Identifican su imposición en el medio artístico en la permanencia del marco minimalista en sus instituciones y en los "piezones" que alberga, incluso en el lenguaje que usan los profesionales cuando afirman que la obra o la instalación "funciona", o que es muy "potente".



Un argot sobreentendido pero que no deja de ser grandilocuente y afín a lo que en el ámbito del análisis del debate público en las sociedades democráticas el sociólogo italiano Diego Gambetta denomina en ¡Claro! como "machismo discursivo". En su contra, asistimos a exposiciones deslavazadas, donde el montaje mantiene aire de precariedad o de provisionalidad, los temas son marginales o residuales, asuntos olvidados o escasamente atendidos, en la cuerda floja entre la historia y la ficción. Las obras buscan descaradamente el calificativo nostálgico y cool de las "pequeñas cosas".



Por lo que todo parece indicar que ahí lo interesante es el proyecto y su proceso que, sin embargo, cuando intentamos desentrañar en el catálogo, quedan difuminados tras haber sido trasladados a un entretenido diseño gráfico. Se respetan, en cambio, las mínimas convenciones legitimatorias: el listado de obras y la parafernalia de respaldos teóricos, que frecuentan la Crítica a la vida cotidiana de H. Lefebvre o La vida instrucciones de uso de G. Perec. Por supuesto, siempre W. Benjamin y algunas veces R. Sennett, si la autoría afirma que el arte puede ser "poético y político"; y, como afirma Patricia Esquivias, que "la función del arte es recordar que todo es viable".



La raíz de esta tendencia en la tradición artística se halla en el llamamiento a la vuelta del arte a la vida, que se fraguó hace un siglo entre los desechos del azar de los dadaístas, reeditados después en el "retorno a lo real" en las décadas de los sesenta y setenta. Y también entre los diversos movimientos que, a partir del retardatario Arts& Crafts de William Morris, propugnaron la disolución del arte en la utilidad de la "bella" vida cotidiana. Ahora reaparecen en formatos parcos.



En A veces decorado, la artista madrileña Patricia Esquivias (nacida en Caracas, 1979) ha estudiado la decoración del edificio sito en el 111-119 del Paseo de la Castellana en Madrid, antes Avenida del Generalísimo, para recrear también con testimonios de vecinos lo que fue un proyecto de ambición internacionalista y modernizadora como anuncio de la salida de la posguerra civil, en un nuevo barrio burgués a comienzos de los sesenta, antes del boom inmobiliario que transformaría España con sus oleadas de migraciones a las ciudades y la posterior especulación, con sus graves consecuencias aún hoy en día. Revisión con vídeos y fotografías de nuestra modernidad con sus luces (elogio a los artesanos ya desaparecidos) y sus sombras (retóricas coloniales) en un momento en que comienza a interesar más la continuidad del tardofranquismo para explicar la fallida Transición. Todo a partir de "boberías", como dicen entre la ida y vuelta de España a Latinoamérica, pero quizás eficaces emocionalmente para ampliar horizontes.



@_rociodelavilla