The Kingdom of Taali M., de Pierre-Christophe Gam, 2012
Si algo deja claro la exposición Making Africa (ahora en el CCCB de Barcelona, proveniente del Guggenheim de Bilbao) es que aquel axioma de que Asia es la fábrica del mundo, Occidente su consumidor y África el basurero, ha quedado obsoleto. Una frase al final de la exposición lo enuncia con contundencia: "El futuro le corresponde a África, porque parece que al resto del planeta ya ha llegado".Algunos datos que desde el inicio llaman la atención: en África hay más teléfonos registrados que en América o Europa. Como si el hecho de que las líneas telefónicas del siglo pasado apenas llegasen ya no signifique ningún lastre, al contrario: menos cables pero más comunicados, menos estáticos pero más móviles. Y más allá, si los bancos no llegan, da igual, un sistema de confianza basado en el intercambio de sms sirve para realizar transferencias sin necesidad de intermediarios: el proyecto se llama M-Pesa y es simplemente brillante, pura economía colaborativa.
Quizás sea exagerado eso de que África tiene futuro, pero al menos esta exposición reclama su posibilidad de tenerlo, de tener el que los demás ya han malgastado y, en todo caso, muestra un continente en el que ya no pensábamos y que se muestra optimista.
La exposición empieza haciendo frente al principal problema de una muestra sobre África en Europa: la mirada postcolonial basada en el paternalismo o ese buenismo pijo y condescendiente con lo éxotico. Rompe el esterotipo del diseño humanitario o la artesanía tribal y aclara que la unidad de África, el panafricanismo, implica asumir su diversidad: 54 países, 2000 lenguas, 1000 millones de habitantes aderezado por hambrunas y corrupción.
África recicla ideas u objetos, tanto da. Si desnudamos al reciclaje de la idea de artesanía y condescendencia humanitarista lo que tenemos es simplemente creación, aquella que liga con la contemporaneidad: rehacer en vez de hacer y personalización frente a estandarización. Las gafas/esculturas de Cyrus Kabiru son toda una declaración de intenciones: ¿son arte, diseño, moda, reciclaje? Efectivamente, el reciclaje también abarca a los propios lenguajes o lo que llamaríamos hibridación.
Lo que se muestra es de una lógica aplastante: la gestión de la pobreza, de los restos y de esa supuesta basura europea que llega en forma de olas de plásticos por mar y montañas de restos de aparatos informáticos son reutilizados en la confección de artefactos personalizados pero que por esa misma pobreza escapan a los procesos de elitización de, por ejemplo, el mercado del arte de occidente. Y si se trata de hacer vídeos ¿qué mejor canal de distribución que youtube? La cantante congoleña Taali M compite desde ese portal con otros músicos occidentales ante una audiencia global... Reutilizar es también cultura libre: la apropiación de los tejidos batik indonesios, fabricados en África y destinados al mercado holandés, para diseños propios.
Making Africa ofrece, a través de obras de artistas, diseños, documentos y entrevistas, un acercamiento a la creatividad del continente que desmonta tópicos. Ni es sólo pobreza y corrupción, ni es solo exotismo. Tenga o no futuro, la exposición insiste en que se están experimentando otras formas de creación.
@David_G_Torres