Diálogo entre las obras de Tania Pérez y Marzena Nowak. Sobre tiempos y memoria

Galería MaisterraValbuena. Dr. Fourquet, 6. Madrid. Hasta el 14 de mayo. De 2.500 a 12.000€

Hace poco comentaba aquí que la suspensión del festival A3bandas no ha supuesto la extinción de los comisariados primaverales en las galerías de Madrid. Mas tras hacer un recorrido por la calle Dr. Fourquet querría matizar algo. Hay ahora mismo cuatro galerías en esa calle con colectivas, Bacelos, MaisterraValbuena, F2 y Alegría, pero ninguna de ellas es responsabilidad de un comisario independiente, si bien la última ha dejado la selección en manos de un artista y F2 ha contado con Cristina Anglada para el "acabado". El comisario es el galerista. ¿Es abusivo hablar de "comisariado" en este tipo de exposiciones? No siempre.



Falta desde luego un argumento elaborado, un criterio para juntar artistas algo más sólido que los que encontramos en estas muestras: los afectos de un galerista (Bacelos, que cede con desatino su espacio al dueño de otra galería, L21, quien ocupó un local justo enfrente donde expuso a estos mismos artistas), el test de mercado de posibles nuevos fichajes (MaisterraValbuena/F2) y la xploración de otras escenas artísticas (F2/Alegría). Pero no hay por qué desestimar la capacidad de un galerista para propiciar correlaciones interesantes como la que establecen Maisterra y Valbuena entre dos artistas de origen bien diverso: la polaca Marzena Nowak (Piaseczno, 1977) y la mexicana Tania Pérez Córdova (Ciudad de México, 1979).



Decía antes que se trata de presentar ante la clientela a artistas nuevos para el mercado nacional a través de una apuesta menos arriesgada que la individual. Pero esta circunstancia no empaña el acierto en la elección de los nombres y de las obras. No todas las piezas expuestas son muy recientes (alguna tiene hasta cinco años) precisamente porque se ha pretendido tener margen para subrayar las afinidades, que son, por otra parte, claras.



A grandes rasgos, se podría decir que ambas se insertan en la tradición moderna de la poética del objeto, con tanto peso en la escultura y la instalación actuales. Y, dentro de ella, optan por el universo objetual cercano, cotidiano, que está en contacto con el cuerpo y con la subjetividad. Tienen también en común un componente formalista que no se contradice con lo anterior sino que se amasa con ello: un interés en las bases geométricas del diseño o en la imposición de una estructura formal a esos materiales, objetos y fragmentos con gran carga vivencial. Cada pieza tiene detrás una historia que, en ambas artistas, es importante conocer para apreciar su alcance, no sólo narrativo sino también, y sobre todo, plástico (y la galería ha tenido el buen tino de explicar brevemente cada una de ellas en un texto a disposición del visitante).



Hay mucho de pulso sociológico en las dos, con el foco más hacia el ayer en Nowak y más hacia el hoy en Pérez Córdova. La polaca hace a menudo referencia a las implicaciones históricas y emocionales del contexto decorativo doméstico de su niñez en la Varsovia comunista, a través de tejidos, alfombras, lámparas, fotografías familiares o (esto es muy interesante) la utilización de ilustraciones de libros o revistas para ornar las paredes, que cita en un cuadro con el que demuestra que es además una cumplida pintora. La mexicana transfigura materias y soportes habituales en la historia del arte, como el mármol, la cerámica, la tela y la fundición metálica para incrustar en ellos bocados de realidad que hablan sobre economía social y sobre ficciones sustanciales: en las esencias individuales y en los materiales que conforman una colectividad.



Quedamos con ganas de más, lo cual es un buen resultado para la apuesta.



@ElenaVozmediano