Goya: La Duquesa de Alba, 1796- 1797
Produce vértigo descubrir que no hay otra institución en el mundo que permita por sí sola un recorrido tan completo por la historia, el arte y la cultura españolas como la Hispanic Society, cuya sede está… en Manhattan. Lo cierto es que, si por un cataclismo de ciencia ficción, la península ibérica se volatilizara, visitando ese caserón modernista neoyorquino se podría reconstruir nuestra historia de forma verosímil. En concreto, hasta comienzos del siglo XX, que fue cuando el edificio abrió sus puertas. Y ello gracias a un fondo que reúne 18.000 piezas de arte (desde cerámica paleolítica a pintura modernista), 250.000 manuscritos y 25.000 libros (entre ellos, 250 incunables). Que semejante acopio fuera además la labor de un solo hombre, resulta abrumador. Como sorprende el amor de Archer Milton Huntington (1870-1955) por nuestro país, desde un temprano encuentro con la cultura hispánica en un viaje a México cuando tenía 15 años. A partir de entonces, dedicaría sus esfuerzos y su patrimonio a conocer y dar a conocer España y su cultura.El proyecto de su vida fue crear un museo y una biblioteca que permitieran a otros seguir sus pasos. Para ello recorrió nuestro país de punta a cabo, entabló relación con intelectuales y artistas, editó manuscritos, promovió traducciones (la primera en inglés del Mio Cid) y excavaciones (de la Itálica romana), y compró y compró. Todo lo que dio de sí una de las fortunas más importantes de Estados Unidos, producida por la creación de compañías de ferrocarril y astilleros navales. Podríamos leer también esta historia al revés y fijarnos en la devastación de nuestro patrimonio que esto supuso. Menéndez y Pelayo escribió a un amigo lamentándose de la compra de la gran biblioteca del marqués de Jerez de los Caballeros por Huntington. Y tiempo después corrigió su opinión, señalándole que a la vista de las ediciones facsímiles que éste realizaba, nunca estos libros hubieran sido tan divulgados ni estudiados de seguir en territorio español.
Giovanni Vespucci: Mapamundi, h. 1526
He dejado deliberadamente para el final un comentario relativo a la pintura, que sin duda constituye la parte más conocida de estos fondos. Hablar de ella podría ocupar varias páginas. El Conde Duque de Olivares, de Velázquez, la versión más impresionante de La Duquesa de Alba, de Goya. Y Zurbarán, el Greco, Murillo, Moro, Morales… Hasta llegar a Ramón Casas y Anglada Camarasa. Merece destacarse la soberbia colección de retratos de Sorolla, de personalidades de la España de finales del XIX realizada. Es sabido que Huntington encomendó a Sorolla el encargo más importante de su carrera, los 14 paneles dedicados a las distintas provincias españolas. Ya estuvieron en nuestro país en 2010, como en este caso, aprovechando el necesario desalojo de la sede de la Hispanic Society para realizar una reforma. Es uno de los pocos casos en que uno puede decir, "benditas sean las obras y que duren lo que duren".