Carlos Saura: De la serie Cuenca, 1950
PHotoEspaña cumple 20 años y, como todos los veranos, la fotografía toma las salas de exposiciones de Madrid y de otras sedes fuera de la ciudad. Hacemos repaso de la programación de este año y de la situación actual que atraviesa la fotografía: el mercado, su visibilidad pública, sus vertientes y la pertinencia de este tipo de festivales. Y destacamos algunas de las mejores exposiciones de esta edición.
A juzgar por el programa expositivo de esta edición del festival, cabría deducir que la fotografía está entre ellos de capa caída. Vuelven los mismos de siempre (García-Alix, Madoz, Vilariño, García Rodero o, desde otros países, Erwitt, Basilico, Nozolino, Ballen...), con otros menos conocidos pero casi siempre de más de 50 o 60 años. Esa generación de referentes "clásicos" domina por entero la programación; apenas hay este año fotografía histórica, exceptuando la magnífica muestra de Carleton Watkins o, ya en el siglo XX, las de Minor White o Pierre Molinier (también muy visto), ni encontraremos apuestas por nuevos valores. Hay varias colectivas con artistas más o menos jóvenes en el festival, pero buena parte de ellas derivan de la actividad en años anteriores de La Fábrica, empresa que lo organiza: en Casa de América, una que celebra los diez años del programa Trasatlántica, en el Centro Cultural de la Villa, otra con los resultados de esos mismos visionados en Dakar, y en el Centro Cultural Anabel Segura de Alcobendas se muestran los proyectos de fin de curso de los alumnos del Máster PHotoEspaña 2016-2017. Además, algunos de los debutantes participan en virtud de su vinculación al festival: Andrés Durán (Centro de Arte Alcobendas) es el ganador del Premio Descubrimientos PHotoEspaña 2016 y Rafael Milani (Casa de América) lo es del Premio Acciona de Fotografía "Medio ambiente y sostenibilidad" de Trasatlántica 2016. Sí hay una mirada más independiente a la "fotografía de autor" actual en Un cierto panorama, comisariada por Jesús Micó en la sala de Canal de Isabel II, y puede ser interesante escudriñar la selección de artistas en las exposiciones del Premio Enaire de Fotografía (Instituto Cervantes) y del Premio Internacional de Fotografía Banca March (Calcografía Nacional). Poco más.
La mirada más independiente a la "fotografía de autor" la encontramos en Un cierto panorama, de la sala del Canal de Isabel II"
Lo más recomendable
La muestra colectiva que seguramente arrojará luz sobre las prácticas más actuales es una aún no inaugurada, Upload/ Download, en el Convento de Santa María la Rica en Alcalá de Henares, sobre la circulación y apropiación de las imágenes en Internet y las redes sociales. Así que, visto el panorama, la colectiva que se antoja más atractiva es A la pata coja (Museo Lázaro Galdiano), la selección de la colección de fotografías anónimas del pintor Eduardo Arroyo en base a un motivo caprichoso: el pie en el aire.Habría sido muy, muy interesante traer a España la exposición Diapositivas. La historia de la fotografía proyectada, que "forma parte" del festival en una de las sedes asociadas a él para celebrar su vigésimo aniversario, el Musée de l'Elysée en Lausana. ¿Por qué las anteriores comillas? Porque si visitan ustedes las páginas web de las exposiciones que otorgan supuestamente a esta edición categoría internacional, comprobarán que, como en este caso, no se hace ninguna mención a PHotoEspaña. Y lo mismo ocurre con las muestras en los museos españoles: el MACBA (Akram Zaatari), el Guggenheim Bilbao (Pierre Huyghe), Es Baluard (Shirin Neshat) y el IVAM (Joana Hadjithomas / Khalil Joreige), que concentran los nombres más sonados en el ámbito artístico (y no estrictamente fotográfico).
Manuel Vilariño: La deshabitada (detalle), 2016
En el Festival Off, que integra a las galerías comerciales que se adhieren al festival previo pago de una módica cantidad (350 euros), va bajando año a año el número de las relevantes: se mantienen las consagradas al medio fotográfico, como Camara Oscura (que destaca en esta sección, con Roger Ballen), Blanca Berlín, Juan Naranjo o la propia galería de los organizadores, La Fábrica, pero se cuentan casi con los dedos de una mano las no especializadas y aún convencidas de las bondades del festival: Juana de Aizpuru, con una muestra del protagonista de esta edición Alberto García-Alix (comisario de La exaltación del ser, conjunto de muestras en la sección oficial y representado por esta galería), La Caja Negra (Lake Verea), Pilar Serra (Marina Núñez), Ivory Press (Mariana Cook), Ponce+Robles (con la propuesta más juvenil, de Raúl Kalesnik) y, con menos trayectoria pero importante artista, Puxa (Manuel Vilariño). Y no me resisto a citar la muestra del exministro Pío Cabanillas en Materna y Herencia, con las más acabadas fotografías de calendario (y reciente libro editado por La Fábrica).Fotógrafos y artistas
¿Tendríamos que plantearnos si tiene aún sentido un festival de fotografía en Madrid (y alrededores)? Al margen de la necesaria actualización de contenidos, lo cierto es que la fotografía tiene su propio público. Seguro que conocen (o son ustedes uno/a de ellas) a personas que visitan con gran interés y entusiasmo las exposiciones de fotografía pero ven poco arte de otro tipo en museos y galerías. Quizá guiados por su propia afición al medio ("hoy todos somos fotógrafos") o por dedicación profesional, o por afán de leer en imágenes lo que ocurre en el mundo cuando se trata de fotoperiodismo o de reportaje documental... No solo PHotoEspaña tiene un público específico; ocurre en los muchos festivales de fotografía que hay en los cinco continentes, en los que no es nada infrecuente que predominen las diferentes vertientes de la "fotografía-fotografía" sobre la "fotografía-arte".Quizá muchos de ustedes piensen que hoy ya no tiene sentido diferenciar ambos ámbitos, y es cierto que son esferas muy permeables, pero se siguen percibiendo dos vías paralelas de actividad creativa fotográfica, con sus propios circuitos de formación, distribución y profesionalización. He aquí una simplificación algo grosera, pero puede servir a quienes no se hayan parado a discernirlas. De un lado, el artista formado en bellas artes (los grados universitarios en fotografía son muy recientes) que utiliza la fotografía cuando le viene bien al proyecto que traiga entre manos (o siempre), produce obras únicas o ediciones limitadas, las vende en galerías donde se expone un poco de todo, participa en colectivas que no son exclusivamente de fotografía y aspira a estar en las mejores colecciones generalistas y en los museos. De otro, el artista (no forzosamente se considerará así, pero a menudo sí) con una formación más técnica (escuelas de fotografía), o periodística, que, aunque tenga también como objetivo exponer su obra en galerías o museos, publica cuando puede sus fotografías en revistas (especializadas o no) y no desprecia los trabajos comerciales por encargo, es muy dado al fotolibro y tiene acceso más fácil (si es bueno) a los festivales y a las galerías de fotografía. Todo esto, como he dicho, es poroso, y hay características que migran libremente, según los individuos, de una esfera a otra.
La fotografía y el mercado
A la inversa, reconozcamos que la f-foto tiene más difícil entrada en las páginas de crítica de arte y que el f-fotógrafo con ambiciones artísticas va a tener que estar demostrando siempre que lo suyo es un "proyecto", que tiene una base conceptual, que resulta de una investigación... que no es solo una imagen seductora o una mirada más ("todos somos fotógrafos") sobre lo que nos rodea.Cristina García Rodero: De la serie Lalibela
La situación en España ha cambiado mucho, y para bien, desde que PHotoEspaña se celebró por primera vez hace veinte años pero seguimos sin tener un buen museo de fotografía, que quizá dejaría de ser necesario si las colecciones públicas con los fondos fotográficos más nutridos siguieran creciendo hacia el pasado y hacia el futuro, exhibiéndolos y difundiéndolos adecuadamente; además, no abundan las salas de exposiciones que apuesten de forma continuada por el medio. Fracasaron los intentos con mejores opciones para establecer una feria de fotografía en nuestro país, como dFoto (San Sebastián) o MadridFoto, y ahora no queda ninguna de estatura. ¿Y en las galerías? El último informe sobre el mercado español publicado es el de la Fundación Arte y Mecenazgo, con datos de 2014, y vemos que en él ni siquiera se menciona la palabra "fotografía". Pero la hay, claro, sin que sea sobreabundante, pues hoy las galerías siguen vendiendo, sobre todo, pintura. Y ello a pesar de que la fotografía sea una forma de arte por lo general más accesible que ésta o que la escultura, y no solo por el precio.PHotoEspaña se celebró por primera vez hace 20 años pero seguimos sin tener un buen museo de fotografía en nuestro país"
¿Y el aprecio? Me temo que entre los artistas más respetados y solicitados de nuestro país no abundan los fotógrafos. Y ocurre lo mismo en otros lares. Echemos un vistazo, que no será concluyente pero sí indicativo, a la Bienal de Venecia hace poco inaugurada, a la que los países llevan lo que mejor creen que representará su nacionalidad creativa. Solo Bélgica y Ucrania han apostado por un fotógrafo a secas, Dirk Braeckman y Boris Mikhailov respectivamente, aunque la fotografía tiene mucho peso en los pabellones de Australia (Tracey Moffatt) y Polonia (Sharon Lockhart), donde también vemos vídeos. Y ya. No me sorprende que haya poca fotografía en la Bienal, que se presta a las instalaciones y a la cosa inmersiva/experiencial, pero tan poca… Y brilla también por su ausencia en la desastrosa exposición central, Viva Arte Viva.
Así que, sí, tal vez aún viene bien que se organicen festivales de fotografía. Pero vendría aún mejor si fueran, este de Madrid y otros, más abiertos a lo nuevo y, sobre todo, a lo impuro.
@ElenaVozmediano