Todo empezó con Falbalas (1945), película dirigida por Jacques Becker que cuenta la historia de una casa de costura parisina durante la posguerra. Cuando Jean Paul Gaultier (Bagneux, 1952) llegó a ella tenía 13 años y se convirtió en su piedra angular. “Mostraba la moda y al modisto y me dije que quería hacer lo mismo que el protagonista, no tirarme de la ventana -bromea- sino dedicarme a la moda”, apunta el ahora retirado diseñador que ha vestido a personalidades de la música como Madonna (recuerden su corsé cónico) o actrices españolas como Victoria Abril (cómo olvidarse de su vestimenta en Kika).
Al final de la película asistimos a un desfile de prendas diseñadas por Marcel Rochas, modisto que pronto entendió que el cine podía ser un buen escaparate para mostrar su trabajo. “Quedé fascinado ante ese espectáculo suntuoso. Había público en el desfile, las modelos eran como actrices, heroínas en movimiento con la música y al final la gente aplaudía. Me pareció bellísimo y me identifiqué con él”, recuerda Jean Paul Gaultier, que añade que de no ser por esa escena nunca se habría “dedicado a este oficio”.
La moda, símbolo de la evolución de la sociedad
“La moda es fundamental porque representa la vida y la evolución de la sociedad”, subraya a su paso por Madrid para inaugurar en CaixaForum Cine y moda, una exposición en la que analiza la relación que han mantenido ambas industrias como motores de transformación a lo largo del tiempo. Fue Rochas, de hecho, quien reinventó el corsé en 1945, un recurso al que Gaultier acudió en sus primeras colecciones prêt-à-porter.
La exposición está dividida en cinco capítulos que ponen el foco en la presencia de la moda en el cine y las aportaciones que algunos grandes modistos han hecho al séptimo arte. Para ello, reúne piezas de Coco Chanel, Pierre Cardin, Givenchy o Yves Saint Laurent que han lucido estrellas del cine como Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes, Sharon Stone en Instinto básico, Grace Kelly en La ventana indiscreta, Penélope Cruz en La niña de tus ojos o Brad Davis en Querelle. También vemos trajes de películas como Superman, La máscara del Zorro o Rocky y fragmentos de algunas películas y más de un centenar de carteles, bocetos, fotogramas y fotografías.
"Brigitte Bardot aportó una feminidad asumida pero progresista y revolucionaria”
Tras la inevitable apertura del recorrido con Falbala, Gaultier propone un viaje por las representaciones de los roles de género a través del vestuario. “La mujer, originalmente, era un objeto pero con el tiempo se empodera y empieza a mostrar poder mientras que el hombre se va fragilizando y mostrando sensibilidad”, sostiene. Tradicionalmente, Hollywood ha inventado una imagen de mujer de feminidad explosiva como la de Marilyn Monroe y frente a ella nos encontramos con una joven y sencilla Brigitte Bardot, que “aportó una feminidad asumida pero progresista y revolucionaria”, cuyo fin no era en absoluto “excitar a los hombres”.
“También ha cambiado la mirada de las mujeres sobre los hombres”, incide Gaultier. En el repertorio masculino descubrimos a un Marlon Brando en camiseta sin mangas en Un tranvía llamado Deseo “que se convierte en hombre objeto”. Gaultier, de hecho, fue uno de los primeros modistos en incluir elementos de la moda femenina en sus diseños masculinos e inspirado en James Bond en 2011 creó su colección James Blondes.
La emancipación femenina
“A finales de los años 20 y durante los años 30 Coco Chanel revolucionó la moda al vestir a la mujer con trajes sobrios”, indica Gaultier. Y en esos años 30 irrumpen dos mujeres que se desmarcan de los cánones. Marlene Dietrich “encarna la emancipación femenina. Tenía papeles de Hollywood en los que vestía plumas pero en la vida real iba en pantalón y chaqueta, llevaba prendas militares o una chaqueta entallada con hombros marcados para mostrar poder”, asegura Gaultier. En la película Marruecos coge una flor, se la entrega a una mujer y la besa en la boca, “algo muy audaz para la época”. El otro nombre propio es Katherine Hepburn, que también manifiesta cierta androginia a la hora de vestir y junto a Dietrich aboga por la igualdad de género.
En 'Un tranvía llamado Deseo' Marlon Brando en camiseta sin mangas en "se convierte en hombre objeto”
Los años 60 están marcados por ser una era espacial en la que destacan diseñadores como Pierre Cardin o André Courrèges que mantienen un diálogo con la ciencia, el diseño y el cine como vemos en películas como Blow-Up o La naranja mecánica. Ya en los 70 se populariza el escándalo con héroes de cine travestidos como en The Rocky Horror Picture Show o como hace Rainer W. Fassbinder en Querelle. Inspirado por esta última Gaultier transformó la camiseta marinera en el emblema de El hombre objeto (1983), su primer desfile prêt-à-porter para hombres.
Guiño al cine y la moda española
A su paso por España, la exposición se completa con un guiño a figuras españolas como Pedro Almodóvar, Rossy de Palma, Sara Montiel, Cristóbal Balenciaga o Paco Rabanne. Con el director manchego colaboró en la película Kika y también en La mala educación. “Trabajando con él me sentía en casa, yo eran fan de sus películas y de las mujeres que muestra porque no son objetos sino que tienen carácter y son fuertes, como Rossy de Palma, Marisa Paredes o Victoria Abril”.
“El desfile representa la evolución de la sociedad, es una puesta en escena de la evolución del mundo”
Por supuesto, hay un espacio dedicado a los desfiles de moda en los que los modistos muestran sus últimas colecciones. “En los desfiles hay prendas difíciles de llevar en la calle porque tienen una parte de espectáculo. Por eso, se suelen hacer dos colecciones; una para la pasarela y otra para la boutique”, señala. En este sentido, para Gaultier “el éxito en la moda es crear una prenda innovadora que se pueda llevar en la calle”. No obstante, hay algo que, lamentablemente, se ha perdido: "La gente ya no aplaude en los desfiles porque está grabando con el móvil".
En definitiva, el desfile “representa la vida, la evolución de la sociedad, es una puesta en escena de la evolución del mundo”.