La vida hoy y siempre ha sido un fraude curricular. Ya se sabe: la cabra tierra al monte, y "el cabrón" tira al montón. Montones de fraudes en el mundo de la universidad, montones en el de la literatura y en el universo editorial. A uno de estos que tira al montón, Vargas Llosa lo marca como "intelectual barato" en su memoria El pez en el agua. Es el mismo a quien Santiago Gamboa saca a bailar en su novela El síndrome de Ulises bajo el nombre literario de Chouchén Otalora. En Ecuador, de donde ha sacado buenas perras con sus "trabajos eminentes" lo llaman Atahualpa, y ya se va aclarando su nacionalidad ¿no? Se cree el Harold Bloom de la literatura latinoamericana, el dios crítico que marca la línea entre las glorias excelsas y los silencios infernales, y ni siquiera llega a ser un mediocre: es puro fraude curricular, punto a punto de su vida. Lo echaron de una universidad del sur de los Estados Unidos cuando descubrieron su falsedad documental: ni siquiera se había doctorado, en ninguna universidad del mundo, pero él se hacía pasar por un doctor de primera categoría, de summa cum laude. Mientras vivió Carlos Fuentes, su valedor universal, capeó como pudo su mentira curricular y le dieron un puesto en otra universidad gringa. Ahí propuso que le otorgaran el "doctorado Honoris causa" a algunos de sus amigos influyentes y, el mismo día de la celebración, le pidió a uno de ellos una "extensión" del Instituto Cervantes en su universidad y bajo su dirección. Do tu des, y currículum falso. Así va todo: y, sin embargo, se mueve. Ahí tienes al machango engañando ahora con un supuesto proyecto trasatlántico que se le sirve de salvavidas y agencia de viaje, y para mantener su fraude en el ámbito político, mediático y universitario.
Lo mismo le sucede al poeta español llamado, con irónica suavidad, el Nuevo Dante, inútil aspirante al Premio Nobel de Literatura: abandona toda esperanza, los académicos suecos conocen todos los sucesos de violencia de género que hicieron que su primera mujer acabara en un hospital de Estocolmo. Este sujeto, cuya vanidad está por encima de todo análisis psiquiátrico, miente en su biografía incluso en la fecha de nacimiento: como las mujeres coquetas se quita tres años para parecer más joven. Se atribuye además en su currículum la licenciatura en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona, cuando, y eso -como todo lo que digo- está constatado, lo único que hizo fue, en su momento, matricularse en el primer año de comunes, examinarse sólo de la disciplina de latín (de primer año) y suspender. Su currículum oficial es un disparate hinchado por su delirante vanagloria. Aspira a todo con la falsificación completa de su vida. Incluso se atrevió a hacer una rueda de prensa en su tierra, y de eso hace relativamente poco, pidiéndole a los empresarios, entidades financieras e influyentes políticos una beca para "escribir" la obra más importante en la historia de la literatura de esa misma su tierra, por otro lado llena de carencias y problemas de toda índole. Dios de sí mismo, la biblioteca que tiene en su casa, y que enseña a los visitantes que asisten asombrados a su delirio, está compuesta por libros suyos, y por las miles y miles de traducciones a otras lenguas cultas de sus poemas con el mismo método que el de Atahualpa: do tu des. Dando y dando, y con el currículum engañando.
No vayan a creer que este asunto de la falsificación del currículum se da en individuos menores, con escasa credibilidad y lejos de toda ética y estética. También se da en gente que llega a ser considerada una "eminencia" en sus trabajos, cuando todos sospechamos, y algunos incluso sabemos, que no han escrito una línea en su vida, sino que son sus alumnos elegidos a dedo por el "profesor" para que le escriban las obras que luego van a ser publicadas con su nombre. Adivina, adivinanza. ¡Y llegan a ser considerados eminencias en el mundo entero, en la universidad, en el mundo académico y en los medios políticos e informativos! Sin transit gloria mundi. A cambio, el "profesor" tendrá en cuenta el "trabajo" de esos alumnos "predilectos": se les pagarán emolumentos importantes, una cátedra aquí allá, un chollo en cualquier universidad importante, fama, importancia y gloria: ahí empieza la cadena del fraude y continúa hasta el final, llenándolo todo de barro, como explicaba el verso de Rafael Alberti: cada vez hay menos plata y más barro.
Premios literarios, barruntos de fama intelectual, prestigios intelectuales: todo se regala en lo que el diablo se restriega un ojo con tal de que impere el plagio, la falsedad en documentos curriculares, los méritos del mediocre o del pobre diablo que aspira "al máximo" con su obra y su vida. Podría extenderme mucho más, pero baste hoy con estos tres esenciales casos de falsedad clara y evidente en el currículum de los "héroes". Y ya lo saben ustedes: la cabra tira al monte, y el "cabrón" tira al montón...