Se habla mucho, todos los años, de cuánto ha arañado el cine español a su paso por las salas: su cuota de pantalla se ha ubicado en torno a un 14%. Se habla del efecto Torrente, se escriben largas columnas de opinión y se dedican al asunto sonoros titulares. Sin embargo, se habla muy poco de otra cuota del cine español, la de su presencia en televisión, lo cual es muy extraño teniendo en cuenta que la caja tonta (permítanme recuperar esa vieja expresión hoy más sensata que nunca) es de lejos el medio favorito de los españoles. Agárrense, los españoles pasaron (utilizo la tercera persona porque mi aportación a la estadística en este caso es mínima) la friolera de 239 minutos al día. O sea, cuatro horas. Impresionante.
Si contamos que según Eurodata Worldview el cine ocupó el año pasado un 14,3% de la programación, lo cual significa, por cierto, tres puntos más que en 2010 porque la TDT y los nuevos canales han multiplicado el cine televisivo, deberemos contar que cada español consume, de media, más de 40 minutos de cine al día. O sea, unas tres películas por semana. Otra cifra más, en este país vamos de media tres veces al año al cine, la conclusión más lógica es que donde más se ven películas, con diferencia, es por la tele. Acto seguido, muy probablemente sería a través de Internet, un medio que es muy difícil controlar con exactitud porque la gente tiene la costumbre de bajar material pirata en cantidades ingentes por el simple placer, tan contemporáneo, de la acumulación sin ton ni son pero luego no las ven por falta de tiempo material.
Pues bien, esa otra cuota del cine español que quizá es más importante que la de asistencia a salas, es incluso peor: un 9,5% de media en 2008, 2009 y 2010. Y este 2011, en el que no hay cifras definitivas, sí se han apuntado algunas tendencias. Por ejemplo, un estudio mundial de Eurodata revela que con un porcentaje de más del 70% de películas americanas en nuestras teles, España es uno de los países del mundo más americanizados, una paradoja que nunca dejará de asombrarme si se cruza este dato con ése que nos indica que somos los más "antiamericanos" de Europa cuando se nos pregunta qué opinamos de ese país. Esta vida es una pura contradicción.
En cualquier caso, lo que queda claro y diáfano es este estado de colonización cultural en el que nos hallamos. Hay más datos escalofriantes para nuestro cine. Por ejemplo, TVE acaba de lanzar una nota de prensa en la que se congratula de ser el principal garante de la producción patria. Nos cuenta que en 2011 emitió, entre sus dos cadenas de referencia, el 92% de todas las películas españolas vistas en televisión. Lo cual no es del todo cierto porque TVE solo está hablando de televisiones nacionales, siendo las autonómicas las más proclives a emitir cine, español y de cualquier parte.
En cualquier caso, la nota de prensa pone los pelos de punta. TVE emitió 280 películas nacionales. El resto de cadenas, 24. En Telecinco les importa tan poco el cine que por no emitir no emiten ni las películas que producen ellos mismos por resultarles poco rentables. Y en esta dificultad para la rentabilidad del cine para las grandes cadenas debe tenerse en cuenta un factor, las ventanas de explotación, y su carácter obsoleto en la era de internet. Es ilógico que las televisiones de pago tengan que esperar hasta un año y medio para poder emitir las películas, es una práctica obsoleta que resta valor al cine en tiempos de fugacidad y bombardeo publicitario con efectos a corto plazo. En cualquier caso, sería bueno que los responsables del asunto además de ocuparse de aumentar la cuota en salas, estudiarán muy a fondo por qué el cine español, salvo en una cadena, está ausente y olvidado en el medio favorito, de calle, de los españoles. O sea, la tele.