Pasmado me he quedado al leer la lista de las 100 mejores películas de la historia del Sight & Sound, lista que ha tenido un gran impacto. Daba la impresión, leyendo a algunos, que "realmente" Vértigo es mejor película que Ciudadano Kane, como si existiera una justicia divina que estableciera un orden y concierto de las cosas. Pongamos a un cinéfilo de unos 30 y tantos años, que lleva toda la vida leyendo prensa cinematorgáfica y se ha hartado de leer artículos enjundiosos en los que sesudos críticos y periodistas colman de elogios a autores como Quentin Tarantino, Lars Von Trier, Pedro Almodóvar, Steven Spielberg, Paul Thomas Anderson, Michael Haneke, Terrence Malick, Woody Allen, Ken Loach, Angelopulos, Kusturica, los hermanos Coen, Pixar, Gus Van Sant o Alexander Sokurov y aún me dejo unos cuantos. Son GENIOS, así, con mayúsculas. Pues no. A la hora de votar, resulta que los hay mejores. Son genios, pero no tan genios como los de antes. Aquí, hay algo que falla o a mí me han tomado el pelo desde, como mínimo, los años 80, cuando comenzó la DECADENCIA, así, también con mayúsculas.



Más allá de si Ciudadano Kane es o deja de ser la mejor película de la historia, a estas alturas le ha quedado claro a todo el mundo que es una obra maestra, hay varias cosas que sorprenden vivamente. Lo principal, lo dicho en el título, el cine moderno es una mierda, una manera un tanto amarillista de expresarlo pero no tan alejada de la realidad. Veamos. Entre las diez mejores películas para Sight & Sound, la más nueva es 2001: Una Odisea del espacio, que ya es de 1968. Si nos vamos a las 50 primeras, observaremos que solo hay cinco películas posteriores a los años 80: en el 24, In The Mood For Love (2000), una elección más que discutible; 28, Mullholland Drive (2001); 35, Sátántangó (1984), de Bela Tarr; 42, Close Up (1990) y 48, Histoire(s) du cinéma, de Godard, realizada en 1998. Para que se hagan una idea, en los últimos 32 años se han producido un 10% de las mejores películas de las supuestas 50 mejores películas de la historia cuando solo en los años 50 se produjeron casi un 25%. Desde luego, cualquier tiempo pasado fue mejor, mucho mejor.



Si nos vamos a los cien títulos, descubriremos que el cine de los años 80 en realidad no fue tan malo (hay cinco títulos más: Toro salvaje, Blade Runner, Sans Soleil, Terciopelo azul y Fanny y Alexander) porque el de los 90 y la primera década del siglo ha sido un verdadero desastre: tres entre las 100 de los 90, sumen a Close Up Un hermoso día de verano (1991) y Beau Travail (1998) y en tiempos recientes, solo destacan entre el puesto 51 y el 100 la taiwanesa Yi Yi, de Edward Yang, que es de 2000, a sumar a las mencionadas de Lynch y Godard. Desde Mulholland Drive, según esta lista, no se ha rodado ninguna película merecedora de pasar a los anales, o eso parece. De esta manera, de hecho, podemos concluir que la historia del cine ha ido de mal en peor. Veamos, desde 2000 a 2012, tres películas. En los 90, cuatro películas. En los 80, llegamos a las seis. En los 70, una frontera simbólica entre el esplendor y la decadencia, ya son 14. En los sesenta, las cosas fueron aún mejor, 17 películas, el cine de esa década fue, por lo visto, cinco veces mejor que el actual.



Sigamos descendiendo de década en esta cuesta abajo sin fin. En los 50, se rodaron ¡20 obras maestras! No solo eso, fue la mejor década de largo ya que copa el top ten: la primera, Vértigo (1958); la tercera, Cuentos de Tokyo; y la séptima, Centauros del desierto, junto a las películas de los 20, ya llegamos. Vayamos a los años 40 y hay un pequeño bajón, ocho películas, eso sí, incluyendo Ciudadano Kane y mejor que cualquiera de las tres últimas décadas. El motivo del bajón puede explicarse de forma sencilla: Europa estaba en guerra. Porque esta lista, no lo duden, también es la respuesta a las que suelen publicar los medios estadounidenses donde son mayoritarias las películas de ese país. Veamos, por ejemplo, la influyente lista de Time que publica desde 1923 una vez cada década. La última es de 2005, y allí hay hasta 60 películas americanas. Según Sight & Sound, que no olvidemos, está patrocinado por el British Film Institute, la lista de títulos estadounidenses merecedores de estar entre los cien mejores se ve reducida a 35, la mayoría, además, de directores europeos como Wilder, Hitchcock o Kubrick y sus coproducciones.



La rueda del tiempo nos sigue mostrando la progresiva decadencia. En los años 30, el número de incunables baja a seis, aun así, el doble que en los últimos doce años, para llegar a los gloriosos años 20 en los que se acumularon las obras rotundas: nueve, cuatro de las cuales están entre las veinte primeras. El estupor es evidente y ante la falta de perspectiva de una lista pedante e injusta solo cabe cavilar varios motivos del desaguisado. Aquí votan críticos, cineastas y personalidades de la industria. Y en primer lugar, salta a la vista el esnobismo. Las listas, públicas, de los críticos resultan mucho más interesantes y admirables (los críticos, como decía Chanel de las mujeres, se visten para impresionarse entre ellos) si incluyen filmes mudos, descatalogados desde hace décadas o de siete horas y media. Eso suena mucho mejor que, por ejemplo, incluir algo tan vulgar como Hannah y sus hermanas, E.T., Toy Story, Pulp Fiction, Dogville, La cinta blanca o tantas otras de las buenas películas que sí se han hecho en los últimos 32 años.



Sumen a la pedantería de los críticos que a un director de cine nada le molesta más que reconocer genialidad en un contemporáneo. Observemos la lista de películas favoritas de los directores consultados. Adiós al cine mudo, bienvenidos los 70. La película más "nueva" es del 79, Apocalypse Now, y abundan las de los años 70, Taxi Driver, Espejo o El Padrino 2 completan una goleada que hace de esa década la más inspiradora para los cineastas con diferencia. Hablando de cineastas, otro dato. Entre los 25 directores más votados (el primero, Hitchcock, seguido de Godard y Welles) 21 están muertos, literalmente. Y los otros cuatro, Godard, Coppola, Scorsese y Lynch no se puede decir que sean precisamente unos jovencitos. Esto, en un arte que apenas supera los 100 años de vida, incluso menos si contamos que la primera película resaltada, Intolerancia, es de 1916, tiene tela. Existe, finalmente, un elemento que no tiene nada que ver con la malicia y es el puro paso del tiempo. Incluso para los mejores críticos, y los hay muy buenos, casi todos lo son entre los que han votado, es imposible saber cuándo una película es realmente GRANDE, así con mayúsculas, porque como dicen los autores de sus obras éstas tienen vida propia. Y muchas veces son los años los que se encargan de poner las cosas en sus sitio. Porque no, el cine moderno no es una mierda. Aunque lo diga Sight & Sound.

Pd: Y otro día, si hay tiempo, vemos con detenimiento qué películas ha votado cada cual.