En las crónicas que mande desde San Sebastián alguna película se quedó en el aire por diversos motivos. Me gustaría destacar dos que casualmente tienen por protagonista a dos jóvenes desdichadas aunque por distintas razones. Sobresale la española La novia, segundo filme de Paula Ortiz, llamado a conmocionar los cines en diciembre como lo hizo en San Sebastián a pesar de estar, de forma insólita, un poco escondida en Zabaltegui y no en sección oficial.
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La novia. Con su primer filme, De tu ventana a la mía, una historia de pasiones turbulentas protagonizadas por mujeres de distintas generaciones y épocas, la aragonesa Paula Ortiz demostraba trazas de un estilo muy propio, ambicioso y con una especial atención a la fotografía que le daba un aire muy cinematográfico. Una voz que se confirma con La novia, película que se presentó con cierta modestia en San Sebastián y se convirtió en el hype del festival gracias al boca oreja (y el Twitter, claro). Prosigue, y refina, Ortiz su estilo un tanto amanerado y ampuloso en esta adaptación de Lorca en la que logra momentos francamente asombrosos como esa magnífica escena con los cristales en los que Ortiz se revela como una artista que comienza a estar en plena posesión de un lenguaje propio que aún dará muchas gestas. Adaptación de Las bodas de sangre de Lorca, la película viaja hasta las esencias andaluzas y el propio universo pasional y desgarrado del autor para contarnos la eterna historia de esa novia que abandona a su marido la misma noche de bodas para desatar su pasión con el hombre que ama desde la infancia. Inma Cuesta, Alex Gonzalez y Asier Etxeandía están espléndidos en este filme que sigue revelando algunas pulsiones por corregir de Ortiz (a veces su preciosismo parece un anuncio) pero que encandila desde el primer segundo y puede funcionar muy bien con público. Bravo por esta adaptación que al mismo tiempo que recupera el alma viva del poeta también logra un ambicioso lenguaje audiovisual para desarrollarlo. Se estrena en diciembre.
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Paula. Corría el rumor por el festival de que en Horizontes latinos se ocultaba una pequeña joya, la argentina Paula, dirigida por el novel Eugenio Canevari. La película cuenta, con ritmo moroso, el drama íntimo de Paula, una joven encargada de cuidar a los hijos pequeños de una familia burguesa durante sus vacaciones. Canevari no siempre controla bien el ritmo de su película y por momentos se recrea demasiado en lo que quiere contar, o sea, la frialdad de una clase adinerada que vive en una burbuja de irrealidad ajena a lo que sucede a su alrededor, pero hay momentos de una aterradora verdad en esta película en la que la odisea de Paula nos afecta y nos implica. El cineasta logra con intensidad poética explicar la desconexión de toda una clase social, o incluso una civilización, de su entorno y la forma en que crean espacios de frivolidad en los que domina la absoluta indiferencia. Con una hora de duración, el filme debería poder ser visto en ese circuito emergente de salas alternativas que comienza a triunfar en nuestro país.