1. Atlanta, 2ª temporada (Donald Glover, 2018/ Fox)

Ficción serial televisiva. Así nos referimos a ella. No deja de ser curioso que la elegida como mejor serie del año esté cerca de impugnar ese concepto casi en su totalidad. Es cierto que la serie de Donald Glover es, sustancialmente, ficcional, pero su componente autobiográfico y su aproximación a la cotidianidad de los personajes tienen un inequívoco fondo documental. Su serialidad es relativa: hay bastantes capítulos que pueden verse de manera autónoma y otros como Barber Shop que rompen con las reglas de la dramaturgia serial; un relato estancado, que no progresa y que puede leerse como metáfora propia del oficio. Mucho más terrorífica que la primera entrega, la teleficción emitida por FOX también rompe con los estándares televisivos tradicionales. Su puesta en escena e incluso la propia textura de la imagen la acercan al cine en lo superficial y el hecho de que cuatro de sus once episodios pudieran estar en cualquier lista de lo mejor del año -largometrajes, cortometrajes, videoinstalaciones o lo que quieran- da cuenta del talento de Glover (y del realizador Hiro Murai) para diseñar y desarrollar historias de breve formato que resisten cualquier comparación. Capítulos como el citado Barber Shop, Helen, Teddy Perkins o FUBU son auténticas joyas audiovisuales. Por cierto, otro síntoma de los cambios que acontecen en el medio: Atlanta ha tenido audiencias bajísimas, aun así, habrá tercera temporada y su escaso tirón tampoco ha sido óbice para que Glover sea una auténtica estrella.

2. The Deuce, 2ª temporada (David Simon & George Pelecanos, 2018 / HBO España)

En un año regular para HBO, David Simon y uno de sus inseparables, el también novelista George Pelecanos, han vuelto a dar el do de pecho. La segunda temporada de The Deuce es aún más compleja que la primera entrega: del auge del mal llamado cine para adultos en el Nueva York de la segunda mitad de los setenta se pasa, sin abandonar ese tema principal, a la reordenación urbanística de la Gran Manzana como método de limpieza de los deshechos sociales (putas, yonquis, ladrones) y se relatan los inicios de un feminismo dispuesto a luchar contra un sistema tan depredador como machista. Como sucede siempre en las series de Simon, no se trata de ir atornillando la mente del espectador a los preceptos de su fe, sino de hacerle reflexionar sobre los diferentes aspectos que conforman la sociedad para que evalúe cómo funcionan, si son pertinentes y si, en última instancia, se pueden cambiar (y cómo hacerlo). Una nueva enmienda a la totalidad del tardocapitalismo, de la dictadura del profit.  La actuación de Maggie Gyllenhaal se merece un camión de premios que no tendrá.

3. Homecoming, mini-serie (Sam Esmail, Micah Bloomberg & Eli  Horowitz, 2018 / Amazon Prime)

Una de las últimas series analizadas en el blog, estrenada el pasado noviembre por Amazon Prime. La brillante adaptación de un podcast que, en su origen, protagonizaban Catherine Keener (Cómo ser John Malkovich), Oscar Isaac (El año más violento) y David Schwimmer (Friends) ha resultado ser uno de los grandes logros televisivos del año que, al igual que Atlanta o series precedentes como The Girlfriend Experience o Wormwood, apunta nuevas vías expresivas para la ficción televisiva. Viendo esta mini-serie dirigida al completo por Sam Esmail (Mr. Robot) nadie podrá decir que no hay puesta en escena en la teleficción. Este estilizado conspiracy thriller encuentra una comunión casi perfecta entre lo que cuenta y cómo lo cuenta: los formatos, la composición dentro del plano, el uso de los cenitales… Todo está calculado para introducirnos en un mundo opresivo que oculta un misterio que parece irresoluble (por cierto, algo que no comentamos en el análisis: el plano final de todos los capítulos -salvo el último- se alarga más de lo normal, como si se nos advirtiera que la historia que se nos cuenta no ha terminado, se prolonga en el tiempo, por más que el episodio toque a su fin).

4. Better Call Saul, 4ª temporada (Vince Gilligan & Peter Gould, 2018 / Movistar Plus)

El cineasta Guillermo Del Toro fue de uno de los primeros en decir que el spin-off de Breaking Bad ya estaba superando al original. Y aquí no podemos más que darle la razón al director de Cronos. En la cuarta temporada de la serie producida por AMC que aquí ha emitido Movistar Plus asistimos a la conversión definitiva de Jimmy McGill (Bob Odenkirk) en Saul Goodman. Gilligan y Gould nos colocan como privilegiados espectadores de un progresivo proceso de deshumanización que lleva al astuto abogado a perder todo contacto con sus semejantes, incluida su pareja Kim Wexler (Rhea Seehorn). Así pues, a la estética de frontera que la serie hereda de su antecesora, aquí se suman nuevos hallazgos formales relacionados con el aislamiento en el que se va instalando Jimmy/Saul: el uso de la pantalla partida en el capítulo 7 al son del ‘Something Stupid’, ese plano general en el parking con Jimmy abandonado en la intemperie o la secuencia final, revelan que Better Call Saul ha sabido evolucionar más allá de su drama matriz (las tramas dedicadas a Mike y Gus Fring tampoco tienen desperdicio y la quinta temporada, la de la confluencia, promete ser antológica).

5. The Americans, 6ª temporada (Joe Weisberg, 2018 / Fox)

Si no han llorado viendo el final de The Americans, ese que casi encadena el Brothers in Arms de Dire Straits y el With or Without You de U2; ese que tiene no una, ni dos, sino hasta tres escenas de despedida (el parking, el tren y el puente), es que no tienen corazón, tienen un Frigo pie en mitad del pecho. Los Jennings, esa familia de espías soviéticos instalados en los pulmones de América, han sido los mejores profesores de historia norteamericana contemporánea que uno haya podido tener. El análisis de la era Reagan a través de las andanzas de estos dos agentes secretos infiltrados nos ayuda a comprender determinadas dinámicas que hoy todavía subsisten o cuyos orígenes se sitúan en aquel periodo. Además, hacen de la serialidad su razón de ser: la brillante construcción de personajes y su evolución a lo largo de seis años ha provocado un nivel de empatía en los (escasos) espectadores asiduos a la producción de FX pocas veces alcanzado. Las interpretaciones de Matthew Rhys y Keri Russell son, sencillamente, inolvidables. Larga vida a los Jennings.

6. Bron / Broen, 4ª temporada (Hans Rosenfeldt, 2018 / AXN)

He aquí el tótem del llamado ‘Nordic Noir’ que en este 2018 también nos dijo adiós. Una serie que ha sabido readaptarse a la marcha de un actor tan carismático como Kim Bodnia sin perder ni un ápice de tensión. Su última temporada ha sido todo un acontecimiento en su país de origen y nos ha brindado la despedida de un personaje para la eternidad como la Saga Norén interpretada por Sophia Hellin. Tramas complejas que desplegaban un sinfín de argumentos que, finalmente, iban recogiéndose para formar un todo uniforme y sin fisuras; protagonistas en el alambre psicológico sometidos a dilemas éticos continuos y atosigados por unos antagonistas que les enfrentaban no solo a una cadena de homicidios sino a su propia realidad y una realización que combinaba con inusitado equilibrio el tono acerado de su fotografía con la incandescencia de un drama que amenazaba con reducirlo todo a cenizas. La secuencia en la que el último caso se resuelve es otra conquista formal de la ficción televisiva, en la que mirada y puesta en escena se unen para teorizar, sin cargar las tintas, sobre la violencia. Un adiós para el recuerdo.

7. Gigantes, 1ª temporada (Enrique Urbizu & Jorge Dorado, 2018 / Movistar Plus)

Más que hablar de Gigantes, escrita por Michel Gaztambide y Miguel Barros a partir de un argumento de Fernando Gancedo, la serie magistralmente tutelada por Enrique Urbizu, su inclusión en el top nos permite poner de relevancia el gran año que ha vivido la ficción española. Para quien esto firma, la historia de violencias heredadas de la familia Guerrero, seca y elíptica, es el mejor sorbo de una cosecha en la que las producciones de Movistar Plus, que arrancaron en 2017, han despegado y en la que las apuestas de la ficción generalista invitan a dibujar nuevos horizontes. La plataforma española arrancó el año con La Peste, que también podría estar en este top, y además presentó dos comedias tan importantes como Mira lo que has hecho y la segunda temporada de Vergüenza (no se pierdan el especial navideño), además de la notable Arde Madrid. En las cadenas tradicionales, Fariña demuestra que otro tipo de producciones son posibles y que la ruptura de estándares trasnochados es del todo necesaria. El paso de las cadenas generalistas a las plataformas ha servido para comprobar que un remontaje con duraciones más razonables puede convertir lo que para una cadena es un pequeño triunfo en un exitazo a nivel mundial (La casa de papel) o que el lifting que le ha hecho FOX a Vis a Vis la transforma en un objeto más punzante, más directo, más eficaz. Pero no son los únicos cambios registrados, también hay que apuntar que Netflix ha sabido dar con la fórmula para diseñar un pelotazo trasnacional como Élite o que la televisión pública tiene mimbres para facturar series convencionales, pero bien desarrolladas e interesantes temáticamente como La otra mirada.

8. Gomorra, 3ª temporada (Leonardo Fasoli, Stefano Bises, Ludovica Rampoldi & Givonni Bianconi, 2018 / Sky España)

Gomorra tiene la capacidad para reinventar en clave narrativa lo que, en la prosa de su creador, Roberto Saviano, era un ensayo. La tercera temporada mantiene las claves de las dos anteriores, pero es capaz de insuflar adrenalina a la narración rejuveneciendo la cúpula de los capos de la Camorra napolitana. No voy a tratar de ser original, Gomorra está aquí por todo esto: esta última entrega “será recordada como la de la fulgurante aparición de Enzo ‘Sangue Blu’ (Arturo Muselli). De un lado, la serie sigue fiel a sus códigos: su aproximación neorrealista a la urbe en toda su extensión, con esa visión panóptica de la ciudad (vemos toda Nápoles, la que ve el niño que vive en Secondigliano y la que ve el turista que baja del último crucero); la descripción detallada de la lógica que rige el comportamiento criminal; la música de Mokadelic que enrarece el ambiente; la institucionalización de la Camorra, que se impone como un elemento vertebrador de la sociedad con influencia a todos los niveles (político, empresarial, etc.); la narración asfixiante, repleta de vaivenes, dominada por la incertidumbre y la desconfianza que reinan en un mundo en el que el concepto esperanza de vida carece de sentido”. Una serie para sudar, nada de grasa, puro músculo.

9. The Good Fight, 2ª temporada (Michelle King, Robert King & Phil Alden Robinson, 2018 / Movistar Plus)

Junto con The Deuce y The Americans, otra de las teleseries ‘clásicas’ del año. Los King y el realizador Phil Alden Robinson (Pánico Nuclear) mantienen el nivel de una de las series más críticas con la norteamerica actual junto con Atlanta y Who is America? El ritmo endiablado que imponen los afilados diálogos, los giros de guion, el apego a la actualidad, el brillante uso de las partituras de David Buckley, el equilibrio coral, el magnífico diseño de personajes -es la serie con mejores secundarios ever- y la elegancia de una puesta en escena que apuesta por el orden y la simetría, hacen de The Good Fight el más fino -y complejo- alegato anti-Trump que hemos visto este año.

10. Succession, 1ª temporada (Jesse Armstrong, 2018 / HBO España)

Para el abajo firmante, Succession es, junto con Seven Seconds (Veena Sud, 2018 / Netflix), el sleeper de la temporada (o sea, esa serie buena que casi nadie ha visto y que en un futuro será reivindicada por las masas… ya les advierto que como adivino soy casi tan bueno como aquellos que invirtieron en el Laser Disc). Jesse Armstrong se marca una adaptación de El rey Lear en la que el monarca no termina por ceder el imperio mediático que posee a sus descendientes. Y es que Logan Roy (brutal Brian Cox) no es un anciano que confíe en sus hijos, sino más bien una versión resabiada de Gordon Gekko al que no frena ni un infarto cerebral ni los tejemanejes de sus vástagos. El choque entre el exquisito diseño de producción acorde con el ambiente en el que se mueven los personajes y la briosa cámara que ya desde el piloto impone Adam McKay desde la dirección, da cuenta de un mundo mucho menos estable de lo que la comodidad que otorga el dinero pretende hacernos ver. Succession viene a decirnos que el neoliberalismo es el feudalismo cotizando en bolsa.

Extra

Hay otras dos series que podrían estar aquí y que no figuran por distintos motivos. Una es The Little Drummer Girl que se estrenará en enero de 2019 y que ya les adelanto que estará en el top del año que viene (solo incluyo series estrenadas en España por cauces oficiales). La otra es Legion, la gran creación de Noah Hawley de la que soy entregado seguidor y que no he colocado en este top porque necesito analizarla más a fondo (no ha habido post este año sobre ella) y porque espero la que será su tercera y última temporada para valorar el conjunto de un planteamiento tan radical que adelanta cambios sustanciales en la manera de concebir la ficción serial televisiva.