Vince Vaughn como Andrew Yancy en 'Mono malo'

Vince Vaughn como Andrew Yancy en 'Mono malo'

En plan serie

‘Mono malo’: Vince Vaughn desencadenado

La nueva serie de Apple TV + gira en torno a un crimen que es tratado con ciertos tonos de comedia e ironía gracias a unos personajes frívolos. 

24 agosto, 2024 01:11

La última creación de Bill Lawrence, uno de los showurunners de la popular Ted Lasso, se inscribe en la tradición de la comedia policial. En esta adaptación de la novela homónima de Carl Hiaasen uno puede encontrar trazas de las tristemente malogradas Terriers (Tedd Griffin, 2010) o Stumptown (Greg Ruck, 2019), incluso de Hap & Leonard (Nick Damici & Jim Mickle, 2016-2018), aun siendo inferior a todas ellas.

Ambientada en Florida, principalmente en los Cayos y Miami, y sacándole partido a tan exótico escenario, Mono malo arranca con el hallazgo de un brazo amputado durante lo que prometía ser un plácido día de pesca.

El accidentado traslado de la pieza cobrada de la comisaría local a la morgue de la capital -nadie quiere hacerse cargo de un caso que huele a asesinato pero que se prefiere hacer pasar por ahogamiento para aligerar la carga de trabajo y no estropear las estadísticas del turismo- estará a cargo de Andrew Yancy, un detective relegado al cargo de inspector de restaurantes.

Andrew Yancy es Vince Vaughn, a su vez productor ejecutivo del último estreno de Apple TV +. Y eso es mucho. En este caso, casi todo. Desde su atalaya de casi dos metros, Vaughn impone. Su físico, sin necesidad de recurrir a la hipertrofia muscular de otros cincuentones que buscan recuperar su juventud tirando de anabolizantes, le ha servido para tomar parte en películas que han reinventado el thriller de acción como Brawl in Cell Block 99 y Dragged Across The Concrete, ambas de S. Craig Zahler.

Ahora bien, sus perfiles anatómicos, lejos de encasillarlo, no han sido impedimento para que brille en otros géneros, en especial la comedia, como ha demostrado con su presencia regular en El show de Larry David o trabajando a las órdenes de directores como Adam McKay o Todd Phillips.

Si a Vaughn se le da tan bien el género es por su facilidad para disparar frases como una ametralladora sin seguro. Su verborrea incontinente es uno de los grandes alicientes de Mono malo.

Para que Andrew Yancy no hable hay que anestesiarlo. Su lengua se mueve como una culebra epiléptica, no importa si las situaciones son banales o delicadas, él siempre tiene una réplica a mano o una observación impertinente que hacer. Ni que decir tiene que su don para el monólogo conversacional le mete en tantos problemas como le sirve para salir de ellos. Cuando aparece citada Entre pillos anda el juego (John Landis, 1983) uno se lo toma como una declaración de intenciones.

Los guionistas, muy conscientes del material que manejan y sabedores de que el personaje puede resultar cargante para la audiencia, bromean a su costa, bien metiéndole en situaciones embarazosas, como la pérdida de su coche y su sustitución por una bicicleta, bien recurriendo a muletillas hirientes del tipo: "no eres muy bueno con el silencio"

El tono descreído es lo que mantiene Mono malo en pie, por lo demás un procedimental vodevilesco alargado hasta alcanzar unos excesivos diez episodios, enésimo ejemplo de que demasiadas veces las series se estiran más que la investidura del Parlament de Catalunya.

Personajes entre patéticos y frívolos

Ese tono procede, en primer lugar, del diseño de los personajes, empezando por el propio Yancy, un tipo gracioso pero irascible, perspicaz pero adicto a las malas decisiones y con un espíritu reñido con la reflexión. Y sigue con sus antagonistas, una pareja de criminales que parece extraída de una película de los hermanos Coen (Arizona Baby, Fargo), audaces, torpes y desconocedores del as en la manga que el destino siempre se guarda para ganarte la mano decisiva.

Esto se puede hacer extensivo a los secundarios, como es el caso de Bonnie Witt, con una espléndida Michelle Monaghan haciendo de carismática femme fatale, una mujer que la voice over que conduce la serie describe del siguiente modo: "I've never seen a bad decision in an orange dress" (nunca he visto una mala decisión en un vestido naranja). 

Michelle Monaghan como Bonnie Witt en 'Mono malo'

Michelle Monaghan como Bonnie Witt en 'Mono malo'

Será, precisamente, la voz del Capitán Fitzpatrick (Tom Nowicki), un veterano pescador que tiene un rol en apariencia marginal dentro de la función, la que nos guíe por los pasillos de esta laberíntica historia, remitiendo a los clásicos del género al tiempo que les quita capas de importancia con sus apuntes entre socarrones e irónicos.      

Pese a su puesta en escena anodina y su innecesario alargamiento, será esa voice over la que, además de dotar de consistencia al relato, le confiera cierta distinción y lo aparte de propuestas más convencionales.

En el piloto ya insta al espectador a que sea paciente cuando la historia se bifurca para hablarnos de las andanzas de Neville Stafford (Ronald Peet), un joven que vive en una humilde cabaña frente al mar que será pasto de la especulación inmobiliaria, trama a la postre conectada con el nudo argumental principal.

El Capitán Fitzpatrick no solo guía al espectador, sino que le proporciona determinadas instrucciones para entender la mecánica del relato y le ofrece constantes notas al pie sobre lo que está viendo. Todo ello se observa claramente en el quinto episodio, un flashback que aporta puntos de vista inéditos hasta ese momento y que nos explica por qué hemos llegado donde hemos llegado. 

Mono malo es una serie coral, si bien se sustenta sobre tres personajes esenciales, los citados Yancy y Neville Stafford y Dragon Queen (Jodie Turner-Smith), una sacerdotisa que vive con su abuela y que ha consagrado su vida a practicar el oscuro arte del Obeah, una especie de vudú, y a la que Neville recurre para solventar sus problemas de vivienda y para saciar sus ansias de venganza.

Su magnética presencia se revela fundamental en lo dramático, pues funciona como pretexto para accionar los mecanismos del azar, para otorgar el certificado de trazabilidad a los frutos de la coincidencia, tal y como sucede al final del segundo episodio. No es más que un ardid de guion para que las cosas sucedan según convienen, pero uno no puede dejar de reconocer que el truco, además de dar el pego, está utilizado con gracia.

Vince Vaughn como Andrew Yancy y Natalie Martínez como Rosa Campesino en 'Mono malo'

Vince Vaughn como Andrew Yancy y Natalie Martínez como Rosa Campesino en 'Mono malo'

Así pues, en Mono malo encontrarán tramas rocambolescas, personajes patéticos y una química bombástica entre Vince Vaughn y Natalie Martinez, que interpreta a la forense Rosa Campesino, una Watson latina cuyo atractivo podría paralizar el tráfico marítimo de todo el Caribe.

No faltan ni el humor negro – Rosa enfundándose el top de la última 'visitante' de la morgue-, ni las corruptelas que van de la mala praxis policial a la estafa médica pasando por el acoso inmobiliario. Todo es, en general, bastante divertido, principalmente porque los diálogos han sido pulidos para que suenen con naturalidad pese a su evidente elaboración y porque el reparto sabe adaptarse al tono tan particular que exige el show. A mí me vale, ¿y a ustedes?.

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