A principios de este año se anunció que Craig Mazin iba a pilotar la adaptación de The Last of Us para HBO, y que la serie contaría con talentos del estudio en destacados papeles como productores, incluyendo al director creativo de los juegos, Neil Druckmann, así como a su compositor principal, el argentino Gustavo Santaolalla. El anuncio fue un golpe en la mesa y un cambio de paradigma. Los videojuegos llevan siendo adaptados al cine desde los noventa, pero en la práctica totalidad de los casos los resultados han sido de una pobreza alarmante. Conforme el medio ha ido creciendo, las empresas de videojuegos han empezado a ser más cautelosas a la hora de vender sus derechos, optando en muchos casos por proteger la integridad de sus marcas antes que recibir un cheque y verlas arrastrarse por el fango en producciones descuidadas a cargo de necrófagos de la industria audiovisual. Es importante recalcar que el anuncio de adaptaciones a diestro y siniestro no es algo nuevo. En la última década se han anunciado decenas de proyectos que luego han quedado en nada, como la supuesta película de Metal Gear Solid a cargo de Jordan Vogt-Roberts (Kong: Skull Island), Deus Ex o incluso Mass Effect. Todos tenían mucho potencial, y había un interés sincero por las productoras que se habían hecho con los derechos, pero la compleja realidad de la industria del cine, la falta de buenos referentes y los abultados presupuestos que necesitarían siempre han jugado en su contra.
¿Por qué ahora son las cosas diferentes? Una pléyade de factores invitan al optimismo. Los videojuegos han avanzado tanto en los últimos quince años, se han convertido en productos tan gigantescos, que sus procesos de producción ya se asemejan en muchos aspectos a la producción audiovisual. Al mismo tiempo, tanto actores como productores cuentan con un bagaje cultural importante. La gente que hace películas hoy en día ha crecido jugando a videojuegos. No es un fenómeno que observen desde fuera, sin comprenderlo. Y esta gente tiene mucho talento. Otra de las razones, y quizá la más importante, es la preponderancia del formato televisivo, y su consagración como medio cultural de renombre. Desde un punto de vista de mera extensión formal, los videojuegos tienen más en común con las series que con las películas, y es ahí donde pueden encontrar el espacio que necesitan para introducir su elaborado composición de mundos y su amplio espectro de personajes. ¿Quiere decir esto que van a dejar de hacerse películas basadas en videojuegos? No, ni mucho menos. En estos momentos se está rodando la película de Uncharted protagonizada por Tom Holland, la secuela de Tomb Raider con Alicia Vikander y Ben Whitley de director, y la producción avanza en la animación de Super Mario a cargo de Illumination Studios. Al mismo tiempo Craig Mazin también está escribiendo la adaptación de Borderlands, que parece haber asegurado a Cate Blanchett para el papel de Lilith. El éxito moderado de Sonic y Detective Pikachu sigue dejando una ventana abierta para los proyectos más calculados, pero en las series de televisión donde realmente se puede dar el salto de calidad que les ha estado eludiendo en el cine.
A continuación voy a enumerar las series de televisión que se están planificando y que tienen los mejores visos de llegar a buen puerto, teniendo en cuenta la calidad del material que se va a adaptar y al talento detrás de estos proyectos. Las series están en estadios de desarrollo muy distintos, y siempre es posible que acaben fracasando antes de materializarse, pero si la pandemia no complica las cosas demasiado en los próximos meses muchas de ellas deberían hacerse realidad más pronto que tarde.
1. The Last of Us
Es el principal caballo de batalla y donde descansan todas las miradas de la industria y todas las esperanzas, tanto de productores ávidos de poder contar nuevas historias como de millones de seguidores de la franquicia de videojuegos que ven el tremendo potencial que tendría y que lamentan que el mando sea una barrera insalvable para tantos. El tono que Craig Mazin y el director Johan Renck imprimieron a Chernobyl nos ofrece garantías a la hora de abordar la atmósfera opresiva de la que hace gala el juego. En principio la serie narrará los hechos de la primera parte y algunos de la segunda, muy discutida por las arriesgadas decisiones que tomaron los guionistas. Gran parte del éxito o fracaso de la serie dependerá de la elección del reparto principal, Joel y Ellie.
2. Fallout
La saga de juegos postapocalípticos de Bethesda no pasa en estos momentos por su mejor momento, pero los de Maryland han confiado en el matrimonio formado por Jonathan Nolan y Lisa Joy para llevar la incursión de la franquicia en la televisión a buen puerto. Es el segundo proyecto en el que van a trabajar para Amazon, que supuestamente les va a pagar 150 millones de dólares en cinco años para desarrollar series para ellos, siendo el primero una adaptación de la novela de William Gibson The Peripheral. Los dos son muy conocidos por Westworld, una serie donde ya se demuestra el extenso conocimiento que poseen sobre diseño de videojuegos y las particularidades narrativas del medio. Todd Howard, de Bethesda Game Studios, es uno de los productores. Fallout presenta un mundo arrasado por la guerra nuclear con una fuerte influencia de la Americana de los años 50. Es un lienzo donde presentar todo tipo de historias más que unos personajes o una trama concreta, pero tiene muchísimo potencial para tramas con un retorcido sentido del humor y una compleja exploración de los impulsos destructivos del hombre.
3. Disco Elysium
Los productores de la película de Sonic se han hecho con los derechos de adaptación de esta rocambolesca maravilla del estudio estonio Za/um. Aquí no hay ni canal de distribución todavía, por lo que es probable que se una a la montaña de proyectos en infierno de desarrollo si la cosa no avanza de manera decisiva en los próximos meses. A pesar de sus méritos, el juego no deja de ser un producto de nicho, prácticamente desconocido para el gran público, por lo que no cuenta con ese apoyo fundamental para impulsarlo. Pero el material original es de tanta calidad, tan estimulante y original, que tiene el potencial de convertirse en una serie de detectives que cree escuela en televisión. Y a pesar de desarrollarse en un mundo fantástico, se parece tanto al nuestro que el presupuesto se puede mantener controlado. Solo se necesita una ciudad postcomunista para encarnar la trágica Revachol.
4. Final Fantasy XIV
La adaptación del juego de rol multijugador está siendo impulsada por Sony Pictures Television y Hivemind, la productora detrás de The Witcher y también la space opera The Expanse. El juego ya funciona como una serie de televisión donde cada expansión hace las veces de nueva temporada. Tras Shadowbringers, Final Fantasy XIV se ha coronado como el mejor juego de la longeva franquicia, y que los productores hayan sido capaces de reconocer este hecho sobre otros episodios que suelen estar más en el candelero es un buen augurio en sí mismo. El principal problema al que se van a enfrentar es el enorme presupuesto que se antoja para trasladar con fidelidad el fantástico continente de Eorzea, con ciudades icónicas como Limsa Lominsa o Ul’Dah y su maravillosa arquitectura. Es una serie donde abundan los exteriores, los barcos voladores, todo tipo de criaturas fantásticas y enormes máquinas de guerra y ejércitos imperiales. Habrá que esperar a ver si Netflix o Amazon se animan a poner cien millones de dólares sobre la mesa para echar a andar, pero pocos proyectos personalmente me provocan más entusiasmo que este. Es la fantasía japonesa en su máximo esplendor, con una narrativa tan compleja y ambiciosa como Juego de Tronos, pero sustituyendo el nihilismo y la violencia por un sobrecogimiento que eleva el espíritu.
5. Halo
La adaptación del buque insignia de Microsoft se anunció en 2013 para Showtime, y pasó años languideciendo a pesar del incondicional apoyo de Steven Spielberg. En los últimos tiempos, y tras numerosos cambios de productores, las cosas se han acelerado y el rodaje supuestamente comenzó el año pasado con un presupuesto holgado. Se supone que debería estrenarse en 2021, pero no hay una confirmación oficial al respecto. En los últimos tiempos la saga ha estado en el disparadero por la decepción que supuso la presentación del gameplay del último capítulo de la saga, Halo Infinite. Después de cinco años de producción y un presupuesto que se rumorea en el ámbito de los 500 millones dólares, el juego ofreció un acabado pobre, lo que motivó un retraso que le va a impedir hacer de punta de lanza para la nueva consola de Microsoft, la Xbox Series X. Desde luego la franquicia necesita una inyección urgente de buenas noticias, y esta serie podría dárselas, pero tiene muchas cosas en contra, empezando por la premisa. Halo es un juego de disparos sobre marines espaciales con un trasfondo y una estética interesantes, pero que presta todas sus ideas de autores de ciencia ficción más reconocidos. Habrá que ver si tantos años en el horno ha permitido a sus responsables encontrar la fórmula adecuada, pero más vale ser prudentes con esta serie.
6. Vampyr
El juego de Dontnod Entertainment sobre un médico convertido en vampiro durante la epidemia de gripe española en un Londres oscuro y decadente tenía muchísimo potencial, pero un presupuesto insuficiente les impidió redondear la historia como se merecía. La adaptación se anunció hace dos años bajo la batuta de McG (Terminator Salvation), pero no se ha sabido nada desde entonces. Firme candidato a quedarse eternamente en limbo, pero sería una sorpresa agradable que consiguiera salir adelante. Quizá el éxito de las series que le preceden pueda animar a posibles inversores.
7. Cyberpunk Edgerunners
El último título es una serie de animación japonesa basada en un videojuego polaco que a su vez es la adaptación de un juego de rol de mesa de un autor americano, Mike Pondsmith. Se anunció este mismo verano y no saldría hasta 2022, pero Netflix ya se ha hecho con los derechos de emisión. El servicio de streaming está financiando varias series de anime basadas en videojuegos de un perfil mucho más bajo que ni siquiera están ya en el candelero, pero han encontrado un éxito moderado con Castlevania y Dragon’s Dogma, adaptación de un juego de Capcom de 2012 que no encontró el éxito comercial que se merecía y que se estrena en un par de semanas. Está claro que la animación es mucho menos arriesgada y costosa que una serie de acción real, por lo que es más fácil que obtengan la aprobación de estos servicios en permanente búsqueda de contenido, pero no es óbice para pasarla por alto. Cuanto menos Edgerunners reflejará el recorrido multicultural de la franquicia y su ambición transmedia, lo que nos puede deparar un resultado decente.