El rostro de un joven Harrison Ford, recreado al milímetro en el videojuego 'Indiana Jones and the Great Circle'

El rostro de un joven Harrison Ford, recreado al milímetro en el videojuego 'Indiana Jones and the Great Circle'

Homo Ludens

El mejor videojuego de Indiana Jones toma el relevo de las películas con Harrison Ford eternamente joven

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Indiana Jones es un referente cinematográfico que no necesita ningún tipo de introducción. La franquicia tuvo su momento de gloria en los años 80, pero las dos entregas postreras, aunque controvertidas, reúnen suficientes méritos como para terminar de perfilar uno de los héroes más icónicos que nos ha deparado el Hollywood moderno.

Lo que quizá no es tan conocido es el rol que jugó en el desarrollo primigenio de los videojuegos por obra y gracia del propio George Lucas, que con su estudio LucasArts creó el caldo de cultivo perfecto en su rancho Skywalker para algunas de las aventuras gráficas más memorables de todos los tiempos. Indiana Jones and the Last Crusade (1989) ocupa un lugar destacado en mi memoria al ser uno de los primeros videojuegos con los que empecé a descubrir las posibilidades del medio (de niño nunca conseguí pasar del castillo austriaco donde tenías que rescatar a Jones Sr. y no fue hasta el año pasado cuando lo pude completar).

Sin embargo, fue Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992) el que realmente ejerció una fascinación duradera en mi infancia. El juego contaba una historia completamente original tan trepidante que durante años imploré en secreto a Spielberg y Lucas que la usaran como base para la largamente esperada cuarta película. Estoy convencido de que la recepción crítica habría sido mucho mejor si me hubieran hecho caso, pero el juego ha envejecido con cierta solera y sigue siendo un portento, tanto narrativo como en diseño no lineal y en sus puzles, a pesar de lo enrevesados que son algunos.

LucasArts siguió produciendo títulos sobre el personaje virando hacia la acción y con resultados mucho más mediocres. Ninguno llegó siquiera a asomarse a las cotas de Fate of Atlantis. Después de tantos años en barbecho, ¿puede MachineGames devolver al arqueólogo a la calidad de antaño?

En 1937, un año después de su aventura con el Arca de la Alianza, Indiana Jones es asaltado en las dependencias de Marshall College por un gigante de dos metros que roba un artefacto de su colección. Sin pensárselo dos veces, el arqueólogo le sigue la pista hasta un Vaticano controlado por los Camisas Negras de Mussolini, donde descubre que su atacante es miembro de una antigua orden de Nephilim que lleva al servicio de la Iglesia desde su fundación, pero cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos.

Cuando los nazis entran en escena, queda patente que el Reich está rastreando artefactos de civilizaciones antiguas que se alinean en un círculo perfecto a lo largo y ancho del planeta con nefarios propósitos. Los caminos de Jones se cruzan con los de de Gina, una periodista italiana que está buscando a su hermana, una de las mayores expertas mundiales en lenguas ancestrales y defensora de la teoría de la lengua adánica, el primer idioma de la humanidad. Juntos se enfrentan al poderío nazi en una carrera contra el tiempo para descubrir los secretos que los Nephilim llevan milenios ocultando a la humanidad.

MachineGames es conocido por su pedigrí en shooters y sus notables Wolfenstein: The New Order (2014) y Wolfenstein: The New Colossus (2017), y aunque aquí han mantenido la perspectiva en primera persona, han desechado casi por completo las mecánicas de disparos. Sigue habiendo armas, pero su eficacia es tan limitada que el juego claramente señala al boxeo y el sigilo como opciones más funcionales, alineándose con la esencia del personaje.

Una imagen de 'Indiana Jones and The Great Circle'

Una imagen de 'Indiana Jones and The Great Circle'

La decisión más inspirada de los desarrolladores, en un mundo donde Tomb Raider y Uncharted han llevado el testigo del arqueólogo durante décadas, es renunciar desde el principio a ser un pobre facsímil de esas franquicias, optando por emular en cambio a los simuladores inmersivos como Deus Ex y Dishonored. El resultado son niveles extremadamente amplios y complejos que incentivan la exploración libre y recompensan la curiosidad del jugador.

Es un ritmo de juego mucho más pausado, más metódico y reflexivo que casa bien con el espíritu inquisitivo del Jones más académico. Entre medias, cuando la situación lo requiere, se intercalan secuencias de acción más espectaculares, lineales y trepidantes que hacen maravillas para evitar que el ritmo decaiga demasiado, apuntalando la narrativa y los aspectos más emocionales de la aventura.

Una imagen de 'Indiana Jones and The Great Circle'

Una imagen de 'Indiana Jones and The Great Circle'

El gran problema de The Great Circle es que enseña sus mejores cartas demasiado pronto. El Vaticano es con diferencia el mejor escenario del juego. Desde su entrada por Castel Sant’Angelo, el Palacio Apostólico, los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina o las catacumbas bajo el suelo. Todos los enclaves están conectados a diferentes alturas en un diseño laberíntico recreado con todo lujo de detalles.

Niveles posteriores como Giza o Sukhothai, aunque guardan sus propias especifidades, son mucho más áridos, con menos posibilidades y en definitiva menos interesantes. Tampoco ayuda la decisión de plagar estos mapas con docenas de coleccionables que destruyen cualquier pretensión de ritmo y nos conminan a progresar en la historia para no desfallecer, creando disyuntivas que no deberían tener lugar.

Una imagen de 'Indiana Jones and The Great Circle'

Una imagen de 'Indiana Jones and The Great Circle'

Al margen de esto, el juego merece un aplauso sincero por sus magníficas interpretaciones (Troy Baker consigue emular a Harrison Ford de manera tan convincente que el propio actor se lo reconoció en la pasada gala de los Game Awards), su intrigante hilo narrativo, los esfuerzos por profundizar en la psicología de su protagonista, el diálogo que mantiene con las películas, la recreación de sus localizaciones, sus puzles más inspirados y esos momentos donde el diseño de niveles se atreve a pegar un puñetazo sobre la mesa.

Es sin duda el mejor juego de Indiana Jones en 32 años, desde Fate of Atlantis, y eclipsa sin esfuerzo a todas las aventuras que fueron saliendo en el ínterin. Con la franquicia absolutamente clausurada en el cine por la edad avanzada de Harrison Ford y el fracaso comercial de su última aventura (la injustamente vilipendiada Dial of Destiny), ojalá los videojuegos consigan tomar el relevo de las películas como principal avenida para preservar la memoria del icónico personaje para las futuras generaciones. Si algo pueden conseguir, precisamente, es congelar el tiempo para que nuestros héroes de juventud brillen en todo su apogeo por siempre jamás.

Indiana Jones and The Great Circle

Estudio: MachineGames

Editora: Bethesda Softworks

País: Suecia

Director creativo: Jerk Gustafsson

Plataformas: Xbox Series, PC